sábado, 30 de junio de 2012

Concierto de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat en Zaragoza, Pabellón Príncipe Felipe, 29-06-2012



Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina han vuelto a unir sus destinos tras la gira conjunta del año 2007 (Dos pájaros de un tiro) y el posterior disco testigo de aquella peculiar unión. Ahora en 2012 han presentado un disco con canciones nuevas compuestas entre ambos (La orquesta del Titanic) que ahora presentan en la gira Dos pájaros contraatacan.


Vayamos por partes. ¿Qué hago yo en un concierto de Serrat y Sabina? He de reconocer que nunca he sido fan estos dos pájaros pero sí opino que algunas de sus composiciones son de lo mejor que se ha grabado en este país. No tengo ningún disco suyo (ni siquiera en mp3), nunca he sido seguidor incondicional suyo ni los había visto nunca en directo, pero se presentó la situación y decidí que ya era hora de hacerlo. Que estos pájaros ya tienen muchas horas de vuelo y uno nunca sabe lo que puede pasar. Además, con la edad creo que sus letras me van gustando cada vez más.

Sin esperar nada y sin ser un gran conocedor de su discografía no es el mejor panorama para enfrentarse a un concierto, ya lo sé, pero me la jugué. Y la jugada salió bien. La cosa ya pintó bien cuando antes de empezar unas proyecciones de dos pájaros nos dan la bienvenida, la voz de Serrat nos avisa de que no está permitido tomar fotografías ni vídeos, acto seguido la voz de Sabina nos dice que él no piensa apagar el móvil y nos invita a  tomar fotos y vídeos y mandarlos a los amigos que no han venido, para que vean lo que se han perdido, que se jodan. También nos indican que hay unos cestos en los laterales del escenario para que l@s fans tiren la ropa interior.  Políticamente incorrectos, estos dos pájaros están de vuelta de todo, se saben maestros en lo suyo y queridos a rabiar por varias generaciones.Se vistieron el traje de canalla y salieron a pasárselo bien.



Comienza el espectáculo con las canciones de su disco conjunto (La orquesta del Titanic) que ganan bastantes enteros en directo gracias a los toques de music hall y casi de Rat pack que el dúo aplica a sus composiciones. Sabina nos regaló un zapateado de claqué (fracaso absoluto pero lleno de gracia y desvergüenza) y a Serrat se le veía cómodo y relajado en su traje de pícaro (se arrimaba continuamente a las guapas coristas). Se notaba que se lo estaban pasando en grande. Hubo agradecimiento al público por gastarse los cuartos en plena puta crisis y siguieron con canciones de su repertorio individual interpretadas a la limón. Hay que apuntar que las canciones Joaquín Sabina despertaban más euforia en el público mientras las de Serrat pasaban quizás algo más inadvertidas al principio pero se ganaban el aplauso final del público. No faltaron clásicos intemporales como Mediterráneo o 500 días y 19 noches y muchas otras canciones que ya forman parte por derecho propio del cancionero popular de este país. Ni que decir que Sabina sigue poseyendo esa peculiar voz acazallada suya y que Serrat por momentos me recordaba a la imitación que le hacía el rubio de Cruz y Raya.


Entre canción y canción nos ofrecieron anécdotas y diálogos dignos de Frank Sinatra y Dean Martin. Serrat nos recordó la mala vida y la poca salud de Sabina (quizás sea este su último concierto, nos dijo) y éste nos hablo del diminuto tamaño de ciertas partes de la anatomía de Serrat.También hubo un entrañable recuerdo para José Antonio Labordeta que casi me arranca una lágrima. Humor y emociones se fusionaron perfectamente durante todo un espectáculo que era una celebración tanto arriba en el escenario como entre el público. La comunión del respetable con estos dos pájaros es algo digno de elogio y que sólo se logra a base de décadas de trabajo y respeto por el oficio. Parecía que la cosa se había acabado pero aún volvieron a salir un par de veces, alargando la comunión con el público hasta casi las tres horas. En la parte final Serrat hizo malabares (como lo oyen) y Sabina blandía una batuta a modo de enloquecido director de orquesta. Una locura, oiga. 

Ya os digo que nunca he sido fan de estos tipos, pero salí encantado. Que nadie les diga que estos pájaros están acartonados o acabados. A estos dos pájaros les queda cuerda para rato, os lo juro.

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