lunes, 17 de febrero de 2014

La vida de Adèle (La vie d'Adèle, Blue Is the Warmest Color)



El cine francés sigue dando muestras de calidad a pesar de la crisis. Siempre hay buenas historias que contar y los franceses saben muy bien que no hacen falta grandes presupuestos para entregar una historia que consiga transmitir toda su carga emotiva al espectador.



 En La vida de Adéle el director Abdellatif Kechiche adapta el cómic de Julie Maroh sobre la historia de una adolescente que no encuentra su lugar en la vida. Kechiche narra de forma aparentemente sencilla esta historia de iniciación y aceptación en la siempre difícil pubertad. No es que la historia sea nada del otro mundo, pero Kechiche consigue que sintamos cada duda y cada decepción de la protagonista. Tal es el esmero y la sutileza con la que está tratado el personaje principal. Es tal la fusión entre Adéle Exarchopoulos y el personaje, que Kechiche hasta le cambió el nombre a su protagonista. Se nota que director sintió una especial fascinación por la actriz, sólo así se puede explicar esa manera de hacernos sentir como si fuéramos el personaje. Gracias a ello tenemos una interpretación memorable, en la que uno no sabe dónde acaba el personaje y dónde empieza la actriz. No sabemos qué gestos son impostados o aprendidos, todo resulta totalmente veraz, el personaje de Adéle (con sus dudas, sus miedos y sus errores) está vivo. Es esa verosimilitud el mayor triunfo del film.


 El film parte de la idea de cómo la presión social nos condiciona desde niños y acaba por moldearnos en la pubertad, justamente la edad en la que debemos decidir qué camino queremos (o debemos) seguir en la vida. Adèle no se siente cómoda dentro de su propia piel, no acaba de encontrarse a sí misma (suponiendo que tal cosa sea posible). La presión social y las costumbres la arrastran por un camino que ella se esfuerza en seguir pero que no le satisface. Deberá buscar su propia personalidad y aceptarse a sí misma. Pero la cosa no será tan fácil, las compañeras de instituto y los amigos pueden llegar  a ejercer involuntariamente una presión enorme. Adéle deberá aceptar su propia sexualidad y para ello pasará por no pocas decepciones. Por el contrario, el personaje de Léa Seydoux es una joven artista con un futuro prometedor que parece tenerlo todo muy claro, ella puede ser la guía para la vida de Adèle. Juntas formarán una pareja que se complementará perfectamente.
 Es en la segunda parte del film cuando el interés decae en buena medida, todo el metraje anterior empieza  a pasar factura al espectador y , aunque la historia no está exenta de interés, nos interesa algo menos. Por suerte Kechiche no carga las tintas en la frustración de la vida adulta en busca de un falso drama lacrimógeno. Consigue mantener la cabeza fría en todo momento por muy mal que lo pase nuestra protagonista. A mí me gustó la forma de afrontar el desencanto de la edad adulta y el desamor. Pasamos de ver a una adolescente que debe encontrar su camino a una mujer que lo ha perdido. No estamos ante un film fácil ni que ceda en lo más mínimo de sus planteamientos para agradar al espectador. Esta dura historia debía de ser contada así. Tampoco veo ninguna lección moral. De haber alguna, yo diría que es: hay gente que no está diseñada para ser feliz, lo intentan con todas su fuerzas pero nunca lo van a conseguir.

 Lamentablemente, una vez más vemos como una  muy buena historia perfectamente interpretada y dirigida pierde buena parte de su interés a causa de un excesivo metraje. 180 minutos son demasiados. Quizás hubiera sido mejor estrenar por separado las dos partes de las que se compone el film. No creo que hubiera que haber eliminado escenas enteras, sólo partes. Hubo varias escenas que se me hicieron muy largas y no aportaban demasiado (las cenas con los padres, las fiestas, algún encuentro sexual, las clases con los niños).
 ¿Hay sexo en la película? Pues sí, y mostrado de forma muy explícita, bordeando los límites de lo pornográfico pero creo yo que en ningún momento son escenas que busquen provocar un sentimiento erótico en el espectador. Son escenas que muestran el aprendizaje, uno más, de Adèle y cómo el sexo es (o debería ser) una pieza clave dentro de toda relación sentimental. Espero que nadie cometa el error de ver esta película sólo por las escenas de sexo entre Léa Seydoux y Adéle Exarchopoulos, Deben ser algo así como unos 8 minutos de metraje.

