sábado, 1 de octubre de 2011

La delgada línea roja (The thin red line, 1998)


¿A qué se dedicó Terrence Malick durante los 20 años que separan Días del cielo de La delgada línea roja? ¿Por qué tardó tanto en volver a dirigir? Ni idea, dice wikipedia que se dedicó a dar clases de filosofía en alguna universidad. Eso explicaría muchas cosas de la evolución de su cine posterior. Es evidente que con La delgada línea roja Malick da un giro irreversible hacia el panteísmo. A partir de aquí sus películas serán cada vez menos narrativas y más contemplativas.

La delgada línea roja fue el retorno de Malick al cine tras 20 años de ausencia, en estos 20 años sus dos primeras películas (Malas tierras y la citada Días del cielo) se habían convertido en clásicos y Malick era considerado como un autor de culto. Su regreso estuvo precedido por una enorme expectación y casi todos los actores de Hollywood se peleaban por entrar dentro del reparto aunque fuera en un pequeño papel.


No se puede decir que La delgada línea roja sea una mala película (tampoco se puede decir de El árbol de la vida) pero sí se puede decir que Malick peca por primera vez de pretencioso y nos ofrece una película que pretende ser la película definitiva sobre la guerra. Ahí es nada. Malick adapta libremente la novela “The Thin Red Line” de James R. Jones (autor también de la novela en la que se basó De aquí a la eternidad) y crea su propio género cinematográfico, el cine filosófico-bélico-panteísta.
Malick pretende plasmar los deseos y los miedos de los soldados y el absurdo de las guerras humanas. A los pájaros, a los árboles, a la hierba, no le interesan las disputas humanas, no son nada para ellos. La naturaleza es sabia y no provoca guerras ni se deja influenciar por ellas. Pero el hombre, en su infinita soberbia, se cree el amo del mundo y lo destruye todo a su paso. En La delgada línea roja asistimos a esta confrontación entre el hombre y la naturaleza. Una vez más en el cine de Malick, la naturaleza es sinónimo de bondad, mientras la sociedad humana es sinónimo de maldad. Pero, si la naturaleza es buena y el hombre forma parte de ella ¿de dónde viene la maldad? ¿Es intrínseca al ser humano? Si Dios/la naturaleza es bueno ¿cómo pudo crear la maldad o permitir que exista?

El film inicia con un cocodrilo adentrándose en un río ¿una parábola de la intrusión del ser humano en la naturaleza? En las pelis de Malick siempre hay un río, sinónimo de vida, hacia el que huyen los protagonistas humanos. Luego asistimos a un barco de guerra que se adentra en una paradisíaca playa destrozando su paz. En otro momento del film un aborigen pasa junto a un grupo de soldados como si la guerra no fuera con él, totalmente ausente. Los que viven en armonía con la naturaleza (con Dios) no se ven afectados por la guerra. Los lagartos, los monos, las serpientes o los murciélagos observan a los soldados como si no comprendieran nada. Malick no ahorra bellos planos de animales o árboles que parecen estar totalmente al margen de esa locura que el ser humano ha llevado a su isla.
Dentro del grupo de soldados, veremos todo un crisol de motivaciones, miedos y formas de afrontar la muerte. Yo destacaría el enfrentamiento entre el personaje de Elias Koteas (preocupado por salvar a los hombres bajo su mando) y el personaje de Nick Nolte (más preocupado por lograr el objetivo cueste lo que cueste y quedar bien con el alto mando). Las escenas entre ellos son realmente tensas y emotivas, ambos quieren lo mismo pero no están dispuestos a pagar el mismo precio. También hay que mencionar a Sean Penn (que está soberbio), Jim Caviezel, John Cussack, Ben Chaplin y Woddy Harrelson (todos excelentes).


