jueves, 5 de marzo de 2009

Gran Torino


El señor Kowalski (Clint Eastwood) acaba de enviudar y debe seguir viviendo en un vecindario cada vez más problemático. Todo se complica cuando intentan robarle su posesión más preciada, su Ford Gran Torino de 1972.



A pesar de lo que pueda parecer si nos fijamos en el cartel y el tráiler de la película, Gran Torino no es un film de acción ni de vengadores callejeros. Es un magnífico drama sobre personas desarraigadas que intentan encontrar su lugar en el mundo.

Por un lado tenemos al eterno personaje de Clint Eastwood: solitario, duro, de mal carácter, que casi no se habla con sus hijos y con cierta tendencia a las armas de fuego. Por el otro lado tenemos a sus vecinos coreanos que siguen manteniendo sus costumbres y modo de vida.


Ambos mundos colisionarán inevitablemente. No sólo se mezclarán dos culturas sino que también dos generaciones bastante alejadas aprenderán a valorarse y respetarse mutuamente. El mensaje del film es positivo, ambos aprenderán a respetarse y valorarán lo positivo de la otra cultura. Esta es la parte del film que, a mi entender, mejor funciona. El film se convierte en una fábula sobre la convivencia en las sociedades actuales, donde se mezclan personas de muy diversas étnias y edades, abogando claramente por el entendimiento y la comprensión. Dicho así, la peli puede parecer cursi o blandita, nada de eso, Clint sabe introducir sabiamente su toque violento.
La parte violenta me resultó quizás un poco forzada, Clint tiene casi 80 años y verlo enfrentándose a jóvenes pandilleros (como si de un Harry el sucio jubilado se tratara) me pareció un poco fuera de lugar. Aún así las escenas transmiten mucha tensión y están muy bien resueltas.

Las dos partes del film conviven bastante bien. El guión avanza a buen ritmo y Eastwood rueda de forma sencilla (la mejor para este tipo de historias) a la vez que precisa, dando prioridad a los personajes y sus conflictos. Tiene escenas memorables (la barbería, la cocina) y momentos divertidos a cargo del choque de culturas y el impagable dúo formado por el abuelo cascarrabias y el joven coreano. Me recordó bastante a Million Dollar Baby en cuanto a la empatía que llegas a sentir con los personajes. Algo nada fácil, que sólo unos pocos directores saben hacer hoy día.


Sin haber sido nunca un gran actor (seamos serios, nunca ha tenido muchos registros) Eastwood ha sido siempre consciente de sus limitaciones y es de los pocos actores que han sabido envejecer dignamente. Dice que ésta es su última aparición ante la cámara. Yo le echaré de menos.
En su interpretación no faltan los guiños propios de sus personajes: esa cara de duro, ese tick de cabreo, ese escupitajo al suelo, etc. Todo un epitafio interpretativo.
Con una historia así, otros hubieran hecho un simple film de acción, pero Eastwood nos da un film espléndido sobre el respeto y la convivencia.

Grande.

8

1 comentario:

Unknown dijo...

Una gran pelicula. Eastwood se despide a lo grande, como en one million baby pone de relevancia la importancia del padre en la vida del ser humano, esa figura esencial que nos ancla a nuestra propia historia. No es gratuito que elija como heredero a un coreano pues de allí surge el mejor cine actual.