jueves, 28 de enero de 2010

Un tipo serio (A serious man)


El particular universo de los hermanos Coen (Quemar después de leer, No es país para viejos) se sigue expandiendo sin rumbo fijo aparente. Esta vez nos presentan la historia de un profesor de matemáticas judío que ve cómo su vida se va a pique sin que él pueda hacer nada por impedirlo.


Los Coen nos entregan otro estupendo guión lleno de momentos sublimes enmarcados dentro de la más ridícula cotidianeidad (el tío Arthur, la escena del tejado, Marshak, los dientes del gentil). Como viene siendo habitual, la planificación del guión y la dirección de actores son los puntos fuertes de la película. Igualmente las ganas de huir de lo previsible siguen estando presentes en su nuevo film. El espectador asiste atónito a las sucesivas vueltas de tuerca a las que el guión somete al impotente protagonista, siempre esperando que tome la iniciativa o provoque un desenlace que no acaba de llegar.

Ya desde el magnífico prólogo, los Coen dejan claro que hacen lo que quieren, impregnando toda la película de su fino sentido del humor. Un humor sutil y casi imperceptible que tiñe de excentricidad los momentos más vulgares. Porque los personajes de la peli son de los más anodino que se ha visto en una pantalla. El hecho de que los protagonistas sean judíos y casi sólo se relacionen con judíos hace que sus asfixiantes costumbres acaben por parecernos cómicas. No sé si los Coen han decidido reírse del judaísmo o hacer un esperpento de sus costumbres pero el resultado ha sido bastante curioso, como poco.

Los Coen usan un afilado bisturí para diseccionar la vida de los judíos en los años sesenta en Estados Unidos, un opresivo ambiente que quizás conocen muy bien. El sufrido protagonista sigue los principios de la fe hebrea y confía en que la vida le vaya bien, pero cuando todo empieza a desmoronarse, ni su fe ni sus principios parecen darle ninguna solución. El sometimiento del individuo a los designios de un Dios todopoderoso no parece tener ya ningún sentido. El mundo gira pero él sigue inmóvil. Sus contradicciones y sus indecisiones hacen que se hunda sin remedio. Tendrá a su alcance formas de salir a flote pero se verá totalmente incapacitado, está atrapado en unas costumbres demasiado arcaicas que anulan al individuo.

Remarcar la estupenda labor de todos los actores, logrando transmitir tal sensacion de aburrimiento vital que no parece que estén actuando. Yo destacaría a los estupendos Michael Stuhlbarg, Richard Kind y la inquietante presencia de Amy Landecker. Tambien es de agradecer el hábil uso que los Coen hacen de la gran canción de Jefferson Airplane "Somebody to love", quizás la única clave para entender todo el film.

Quizás no sea una película destinada a atraer al gran público, no es una comedia al uso, no provoca carcajadas ni nada parecido. Yo la recomendaría sólo para los incondicionales de los protagonistas torpes y las situaciones ridículas propias de los Coen. Dichos incondicionales la disfrutarán de lo lindo. El resto no le verán la gracia y se quedarán con un palmo de narices. Mola.

7,5



5 comentarios:

redna dijo...

Creo que es una joya. Se acerca a lo mejor del año. Espero que no falte en los oscars.

Saludos

Peter Allman dijo...

para ser sincero, a mi me desconcerto mucho, cuando sali del cine, no se si vi la mejor película de mi vida o el peor tostonazo. Paso un poco el tiempo y te vas acordando de esos guiños de la marca Coen, que hace pasar las mil y una delicias. Muy buena película.

Un saludo.

Dr. Quatermass dijo...

¡Si señor!

Pequeña maravilla donde las haya, me alegra ver que no estoy solo, porque mira que esta recibiendo palos esta pelicula que a mi me ha encantado.

Saludos!

Angel "Verbal" Kint dijo...

Magnífica película esta de los Coen...una maravilla y me alegra ver que somos unos cuantos que la apreciamos

Anónimo dijo...

le daré otra oportunidad a los Cohen..
no me gusto No es país para viejos..
sus primeros films son muy notables..
un saludo