sábado, 30 de noviembre de 2013

Leyendas de pasión (Legends of the fall, 1994)


No había visto hasta ahora esta película, sé que puede sonar extraño, pero no había visto hasta hace poco una de las producciones más representativas del cine comercial de los años 90. Curiosamente, todos los comentarios que me han llegado en estos 20 años desde su estreno son positivos cuando provienen de féminas y son negativos cuando provienen de personas del género masculino. Quizás la presencia de Brad Pitt tuviera algo que ver.

 He de aclarar que al abordar una película, procuro no dejarme influir por las opiniones que han llegado a mis oídos o los comentarios que haya podido leer. Intento borrar de mi mente todo tipo de prejuicios a la hora de ver una película. Me da lo mismo quien me la haya recomendado o quien me la haya desaconsejado.  Así pues borré todos los comentarios acerca de este film y me dispuse a verlo.

 Sinceramente, Leyendas de pasión me pareció un mero vehículo para dar a lanzar al estrellato al joven Brad Pitt. Vista hoy día, parece que éste fue el único motivo por el que se rodó esta película. Había que lanzar a la fama a este guapo chicarrón y en esta película no se ahorran planos destinados a ello. Desde luego, yo no vi la pasión del título por ningún lado ni entendí muchas de las motivaciones de los personajes.
Todo el apartado técnico del film es sobresaliente: grandes paisajes, hermosa fotografía, bella música, etc. Un envoltorio perfecto para una historia que no acaba de cuajar en pantalla. Básicamente no funciona debido a que no se desarrollan los personajes, la historia avanza a trompicones y no consigue definir los personajes a pesar de que el film dura nada menos que 134 minutos. Nunca acaba de quedarnos claro por qué Samuel decide abandonar a su prometida y la tranquilidad para alistarse para combatir en la primera Guerra Mundial. Supuestamente lo hace para defender a Inglaterra (???). Tampoco me quedó claro el motivo por  el que sus hermanos, más que intentar disuadirle de su idea, deciden ir alistarse también para proteger a su hermano pequeño. No queda creíble en pantalla, al menos para mí.



 Sin duda el personaje más atractivo del film es Tristan (encarnado por ese Adonis llamado Brad Pitt), por algo lo interpretaba la estrella a promocionar. Es un joven blanco que vive y siente como un indio, parece encontrarse más a gusto luchando contra un oso que cenando en la mesa con su familia.  Parece haber heredado su rebeldía directamente de la naturaleza, es un ser libre y salvaje al que nada puede parar. Aun así se hace querer y todos le tienen en gran estima (cosa inexplicable para un servidor). Un personaje típico de novelas románticas para amas de casa, ese inconfesable y salvaje objeto de deseo por el que toda ama de casa aburrida estaría dispuesta a dejarlo todo.
Lamentablemente, el personaje de Pitt a mí me irritó más que otra cosa (qué mala es la envidia, lo sé). Por momentos me recordó a estos adolescentes mimados de Hermano mayor. Si el alistamiento de los tres hermanos me pareció inverosímil, la palma de la inconsistencia se la lleva cuando Tristan se pone a cortar cabelleras de alemanes en plena Primera Guerra Mundial.

El otro personaje de cierto interés es el patriarca del clan Ludlow encarnado por un Anthony Hopkins que claramente estaba disfrutando de su recientemente adquirido estatus de estrella tras su Oscar por interpretar a Hannibal Lecter en El silencio de los corderos. Hopkins iba por el cheque y no parece importarle que su personaje sea una mera comparsa en la trama. Una pena, su historia de oficial del ejército que abandona su puesto por rechazo al trato dado a los indios y decide criar a sus hijos en un rancho daba bastante más juego. Igualmente, su frontal rechazo a todo lo que signifique civilizado se ve plasmado en Tristan más que en ninguno de sus otros dos hijos, cosa que tampoco parece agradarle. Así pues, su personaje queda bastante indefinido y poco creíble.
 Los personajes femeninos están retratados a machetazos, con un trazo demasiado grueso, sin líneas de diálogo que permitan explicar los motivos de sus actos o su manera de pensar. Tampoco queda convincente por qué la prometida de Samuel sigue viviendo en la casa familiar tras el fallecimiento de éste. Por cierto, el personaje de Julia Ormond (otra joven promesa de los años 90 que se quedó en nada) no se entiende en todo el metraje. No se sabe de dónde viene,(sólo se sabe que ha perdido  a sus padres), ni por qué va dando tumbos de un hermano a otro. Tampoco queda claro por qué toma esa drástica decisión al final del film.
Ni que decir que el resto de personajes femeninos apenas tienen líneas de diálogo y resultan unos secundarios bastante desdibujados. El público femenino, a quien iba destinada claramente esta producción, no parece tener interés en verse reflejado en las mujeres del film, sólo quiere ver a Brad Pitt.
Edward zwick se muestra como un hábil creador de espectáculo visual pero un pobre narrador de historias.  Quizás la culpa no sea del todo suya, la novela en la que se basa supongo que sí desarrollará los personajes. Su película avanza a trompicones entre bellos parajes y unos personajes que nunca acaban de empatizar con el espectador. Este tipo de novela corre el grave peligro de resultar ñoña o simplemente ridícula al ser adaptada al cine y así fue en este caso.

