viernes, 3 de enero de 2014

12 años de esclavitud (12 Years a Slave)

Cuando parecía que ya estaba todo dicho sobre el tema de la esclavitud, llega el director británico y de color Steve McQueen y da un nuevo y sorprendente giro de tuerca a tan espinoso asunto.


McQueen rueda de forma academicista la historia de Solomon Northup, un hombre libre que fue secuestrado y vendido como esclavo en 1841. Una historia sobrecogedora que en manos de McQueen adquiere el dramatismo justo ya que huye premeditadamente de la lágrima fácil. McQueen apuesta por hacer pensar al espectador antes que únicamente hacerle llorar (aunque en mi caso logró ambas cosas). 

 McQueen no se limita a narrar un hecho real, intenta emparentarlo con la situación del mundo actual. Si Spielberg nos contó el año pasado las tretas que Lincoln llevó a cabo para abolir la esclavitud y Tarantino usó la esclavitud de escusa para otra genial bufonada de las suyas, McQueen nos muestra que la esclavitud no era un tema que preocupara especialmente a la sociedad de la época. Incluso al protagonista no le preocupaba demasiado, él era un hombre libre y culto que vivía alejado de la barbarie esclavista del sur. Nuestro protagonista se creía fuera de peligro y no  hacía nada por liberar a los esclavos. No era su problema. McQueen usa sabiamente los flashbacks para contrastar la actitud del protagonista ante estos temas antes y después de caer en desgracia. Se podría entender que el protagonista es una metáfora del pueblo americano y del mundo en general, que sólo nos preocupa un problema cuando nos afecta directamente (racismo, paro, terrorismo, hambre, esclavitud, etc). Estamos demasiado acostumbrados a mirar para otro lado. ¿Acaso no es esclavitud las condiciones laborales en países asiáticos en los que se fabrican nuestros juguetes tecnológicos?

 El plano en el que McQueen nos muestra deliberadamente que la cárcel del protagonista está justo al lado de la Casa Blanca no deja lugar a dudas: el crimen se cometía en el sur pero el negocio se fraguaba en el norte. Se podrían trazar sin problemas similitudes con múltiples problemas actuales como al inmigración ilegal o la explotación a la que es sometida la mano de obra ilegal o, rizando el rizo, la similitudes entre la esclavitud y los campos de concentración del régimen nazi. Todas ellas podrían ser válidas y deberían hacernos reflexionar que no estamos tan lejos de la barbarie.


A mí la película me entretuvo y me pareció muy correcta. Todo el guión está muy bien hilvanado, no hay parones de ritmo en ningún momento y tiene escenas realmente sobrecogedoras a pesar de no buscar el llanto a toda costa. Obviamente, en la película hay vejaciones, castigos y latigazos, era inevitable y el espectador debe saber a qué se enfrenta. Algunas escenas son tremendamente duras pero considero que son necesarias y están abordadas de forma excelente.

 McQueen no innova en su forma de rodar ni contar una historia que todos conocemos. Se podría decir que es demasiado academicista y frío (fiel a su estilo) pero, al menos, no se pierde con moderneces ni alarga el film hasta las 3 horas. Yo veo más que correcto su enfoque de la historia. lo único que no me gustó del film es que no está bien plasmado el paso del tiempo, no hay elipsis narrativas que indiquen el tiempo transcurrido entre una y otra escena. Podría pensarse que que Solomon fue esclavo unos pocos meses y no 12 años. Salvando este detalle, creo que el film es inapelable.
Me gustó especialmente cómo se aborda la manera en la que Solomon se las tiene que ingeniar para sobrevivir, aprendiendo a reprimir sus instintos y a agudizar su ingenio. La escena del farol en mitad de la noche con Fassbender me pareció de una tensión casi insoportable, simplemente magistral.
También me pareció muy acertada la manera de enfocar las distintas motivaciones de los distintos dueños de las plantaciones de algodón. No todos eran tan crueles ni trataban de igual forma a sus esclavos pero ninguno hacía nada por cambiar el sistema. También es destacable el profundo carácter religioso de todos ellos, paradojas del ser humano.

 A parte de una buena historia, un buen guión y una soberbia forma de rodar, el film cuenta con unas excelentes interpretaciones de todo el elenco actoral. Merecen mención Chiwetel Ejiofor (quien transmite con su mirada todo esa frustración de Solomon), Lupita Nyong'o (como la esclava objeto de deseo del patrón) y Michael Fassbender. En especial, este último consigue traspasar la pantalla con esas crueldad y violencia latentes que pueden hacer su aparición en cualquier momento. Varios Oscars de este año ya tienen dueño. Me gustaron también mucho las breves pero decisivas apariciones de Paul Dano y Brad Pitt.

 Steve McQueen ha hecho quizás la película definitiva sobre la esclavitud ahora que los neo conservadores del Tea Party están radicalizando su discurso. Han pasado más de 150 años para que finalmente hubiera un presidente negro en Estados Unidos pero muchos prejuicios y desigualdades aún deben ser abolidos.

7'5

4 comentarios:

RTHB dijo...

Hace un par de semanas tuve ocasión de hablar de la peli y ahora no puedo más que volver a comentar, a modo de resumen, que me pareció una película extraordinaria con unas interpretaciones brutales por parte del trío protagonista.

Luis Cifer dijo...

pues sí, me alegro que coincidamos. Una buena peli, sí señor.

RUBRA SIMIENT dijo...

A ver si me la veo en algún ratico...

Esteban dijo...

Brutal. La vi hoy y no tengo más palabras. Brutal pero necesaria. Me ha hecho llorar como una niña el solo pensar en todo aquello que uno como ser humano quisiese creer que nunca ocurrió.

Tu lo has dicho muy bien, excelente reseña por cierto... la película realiza una serie de guiños para reflexionar, menores, sutiles pero notables. El lazo con la actualidad queda sobre la mesa y la hipocresía del ser humano, el como un tema nos importa cuando nos toca.

Nada más que agregar, a mi me ha impactado de manera muy potente.

Saludos!
Esteban
http://politocine.blogspot.com