 Lo dicho, una buena película que sobre la iniciación a la vida adulta y la posterior decepción.

7

14 comentarios:

Anónimo dijo...

sí, sí, 8 minutos no son muchos pero son realmente intensos y explícitos. Ni Almodovar ha mostrado el sexo así de desinhibido en una película no X.

Anónimo dijo...

muy buena, me gustó mucho

Paula dijo...

Sinceramente, para que se hagan películas lésbicas como ésta prefiero que no se haga ninguna… porque mucho decir que visibilizan y normalizan pero parece que nadie ve que en realidad estamos en lo de siempre: las relaciones entre mujeres se convierten en objetos de morbo masculino y en escenitas degradantes de tetas y coños antes que en cualquier otra cosa, y eso es más un retroceso que un avance.
Soy lesbiana y estoy muy harta de escuchar tantas alabanzas absurdas a esta película que no es más que el desahogo pornográfico de las obsesiones de un director déspota. Fui a verla ilusionadísima porque el cómic me había encantado y tenía las esperanzas de encontrarme con algo igual de bueno o quizá mejor, pero no puedo expresar mi sorpresa al encontrarme tamaña basura… Quince minutos de porno lésbico completamente gratuito e injustificado que ensucian el resto del metraje y actúan a modo de llamada de atención desesperada (así como llamada a la recaudación, a la audiencia y a la crítica masculina) para disculpar tres horas insustanciales, desaprovechadas y vacías, con lo que podía haber dado de sí una temática inicial tan fantástica. El director sólo se preocupó de rodar tijeras y cunnilingus, no hay rastro de la profundidad de la novela gráfica, de su estética cautivante, de su buen gusto, de su sensibilidad, de su despliegue en cuanto a temas y motivos… sólo sexo explícito, poses ridículas y morbo facilón para arrastrar a la gente a verla y convertirla en vouyers.
Sin esas largas escenas de sexo la película habría ganado en dignidad y fuerza, precisamente es contraproducente a su causa este excesivo regodeo. En lugar de estas escenas (o de gran parte de ellas) se podría haber aprovechado metraje e incluir, por ejemplo, una escena de ataque homófobo de los que están tan tristemente vigentes en Francia u otros países europeos, eso sí contribuiría a una mayor sensibilización del público y no una escena como la de las tijeras con la que la película cae en el ridículo, se descalifica a sí misma y le da la razón a quienes afirman que es pornografía mostrada sólo con el propósito de excitar. ¿Cuál es la intención si no de regodearse de tal manera? ¿Si no vemos ocho orgasmos no entendemos la pasión entre ambas protagonistas? ¿O la “necesidad” de meter estos quince minutos de sexo salvaje era porque si no nadie aguantaría tres horas soporíferas viendo a una actriz con cara de empanada?
Me pregunto cómo es posible que nadie (o muy pocos) vean lo que es en realidad esta película: una fantasía pornográfica de un director heterosexual, basándose en un juicio apriorístico de cómo follan dos lesbianas que no es más que su propio deseo puesto en imágenes (y además tiránicamente, en plan “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo mientras babeo). De haber sido dos hombres los protagonistas (o un hombre y una mujer), el director jamás se habría recreado así en una escena sexual entre ellos y la película no habría sido tan brillante para los críticos. Si la pareja hubiera sido heterosexual y si el sexo, aunque realista, hubiera sido tratado de manera más sutil, de esta película ni se habla. Y mucho menos se la premia. Pero claro, a los críticos heterosexuales les ha gustado mucho y por eso ganó Cannes…
Por eso, lo que me escama de todo esto (aparte de que me es imposible simpatizar con un señor que ha hecho que sus actrices se sientan poco menos que abusadas…) es que el director ha reducido una historia compleja sobre el amor, la amistad, la intimidad… en una larguísima escena de sexo hecha desde el punto de vista de un observador masculino y heterosexual (qué sorpresa) que reduce a las lesbianas y a las mujeres en general en objetos hipersexualizados cuyas prácticas sexuales son y deben ser aquellas que despiertan los deseos de este público en particular. Como siempre, se reduce a las mujeres (lesbianas o no) a lo mismo. Objetos. Objetos con los que vender, comerciar, excitar… objetos masturbatorios y poco más.
Esta película no hace ningún favor a la causa homosexual, más bien todo lo contrario.

Paula dijo...