Tanta pasión, tanto amor prohibido y tanto paso del tiempo necesitan un tratamiento de personajes adecuado y Zwick, tal y como le pasó posteriormente en El último samurái, se ve incapaz de plasmar la psique de sus personajes, resultando planos e incomprensibles para el espectador. Zwick se queda en la forma y no es capaz de mostrarnos el fondo de los personajes. Su forzado romanticismo no cala en el espectador y el film resulta bastante fallido y hueco.

Si no funcionó como película, Leyendas de pasión sí funciono como reclamo y el film fue un éxito comercial y Brad Pitt quedó para siempre en el star system. Ahí sigue 20 años después.

4

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Trailer de Nymphomaniac, el nuevo escándalo de Lars Von Trier


 Lars Von Trier ataca de nuevo y parece que está dispuesto a calentarnos las navidades. Su nuevo proyecto se llama Nymphomaniac y parece ser que consta de 8 historias divididas en 2 películas de 2 horas y media cada una. En total, 5 horas de perversiones sexuales e historias truculentas. El escándalo está servido.

martes, 26 de noviembre de 2013

Turbo


 Dreamworks sigue intentando ganarle terreno a Pixar, ahora que Pixar está en clara decadencia puede que sea su mejor oportunidad. Sin embargo, con productos tan flojos como Turbo no creo que Dreamworks consiga su objetivo.

Turbo es un caracol de jardín que sueña con competir en carreras. Es una premisa absurda, lo sé, pero aún más si piensas que dicho caracol no desea competir en carreras de caracoles sino en carreras de coches, las 500 millas de Indianápolis nada menos. Turbo es una parodia de A todo gas (Fast and the furious, franquicia que ya es una parodia de sí misma) y lo traslada al mundo de la animación supuestamente infantil. Vamos, que viene a ser Cars pero con caracoles y sin la originalidad de aquélla. Y yo me pregunto: ¿ A quién le interesa volver a ver Cars?

Lamentablemente, a pesar de tener un notable apartado técnico, Turbo no acaba de ser el entretenimiento que pretende. Lo de los caracoles tuneados haciendo carreras me pareció bastante poco inspirado. Tampoco el accidente y la transformación que sufre el protagonista me resultaron mínimamente interesantes (ni creíbles, pero eso ya era excesivo para un film infantil). Lo peor es que los secundarios están bastante estereotipados, la supuestamente simpática pareja de hermanos latinos que regentan un restaurante de tacos me provocaron una reacción alérgica de la cual todavía me estoy recuperando. No se puede ser más tópico ni caer más bajo en una impostada corrección política.

A mí que el guión fuera tan previsible me resultó cargante, la misma historia que ya todos nos sabemos de memoria. Además, los secundarios no me hicieron ninguna gracia a pesar de que intenta establecer un paralelismo entre la personalidad de los hermanos. Igual no me pilló inspirado o venía de ver la estupenda Gru 2. Pero, teniendo en cuenta que mis dos hijos se durmieron viendo la película (a pesar del ruido de las carreras), he de suponer que no es sólo cosa mía. Turbo no engancha con los más peques de la casa y es demasiado obvia para los adultos. Puede que su público sean los chavales entre 5 y 12 años, fuera de ese rango de edades veo difícil que apasione a nadie.

  Lamentablemente, los personajes (caracoles y humanos) aportan nada novedoso a este ruidoso y fallido film. Leñe, que se gastan millones de dólares en efectos y no se gastan un centavo en el la historia.  Lo de el típico protagonista patoso que busca el reconocimiento de los demás me parece ya bastante trillado. Casi tanto como ese ñoño mensaje de "Sigue tus sueños y no hay nada imposible" aquí mutado en "Ningún sueño es demasiado grande ni ningún soñador es demasiado pequeño" (o algo así).

