sábado, 29 de junio de 2013

Behind the Candelabra


Dice Steven Soderbergh que se retira definitivamente de la dirección tras esta película para  la HBO. No sé si tal extremo será cierto, lo dudo mucho, pero hay que reconocer que este telefilm está francamente bien.

En Behind the candelabra  Soderbergh narra la relación de Liberace (un excéntrico divo del piano que existió realmente) y el que fuera su pareja sentimental durante varios años. El film destila ironía y auto crítica por los cuatro costados. No sólo parece atacar esos horteras espectáculos de Las Vegas (ciudad que es en sí todo un monumento al mal gusto) sino a toda la mentira que rodea a buena parte del showbusiness.
El personaje de Liberace (interpretado por un impagable Michael Douglas en su mejor papel de los últimos 20 años) es una buena muestra de la superficialidad de la sociedad moderna. A pesar de estar ambientada a finales de los años setenta y los primeros ochenta, esta película pone de manifiesto muchos males que nos afectan hoy día.

Sirva como ejemplo el intento de no envejecer y los ridículos extremos a los que se puede llegar. El personaje de Liberace es tremendamente jugoso: era gay pero lo negaba en público e incluso demandaba a quien osara publicar la verdad sobre su condición sexual. Liberace vivía alejado de la realidad, en un mundo de lujo y vanidad. Su narcisismo y su fastuosa mansión eran su terrible jaula de oro a la que sólo a unos pocos se les permitía entrar. Su vida privada poco tenía que ver con su vida pública, quizás el único punto de unión era que en ambas era muy hortera. No cuesta encontrar similitudes entre Liberace y otras estrellas como Michael Jackson, Elvis o Little Richard. El film es todo un acierto a la hora de retratar un mundo en el que la apariencia lo es todo. Detrás del candelabro y las plumas se esconde una terrible historia de soledad, negación y mentiras, muchas mentiras.
Tampoco el personaje de Scott (Matt Damon) está exento de interés. Su evolución física y vital me pareció muy bien llevada, por algo el film se basa en las memorias del Scott real. Me gustó el cambio de roles que se establece con la anterior pareja de Liberace y cómo acaban repitiendo los mismos actos. También la relación entre Scott y Liberace está muy bien llevada. Sorderbergh se maneja perfectamente para mostrarnos la evolución que va desde la inicial fascinación por el otro, los primeros síntomas molestos encontrados en el ser amado (los ronquidos) hasta llegar al hastío final. La relación de dependencia, dominación e identificación que se produce entre los dos protagonistas me gustó mucho.

Cierto que Soderberh no es Scorsese, ya le gustaría, quizás por ello el film no acaba de ser redondo, pero se deja ver y su mensaje es más que evidente. Sodrebergh no consigue mantener el ritmo durante todo el metraje y pierde el compás en su parte final, pero el resultado es positivo.
Los pilares del film (aparte de la horterísima dirección artística) es la pareja protagonista formada por Matt Damon y Michael Douglas, ambos sobresalientes. Por suerte, estas dos estrellas de Hollywood se han atrevido con estos personajes tan fuera de lo común. Yo prefiero a Mihael Douglas en este excéntrico personaje antes que seguir viéndolo en sus eternos papeles de ejecutivo vistiendo trajes. Es curioso que aceptara este papel, con el que guarda alguna similitud (su intento de retrasar los efectos de la edad). Cabe destacar la aparición del olvidadísimo (por suerte) Rob Lowe, ídolo de las adolescentes en los ochenta que, como todo ídolo de cara bonita y pies de barro, acabó cayendo en el olvido. Aquí Lowe interpreta a un cirujano paradigma de la obsesión por el físico y la juventud. Muy buen trabajo de maquillaje, por cierto.
 Lo dicho, un recomendable telefilm sobre una estrella que se negaba a apagarse por el paso del tiempo. Un cuento sobre el vacío que se esconde tras tanta obsesión por la belleza y la juventud. Como dice un amigo mío, Brokeback mountain con lentejuelas.

3 comentarios:

Alfredo Manteca dijo...

Mi querido y estimado Luis Cifer a nosotros nos gustó mucho la película. Es un film redondo, y con Side Efects se ha colado en Berlín y Cannes, el muy malandrín. Están estupendos, y creo que el arco de ambos personajes está muy bien descrito. El tema es el de siempre, por quélos gay tienen que morir al final.

Anónimo dijo...

a Douglas le deberían de llover los premios por la composición de su personaje

Anónimo dijo...

Behind the Candelabra es una película sensacional, HBO siempre apuesta a lo grande y con esta película lo hizo, es espectacular al igual que Matt Damon y Douglas.