domingo, 10 de febrero de 2013

Blancanieves


Menuda faena, Bablo Berger llevaba varios años intentando sacar este proyecto cuando salió The artist y se llevó buena parte de la gloria que Blancanieves merecía. Son puñaladas del destino que hay que afrontar. Obviamente, The artist y esta Blancanieves comparten más de un aspecto y su fecha de estreno corre en contra de la cinta española.

Blancanieves adapta libremente el celebérrimo cuento de los hermanos Grimm y lo traslada a la España de los años 20, concretamente nos lleva a una Andalucía de toreros y folclóricas. La cinta no huye de los tópicos sino que parece encontrarse cómoda en ellos. El mundo del toreo (del cual no soy aficionado, más bien todo lo contrario) sirve perfectamente de escenario para esta españolización del cuento clásico. A diferencia de otras versiones recientes, esta Blancanieves es una película de raza y con raíces. Berger parece revindicar los tópicos más rancios y no hace concesiones a la comercialidad. Su film es un cuento áspero, duro, lleno de momentos trágicos y nada complaciente. Que nadie se espere un relato para niños o una tontería edulcorada para adolescentes. Berger une el tópico taurino con el relato gótico y nos ofrece un cuidadísimo producto en el que forma y contenido son inmejorables e inseparables. La negrura de la historia se fusiona con lo tétrico de algunas imágenes, Berger parece haber creado algo que podríamos llamar el gótico andaluz. A mí siempre me ha parecido que las peinetas, los abanicos y otros elementos de la cultura hispánica como la Semana Santa tenían bastante potencial tétrico.

Que un film sea mudo no significa que sea ligero o naif, sí tiene elementos propios de los inicios del cine como maquillajes excesivos, la tendencia a la sobreactuación o los famosos carteles explicativos de la trama. Las poderosas imágenes en blanco y negro unidas a la música de Alfonso Villalonga confieren un film único en nuestra filmografía. No es un film perfecto, el ritmo decae hacia la mitad y es posible que 104 minutos sean demasiados, pero es un proyecto arriesgado que ha salido más que decente.


Me gustó cómo se van adaptando los diversos hechos del cuento al mundo taurino (los siete enanitos toreros, la enfermera que acaba casándose con el torero) y cómo se evita caer en un forzado y de sobra conocido happy end (algo muy valiente por su parte). También me pareció muy acertado que se hayan eliminado los elementos mágicos del cuento, aquí la manzana no está envenenada por un conjuro sino por una inyección con veneno. Mención aparte merece Maribel Verdú como la pérfida madrastra obsesionada por la moda y salir en el Lecturas, se nota que se lo pasó bien durante el rodaje, algo que siempre es de agradecer en estos papeles tan estereotipados. La Verdú está excesiva en cada gesto y en cada mirada pero su papel así lo requiere.

También hay que destacar la presencia de Daniel Giménez Cacho ( uno de mis actores favoritos desde que lo descubrí en Profundo Carmesí), Ángela Molina e Inma Cuesta. Otros actores creo que están sobreactuados como Josep María Pou o Macarena García pero, como en el caso de Maribel Verdú, es la propia naturaleza de la película la que exige esos excesos.

6,5


¿18 nominaciones a los premios Goya (o cómo se llamen) son demasiadas? Puede ser, esto de los premios y las nominaciones no hay quien lo entienda. Hombre, técnicamente creo que este año no tiene rival. Respecto a las interpretaciones, ya he comentado que el formato del film tiende hacia el exceso en los gestos y las miradas y puede ser un arma de doble filo.

¿Es mejor Blancanieves que The artist? No, en mi opinión es inferior. The artist me emocionó en varios momentos pero esta Blancanieves no llegó a tanto.

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Tengo una relación ambigua con esta película: le reconozco su maestría y su originalidad, pero es que el mundo del toreo me da taaaaaanto asco que me echa para atrás a la hora de puntuarla mejor.

PD. Los Goya son como todos los premios: incomprensibles y, al final, carentes de interés en mi opinión.

Luis Cifer dijo...

a mí el mundo del toreo tampoco me atrae, pero toda su iconografía queda bastante bien en pantalla si se sabe hacer bien (no me refiero a Manolete ni cosas de esas).Tampoco me gustan los nazis o la política exterior de los USA y la verdad es que nos ha dado grandes películas.