Si me extiendo tanto y me expreso con tanta vehemencia es porque quiero que mi punto de vista (que es el de muchas lesbianas también) ayude a entender por qué tanta indignación justificada con esta película, por eso insisto en dar explicaciones de lo que considero que es un enfado lógico (el que también siente la propia autora del cómic) y no una pura histeria “porque sí”.
Recomiendo encarecidamente la elctura del cómic original para que cualquiera compruebe la diferencia por si mismo en todo cuanto afirmo: claro que hay sexo, de hecho nadie niega la necesidad de que lo haya, pero está tratado de una manera completamente diferente: con buen gusto, sensibilidad y respeto. Son escenas estéticas y realistas, no tan facilonas, exageradas y burdas como en la película, donde la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola. La autora, Julie Maroh, también expresó su indignación al respecto. Conste, insisto, que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como “arte”. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual.
Tened por seguro que si Kechiche hubiera dirigido “Brokeback Mountain” o una historia de amor con dos hombres como protagonistas, ni de coña se habría recreado tanto. Es por este cúmulo de circunstancias por el que las lesbianas nos sentimos tan ofendidas: se nos reduce siempre a lo mismo, al mismo papel de objetos destinados a dar placer o morbo a la audiencia… Es curioso que las mayores alabanzas procedan, justamente, de hombres heterosexuales; las mujeres, heteros o lesbianas, la ponen bastante peor y son mucho más críticas. Será quizá porque la cosificación sexual de la mujer es algo tan enquistado en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, lo tenemos tan admitido, que ni se permite darle la vuelta cuando alguien lo cuestiona (y entonces, de hacerlo, se nos tacha de histéricas, mojigatas o estrechas de mente, como si confundiéramos “abiertos de mente” con “necesidad de mostrar sexo explícito”) y, como siempre, se visibiliza a las lesbianas sólo para la consecución del placer masculino; se las muestra como objetos sexuales en la pantalla con la hipócrita excusa de que es necesario ver esas escenas pornográficas para entender la vida de la protagonista. Y así, la vida de Adèle se queda reducida a “La vida sexual de Adèle”. Una película fácil, vulgar, pornográfica, con todo lo que podía haber dado de sí (no se dedica apenas atención a la lucha interior de la protagonista, a los conflictos con sus padres y amigas ni la solución a los mismos, no se incide en la necesidad de una mayor visibilización y normalización, etc.)… Es verdaderamente una lástima.

Luis Cifer dijo...

Paula, veo que te ha ofendido el uso que se hace de la sexualidad en el film, no te falta razón aunque creo que es mucho más sangrante en otras muchas películas. Tienes toda la razón en el uso sexista y machista que se hace de la mujer en la mayoría de películas, siendo representada como un mero objeto sexual. No puedo estar más de acuerdo y entiendo tu enfado.
Yo quizás no cargo las tintas tanto contra este film en concreto, que a mí me gustó a pesar de sus 8 ó 10 minutos de sexo un tanto gratuitos (aunque todo es opinable). Creo que es una peli que habla también de la confusión en la pubertad, del aprendizaje, de las relaciones de pareja, de la decepción de la edad adulta y muchas otras cosas de forma bastante eficiente y de ahí que me pareciera un film digno en su conjunto.
Entiendo que si la valoras sólo por cómo representa a las lesbianas o a las mujeres en general no te haya gustado pero, repito, hay películas que las representa mucho peor. En este film yo vi otros valores.

Ya sabes, cada uno tiene su opinión y todas son válidas. Te agradezco mucho tu comentario y te invito a seguir luchando por lo que crees justo.

silviasan dijo...

Hola, yo pienso lo mismo que Paula. Esta no es más que una película plagada de tópicos facilones sobre homosexualidad con un guión naïf e inocentón en exceso que camufla sus carencias bajo toneladas de sexo explícito innecesario y planos de “visión masculina” absolutamente injustificados y que te recuerdan desde las primeras escenas que esta película de lesbianas “huele a polla” por los cuatro costados (lo que viene a decir que se nota a legua que está dirigida por un hombre). No me extraña nada que las actrices esté tan furiosas con el director; el montaje final de esas escenas de sexo roza el ridículo.
Me acuerdo de Fucking Amal, de Lukas Moodyson, que con una película inocente sobre lesbianas, y que dura la mitad de tiempo, logra transmitir bastante más de lo que logra Adele en tres larguisimas horas.

Luis Cifer dijo...