Con un reparto coral de lujo y varias voces en off , Malick pretende mostrarnos las diferentes maneras de afrontar la vida y la muerte en un paradisíaco entorno. Un intento muy loable que merece todo nuestro respeto, sobre todo si está rodado de forma tan maestra como lo está esta película. Todo el apartado técnico es tan sobresaliente como siempre en la filmografía de este director. La fotografía de John Toll es fascinante así como la partitura de Hans Zimmer. Las escenas de los soldados avanzando entre la hierba hacia un enemigo invisible son de una intensidad enorme, así como la toma de las posiciones enemigas está rodada de forma magistral. Igualmente los insertos de recuerdos en mitad de las batallas no hacen sino transmitirnos la angustia de los protagonistas y su miedo a no volver jamás a sus casas ni a volver a ver a sus seres queridos, algo que no suele mostrarse en el cine bélico.

Pero, en mi opinión, el film dura demasiado y se hace algo pesado. A pesar de contener algunas de las mejores escenas de batalla de la historia y del estupendo reparto. Nada puede evitar que este filosófico zeppelín se estrelle contra el suelo pasadas las dos horas. No importa lo bellas que sean las imágenes o lo transcendentes que se pongan las voces en off, falla el ritmo y el film acaba aburriendo. Una pena. Es que 163 minutos son demasiados. Podría haber sido peor. Se dice que el primer montaje duraba 6 horas y circula una copia con bastante más metraje del estrenado.
El mismo año Spielberg estrenó Salvar al soldado Ryan, las comparaciones son odiosas y en este caso creo que no proceden. Ambas son grandes películas que tratan sobre la Segunda guerra mundial pero sus objetivos son totalmente distintos. Malick bucea en el alma humana mientras Spielberg nos entrega un grandísimo entretenimiento.

P.D.: Por cierto, ¿de dónde viene el título del film? En la peli no se hace referencia a ninguna línea roja, pero en la novela se aclara que hace mención a la pequeña cantidad de casacas rojas (soldados del imperio británico) que defendían una posición.


5 comentarios:

ÁNGEL dijo...

Me ha gustado el texto de la entrada con el que estoy casi en todo de acuerdo. No obstante, no creo que la peli sea aburrida ni pesada (a no ser que uno la vea con prisa). Para mí es la mejor de Malick, con una manera muy particular (y peculiar) de encarar en hecho bélico. El título a mi entender tiene un sentido metafórico más amplio, más allá de que literalmente remita a esas casacas rojas de las que hablas. Es la finísima línea que separa en el mundo el bien y el mal. Un da un pasito... y zas, ya está luchando contra esa misma naturaleza de la que forma parte.

Por cierto, no sé si leísta la crítica que dejé sobre El árbol de la vida:
http://www.rockthebestmusic.com/2011/09/malick-el-arbol-de-la-vida-tree-of-life.html

Saludos.

José Fernández dijo...

A mi esta película me alejo de Malick durante mucho tiempo. Era lo primero que veía de él y me pareció un soberano coñazo. Luego ví Malas Tierras y la cosa mejoro.

Anecdota chorra sobre La Delgada etc.: La fui a ver en la semana que la estrenaron, y claro, mucha gente fue a ciegas sin saber que se iba a encontrar. Y no solo eso, también iba gente a la que ni le interesaba el cine, pero era un acontecimiento al que había que acudir para ser "alguien". Y a mí me toco delante de un tío que se paso todo el comienzo de la pelicula hablando con la persona que lo acompañaba. Hasta que llego la escena de la granada y Woody Harrelson, en la que de repente el tipo grita a un volumen al que lo oye todo el cine: "Pero sueltala!!". Grandes risas, claro.

Anónimo dijo...

A mí me gustó más la segunda vez que la vi, aún así me ha aburrido algo. Lo mismo me ocurre con el árbol de la vida, son grandes películas pero demasiado largas. Opino que Malick se reitera demasiado en sus obsesiones (la divinidad, los ríos, el alma, la muerte, etc) es un genio y con él no vale eso de menos es más.

Dr. Quatermass dijo...

Que grande eres repasando la filmog. de Malick pese a la "rajada" de la última. Yo debo confesar que cuando "vi" ésta en el cine no pude evitar una sobada de las que hacen época y desde entonces que la tengo presente en mis oraciones para revisar.

Möbius el Crononauta dijo...

Cuando la vi me gustó, en aquellos días, pero ya no recuerdo mucho, tendría que volver a verla para opinar.

saludos