miércoles, 15 de febrero de 2012

Tokio Blues (Norwegian Wood)





Debería haber una norma de obligado cumplimiento para todo aquel que quiera dedicarse a narrar una historia en cualquier formato o medio de expresión: "sea usted ameno". Es fundamental que cualquier historia (ya sea una novela, una obra de teatro o una película) sea capaz de atrapar la atención y el interés del espectador.

  Digo esto ya que Tokio blues me ha aburrido soberanamente, me ha parecido una película visualmente muy bonita pero hueca y aburrida. Mira que a mí me gusta el cine oriental y su peculiar estilo contemplativo, pero esta vez me he aburrido.

La adaptación cinematográfica de la célebre novela de Hakuri Murakami Tokio Blues (Norwegian Wood) me ha parecido un film lento y aburrido. El peculiar mundo de Murakami no ha sido trasladado con éxito a la gran pantalla por el vietnamita Tran Anh Hung, responsable de films tan interesantes (pero lentos) como El Olor de la Papaya Verde, Cyclo o Pleno verano. Cabe decir que la tarea no era nada fácil, pero yo no he visto reflejado el mundo de la novela en la peli. Sí ocurren los mismos hechos que en la novela pero la profundidad de lo narrado es mucho menor.

 Tran Anh Hung demuestra una vez más que le interesa más la forma que el fondo, la contemplación más que la narración. Rueda de forma más que solvente y sus imágenes son de gran belleza pero la narración resulta demasiado lenta y el conjunto demasiado frío. La historia de amor nunca llega a atrarnos y la excesiva quietud de los personajes se nos antoja irritante. Los diálogos incluso me parecieron insustanciales. 
Además, personajes secundarios como  Nagasawa o Reiko están poco desarrollados y dan bastante menos juego que en la novela. También se ha omitido el inicio de la novela cuando el protagonista escucha la canción de The Beatles Norwegian wood y este hecho le hace recordar su adolescencia 20 años atrás. Por contra, el film abusa de unas escenas de sexo bastante inocuas que además, a estas alturas y visto lo visto, aportan bastante poco.

Tampoco creo que el ambiente de protestas estudiantiles que se vivía en el Japón de finales de los años 60 esté bien plasmado. Las manifestaciones y revueltas no se integran nunca en la trama ni sirven como trasfondo a la historia.

 La preciosa fotografía y los paisajes no son suficientes como para ahuyentar el sopor. El film tiene momentos de gran belleza plástica, esa hierba mecida por el viento me dejó fascinado mientras veía la escena pero luego me pareció insuficiente para mantener el interés. El problema es que el ritmo del film es mortalmente aburrido. 


No todo va a ser tedio, Rinko Kikuchi y Kenichi Matsuyama están muy bien en sus complejos personajes. Su transformación de adolescentes a adultos está bien plasmada aunque nunca acabamos de entender del todo sus motivaciones. Los adolescentes son así, no hay quien los entienda. Y si son japoneses, aún peor. Quizás el fallo sea pensar que se podía trasladar el peculiar universo Murakami a la gran pantalla.


Respecto a la música de Johnny Greenwood, guitarrista de Radiohead, me pareció como los últimos discos de su grupo, bastante aburrida.

Igual hay que llevar gafas de pasta o ser votante del PP para que te guste esta película. Yo me aburrí bastante, cosa que no me pasó con el libro.

4,5


2 comentarios:

Sidhe dijo...

A mi tampoco me gustó nada (aunque es cierto que mis expectivas eran bastantes altas, me gusta casi todo lo escrito por Murakami).

Resumiendo: Es un pedantez.


Saludos Luis!

Cinemagnific dijo...

A mi la novela me gustó, y quería ver la peli, pero no paro de escuchar críticas nada buenas. A ver qué me encuentro.