La dirección de David Soren (que debuta tras un par de cortos de la franquicia Madagascar) es bastante rutinaria, sabe dar ritmo a las carreras, lástima que todos sepamos cómo van a acabar. Soren no arriesga y va sobre seguro, así es imposible ganar.

Lo dicho, Turbo es un film que no está a la altura, sólo recomendable para los aficionados a las carreras que no sean muy exigentes.



4,5




viernes, 22 de noviembre de 2013

JFK, Caso abierto (1991)


Hoy se cumplen 50 años del asesinato del presidente John Fitzerald Kennedy en Dallas (Texas). 50 años de un misterio y múltiples teorías sobre la autoría del asesinato. Por mucho que se escriba y se investigue, parece que el asesinato de JFK va a quedar como uno de los mayores misterios sin resolver de la historia reciente.

En 1991 el controvertido cineasta Oliver Stone decidió abordar el tema con un film que no dejó indiferente a nadie. JFK, caso abierto es un film enorme en todos los sentidos. No sólo tiene una duración desmesurada sino que también es excesivo en muchas otras cosas. Stone no quería dejar pasar la oportunidad de, al menos, sembrar la duda sobre las conclusiones a las que llegó la comisión Warren que investigó el asesinato de Kennedy. Stone desarrolla aquí su mejor crítica al capitalismo encarnado en el sistema americano. Un sistema capaz de matar a cualquiera que vaya en contra de sus intereses, incluso al propio Presidente.

Puede que Lee Harvey Oswald actuara en solitario y todas las demás cavilaciones no tengan sentido. O puede que Oswald no pudiera realizar tres disparos en tan poco tiempo apostado en la ventana del sexto piso del depósito de libros de Texas. Puede que la trayectoria de las balas que se estableció en la versión oficial fuera totalmente imposible. ¿Quien sabe si todas las hipótesis contrarias a la versión oficial son fruto de inverosímiles teorías de la conspiración (a las que los norteamericanos son tan aficionados). Personalmente, no sé qué creer.


Pero, intentando ser objetivos, el film me parece una maravilla primeramente por la meticulosa y rabiosa dirección de un Oliver Stone en estado de gracia. Stone elaboró un guión sobresaliente lleno de aristas. Aunque no participes de las tesis de Stone, el film tiene un ritmo excelente y atrapa sin remedio (incluso a quien estos temas tan yanquis se la suden). Stone logró un magnífico tono semi-documental y unas pormenorizadas reconstrucciones de los hechos que sumergen al espectador en aquel fatídico 22 de Noviembre de 1963 en Dallas.

 He de destacar el revolucionario montaje en el que intercalaba planos muy cercanos de objetos o gestos de personas. Enfatizando así ciertas características relevantes no tanto para la narración, sino para visión del espectador del objeto o persona. Stone intenta condicionar (o manipular) al espectador, haciéndole partícipe de su propia visión. Para ello se sirve de cantidad de elementos subliminales tanto visuales como sonoros. Muchos de estos elementos pasan desapercibidos la primera vez ya que son apenas perceptibles, como calaveras reflejadas en relojes o peatones de curioso parecido con presidentes republicanos como Bush padre o Reagan. No olvidemos que Kennedy era del partido demócrata y a nadie debería sorprenderle que Stone no sienta ninguna simpatía por el partido republicano ni por el tea party
JFK es un film que gana en sucesivos visionados, buena parte de su valor reside en los detalles. Como si del asesinato de Kennedy se tratara, Stone va dejando pistas semi ocultas en su cinta de los posibles autores intelectuales o beneficiados con el asesinato de JFK. No olvidemos que Kennedy era del partido demócrata y a nadie debería sorprenderle que Stone no sienta ninguna simpatía por el partido republicano ni por el tea party.
Stone no se limita a contarte una historia, quiere convencerte de que todo el sistema político y económico está corrupto y hay unos culpables. No es un director al uso que solamente pretende entretener al espectador y que éste se vaya a su casa contento y feliz para seguir consumiendo. Stone ataca al sistema capitalista y crea el malestar y duda en el espectador, pretende hacerle ver que le han estado mintiendo y ocultando pruebas desde hacía casi 30 años (el film es de 1991). ¿En qué otras cosas nos habrán mentido? Lamentablemente, ciertos hechos de la historia reciente como las filtraciones del caso Snowden y Wikileaks parecen darle la razón a Stone.