No sé, a mí me parece que esta película es bastante más respetuosa con la figura femenina (lesbiana o no) que cualquiera de la saga de James Bond, por poner un ejemplo. A mí me parece que los 8 ó 10 minutos de sexo del film no invalidan el resto de bazas del film. Yo sí vi algo de trasfondo más allá de las escenas de sexo. Yo vi una chica confusa que busca su identidad, que se equivoca en más de una ocasión y conoce los sinsabores de la edad adulta. Pero ya sabemos que sobre gustos no hay nada escrito.

silviasan dijo...

Gracias por tu respuesta, Luis, pero creo sinceramente que Kechiche no quiso desarrollar con la misma extensión y profundidad ningún otro tema más que el sexual, disfrazando tal cantidad exagerada de escenas pornográficas bajo tres horas de "cine" y "arte". El director parece que sólo se dirige a un público específico para que alabe su obra. Podía haber hecho una verdadera maravilla, pero se dejó cegar por el sexo y eso probablemente es el primer punto de inflexión donde se arruina la película. No es cuestión de gustos, sino de puro sentido común y de saber ver las intenciones morbosas y comerciales.
Una de las pruebas de esto, que es además otro de mis principales motivos de queja y frustración, es la escena suprimida en el montaje final de los padres de Adèle echándola de casa cuando la pillan en la cama con Emma, que en el cómic marca un punto de inflexión importantísimo en la vida de la protagonista y así debería haber sido igualmente en la película para entender mejor su desamparo y su soledad. Esta escena sí que es vital para la trama y no la de las tijeras, por ejemplo, a la que se dedica una atención que roza el ridículo. ¿Por qué se suprimió entonces? ¿Para darle más minutos al sexo? ¿Es que no eran suficientes? Resulta incomprensible. Si sabes darme una explicación a esto te lo agradecería, porque yo no la encuentro y me da mucha rabia que se haya eliminado una escena tan importante.

Anónimo dijo...

entiendo ambas posturas pero el film no creo que quiera tratar únicamente el mundo de Adéle como lesbiana, sino como persona. La sexualidad es importante, por supuesto, pero hay muchas otras facetas que forman la personalidad de cualquiera de nosotros. No hay tanto sexo en el film,en comparación con su duración total, es un porcentaje muy pequeño, aunque sí es cierto que es bastante explícito.
Enhorabuena por el blog, por tratar esas películas y por los comentarios tan bien razonados (y sin insultos ni pelotudeces).

Karma dijo...

Esta es la película más machista que he visto en mi vida... Además de ser un bodrio de película, aburridísima, interminable, deshilvanada y absurda, tiene la desfachatez de frivolizar hasta extremos increíbles con las relaciones homosexuales entre mujeres. No se la recomiendo a nadie, toda ella me parece una predecible y tópica fantasía masculina.
Sobre ella se ha discutido mucho sobre que si no es pornográfica, que si las escenas sexuales son gratuitas o no, que la historia original fue escrita por una mujer lesbiana y un hombre heterosexual se ha encargado de degradarla (cosa en la que estoy de acuerdo), que si en realidad está mostrando la realidad de cualquier relación, no sólo homosexual, blablablá. Pues que nadie se lleve a engaño, puesto que como suele decirse, “la respuesta más obvia es siempre la correcta”: la película puede parecer pornográfica y tener escenas gratuitamente morbosas, pero ES realmente una película pornográfica y gratuitamente morbosa.

Espanto dijo...

Estoy en general de acuerdo en todo lo que plantean las lesbianas indignadas con esta película y también me rebelo contra la hipocresía y la imbecilidad de los críticos y festivales correspondientes. El sexo en el cine me parece un tema de lo más interesante porque muchas veces actúa como un reclamo morboso en si mismo que se desconecta del relato en el que está inserto. Desde luego la película que nos ocupa es un ejemplo claro de este efecto, y entiendo por ello la ira que ha provocado.

La cuestión es: ¿es lícito mostrar sexo actuado en un relato? Yo pienso que sí, claro. Pero también es cierto que el carácter claramente perturbador de la visión de personas, aunque sea fingido, practicando sexo muchas veces no complementa la narración sino que ejerce como elemento distorsionante. Y, por supuesto, en “La vida de Adele” esto está llevado al extremo porque realmente las actrices están representando su sexo de una forma tan expícita que cuesta trabajo decantarse por si es sexo fingido o real. Para un espectador masculino heterosexual este momento claramente se desconecta del relato porque la excitación de ver esta fantasía es lo único que importa en ese momento. Y es normal que sea así. Lo lamentable es que el director y los críticos alabadores sean tan cínicos e hipócritas para hacer pasar este elemento determinante de la película como un hermoso complemento y no como un reclamo morboso, y por ende, comercial.