 El film es además un complejo crisol que resume perfectamente cómo era el mundo en los 60 (guerra fría, Castro, bahía Cochinos, carrera espacial, Rusia, Corea, Vietnam, petróleo, casi casi como hoy.) Es un gran mapa para entender quien mueve los hilos en la política internacional, ayer, hoy y siempre.

 En cuanto al reparto, en mi opinión tiene la mejor interpretación de Kevin Costner (resulta creíble en ese personaje). Pero la palma se la lleva un reparto coral lleno de actores secundarios de lujo (Gary Oldman, Walter MathauJack Lemmon, Donald Sutherland, Tommy Lee Jones, Joe Pesci, Sissy Spaceck, etc), todos espléndidos.

 En definiva, Oliver Stone empezó la época más combativa e interesante de su carrera con este magnífico film. 

martes, 19 de noviembre de 2013

Machete Kills


 Desde que sorprendiera a medio mundo con El Mariachi en 1992, Robert Rodríguez sigue insistiendo en su cine fronterizo. Atascado en tierra de nadie, se repite continuamente sin avanzar hacia ningún sitio.

 Robert Rodríguez debe  dejarse de copiar la pelis que veía de crío en vhs y demostrar de una vez si realmente tiene algo de talento (que va a ser que no). Su mejor película hasta la fecha es Sin City y precisamente lo es debido a que es en la que menos se nota su mano tras las cámaras. Su fidelidad al excelente cómic de Frank Miller en detrimento de su estilo (suponiendo que tenga tal cosa) fue la clave del éxito de Sin city. Pero aquí tenemos a un Robert Rodríguez en su salsa, libre para hacer lo que le dé la gana y ahí es dónde se evidencia su falta de ideas. Su Machete Kills repite la formula de su predecesora pero es incapaz de provocar el mismo resultado. Todo en el film resulta forzado, no funciona ni como homenaje ni como parodia ni como película de simple entretenimiento. Ni siquiera la crítica social está mínimamente conseguida. Rodríguez se limita a repetir los viejos y manidos estereotipos sobre mejicanos de la manera más zafia posible.

 La gracia de la primera entrega se ha disipado y esta segunda parte se me hizo aburrida. Machete a perdido el factor sorpresa y se le venir de lejos. Yo vi el film mucho menos inspirado que la primera entrega, un guión sin chispa ni mala baba. ¿Acaso no hay más pelis para parodiar que Star Wars y James Bond? Hablando en plata, Machete kills es un bodrio de cuidado. Ya no hacen gracia las parodias ni el pretendido look cutre de serie B.

¿Puede uno aburrirse con una película repleta de chicas malas empuñando un arma? Por raro que parezca, yo tuve problemas para mantenerme despierto. Ni la violencia, ni los toques gore, ni los tópicos sobre mexicanos mil veces vistos, ni la chicas en wonderbra me parecieron tan excitantes como se piensa el pendejo de Robert Rodríguez. Seguimos con el fallo de la primera parte: hay mucha violencia extrema y nada de sexo. Demasiada corrección política para un director que presume de transgresor y macarra.

 El resultado de los cameos al más puro estilo Torrente (¿Quién nos iba a decir que Santiago Segura iba a crear escuela?) es bastante desigual. Mel Gibson está simpático en su parodia del típico villano de James Bond pero se han excedido con la cháchara y acaba haciéndose pesado. Tampoco me desagradó la elección de un tipo tan poco recomendable como Charlie Sheen (aquí reconvertido en Carlos Estevez) para encarnar al Presidente, fue lo más gracioso de este fallido film. El que no me gustó fue Antonio Banderas a pesar de que sale muy poco (por suerte).


¿Qué aporta al film la ridícula Lady Gaga? nada. La ponen de bomba sexual pero sigo pensando que hay catálogos de ortodoncias más eróticos que esta señorita. Un consejo, Lady Gaga: haznos un favor y dedícate al macramé, molestarías menos. Por su parte Michelle Rodríguez sigue encasillada en su papel de guerrera sexy. Tampoco el icono actual de mujer latina como Sofía Vergara consigue que su personaje sea mínimamente atractivo, se limita a gritar y usar artilugios ya vistos en la lejana Abierto hasta el amanecer, así de poco original es Rodríguez que se debe de auto homenajear. Han pasado casi 20 años de aquel film y Rodríguez sigue sin haber demostrado nada excepto ser un segundón apadrinado por Tarantino.