Si quiero ver sexo, veo porno. Pero no me vendas cine con algo demasiado parecido al porno porque somos todos mayores y me estás tomando por tonto.

Unknown dijo...

¿Por qué tantas lesbianas estamos en contra de esta película? Aquí enumeramos las razones:
- Fomenta tópicos machistas y morbo gratuito.
- Vulgariza impunemente la maravillosa obra original, #Elazuleselcolormascalido, de #JulieMaroh, y la sexualiza convirtiéndola en basura.
- Reduce la imagen de las lesbianas a mera pornografía para hombres y la relación entre ellas a una frívola fantasía machista.
- Cosifica y explota a las actrices, #LeaSeydoux y #AdeleExarchopoulos, para hacer de ellas simples objetos masturbatorios.
- Ningunea todos los temas profundos del cómic original, así como su buen gusto y sensibilidad, sacrificando su importancia para centrarse únicamente en la explicitud de unas larguísimas escenas sexuales totalmente innecesarias para la trama.
- Intenta convencer al espectador de que estas escenas son imprescindibles para entender la vida de la protagonista, y en cambio no se regodea ni la décima parte con las escenas de cama heterosexuales (también supuestamente importantes para entender la vida de la protagonista y su evolución).
- Convierte la visibilización y normalización lésbica en puro morbo para voyeurs y pajilleros.
- #AbdelatifKechiche demuestra una total falta de respeto hacia la idea original concebida por la autora.
- Es una película mediocre premiada y alabada injustamente sólo por su reclamo sexual, sin el cual la historia no destaca por nada y habría pasado completamente desapercibida.
- Es ofensiva para las lesbianas, utilizadas una vez más para lo mismo de siempre: la consecución del placer masculino.
- Toma por idiota al espectador queriendo venderle una supuesta gran historia de amor que no es más que vulgar pornografía.
- Desaprovecha un fantástico material original y lo que podía haber sido una valiosa y memorable obra de referencia queda reducida al reclamo fácil y comercial.
- Todo lo anterior se corrobora también con las eróticas fotos promocionales y la sexualizada campaña de publicidad.

Anónimo dijo...

Pues yo soy lesbiana, y me ha encantado la Vida de Adele, tanto protestar por las escenas de sexo, ¿y qué tiene de malo el sexo? Que se recreé en él todo lo que quiera, viva el sexo, que es una parte muy importante en la vida de casi todas las personas. Hay otras películas que se recrean en mostrar violencia, guerras, miserias humanas, y nadie protesta. También veo que en la peli no solo se recrean en mostrar escenas de sexo sino también de comida, y nadie protesta por la cantidad de escenas en las que salen comiendo espaguettis, con salsa de tomate, yo creo que ese tipo de comidas fomentan el colesterol y son comidas insanas, no visto yo que nadie se queje de eso, y todas las quejas van hacia el sexo.

Dicho eso, para mi la peli es mucho mas que sexo, comida, y espaguettis, por mucho que se repitan esas escenas. Es real, como la vida misma, y ante todo es una gran historia de amor. Yo he llorado con el final...Cuando vuelven a verse, estando ya Emma con otra persona, pero Adele no fue capaz de rehacer su vida, sigue anclada ahí, en ese amor perdido...y Emma le dice que el sexo con su nueva pareja no es lo mismo, sigue deseando sexualmente a Adele, pero ya no la quiere. Y creo que no la quiere, porque el amor es admiración, y no la admira, no admira su trabajo como profesora, cree que su profesión de pintora, de artista que se codea con gente de altas cumbres intelectuales están muy por encima de lo que hace Adele. Hay una escena en la cama donde se refleja muy bien esto, en la que Emma le insiste a Adele en que escriba, en que haga algo mas glamuroso que dar clases a niños. Y Adele en vez de decirle oye chica que mi trabajo es igual o mas importante que lo que tú haces, y mandarla a pastar, pues no. Le da la razón, se deja ningunear, le ruega por un poco de sexo, actitudes todas ellas muy poco atractivas.

En resumen. Como diría Neruda: Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido...

Una obra maestra, y de las pocas pelis con las que he llorado, quien se quede solo con el sexo que no se ofenda pero me parece ser ser mentes limitadas.

Luis Cifer dijo...

Amén. Yo no lo podría haber expresado mejor.