Lo mejor me ha parecido el anuncio-parodia de la siguiente película de esta franquicia: Machete kills again...in space, descacharrante trailer que lamentablemente nos aventura ya desde el principio que tenemos Machete para rato. Quizás Machete nunca debiera haber salido de estas bromas del amigo Rodríguez.


Machete kills es un trailer de 2 horas que al final te deja totalmente desilusionado.Una estupidez de cuidado que ni siquiera tiene la gracia que pretende.

4

sábado, 16 de noviembre de 2013

Gru 2, mi villano favorito (Despicable Me 2)



Si la primera entrega era muy divertida, esta segunda parte sigue por el mismo camino. La frescura inicial sigue presente y Gru 2 es  un film totalmente recomendable para mayores y pequeños.

No es que haya una gran evolución de los personajes, pero los nuevos resultan tan carismáticos y atractivos como los ya conocidos. Esta vez se les ha dado más cancha a los minions (esos ayudantes amarillos de Gru) y protagonizan algunos de los momentos más divertidos de la cinta. Por suerte sus gags no estropean el ritmo del film y están bien integrados en la trama (no ocurre como con Ice Age y los gags de Scratch). Probablemente los minions acaben teniendo su propia franquicia, son todo un hallazgo que dudo mucho que los avispados de Hollywood dejen pasar. Ya veremos si ellos solitos son capaces de mantener todo un film.

 La cinta se pasa en un suspiro y es perfectamente disfrutable para los más pequeños de la casa y para sus papás. El guión tiene un estimable equilibrio que consigue no caer nunca en la ñoñería ni en lo soez (aunque a punto está de caer del lado de este último).También es de agradecer que los momentos musicales estén mejor introducidos e incluso debo reconocer que me gustaron las canciones de Pharrel Williams.
  Al igual que en la primera parte, en el film abundan los guiños cinéfilos: Alien, la saga de James Bond, La invasión de los ultracuerpos (la de Phillip Kaufman de 1978) y algún otro clásico son homenajeados hábilmente durante la trama.

 A pesar de ser enemigo declarado del doblaje de películas, esta vez la vi doblada (es lo que pasa a veces cuando ves una peli con niños). En el doblaje castellano volvemos a contar con la voz de Florentino Fernández como Gru, me parece una elección genial, cada vez parece haber una mimetización mayor entre el personaje y su doblador. No tiene mucho que ver con la voz original de Steve Carell (se pierde cierto acento del personaje) pero resulta gracioso y entrañable. Me gustó menos la labor de Patricia Conde a pesar de haber mejorado bastante en estas lides del doblaje desde su desastrosa labor en Monstruos contra alienígenas.

 No puedo decir mucho más, un film de animación superior a la media (aunque aún lejano a los mejores momentos de Pixar) cuya única misión es hacer pasar un buen rato a toda la familia.  Misión cumplida.


jueves, 14 de noviembre de 2013

CRUCE DE CAMINOS (The Place Beyond The Pines)


 Tras la excelente Blue Valentine, esperaba casi ansioso la siguiente obra de Derek Cianfrance. Sin embargo, la cosa no ha funcionado igual de bien en esta ocasión. Quizás Derek Cianfrance ha sido esta vez demasiado ambicioso.

La cosa no empieza mal, con un Ryan Gosling que ya empieza a estar encasillado en sus papeles de tipo duro (como en Drive o en Sólo Dios perdona, ambas de Nicolas Winding Refn) y con su peculiar historia con Eva Mendes. Todo lo concerniente al personaje de Gosling me parece lo mejor del film y podría haber funcionado perfectamente como un film aparte. Hay que destacar las pintas que le caen al bueno de Gosling en este film. Como en Drive, la imagen de su personaje tiene mucho de icónico (con esos tatuajes y esas camisetas del revés son geniales). A mí me recordó a otros iconos moteros del cine como los de Marlon Brando en Salvaje (The wild one, 1953) o el chico de la moto interpretado por Mickey Rourke en La ley de la calle de Coppola.

 Pero cuando se cruza en su camino el personaje de Bradley Cooper el film pierde algo de un interés que definitivamente cae por los suelos en el último tercio del film. Los giros del guión (algunos bastante previsibles) nos llevan de un sitio a otro dando tumbos sin saber muy bien hacia dónde vamos durante casi dos horas y media. Lamentablemente, cuando el film acaba seguimos sin saber qué nos querían contar o a dónde querían llegar con esta historia en tres actos. No es un mal film pero va perdiendo fuelle conforme avanza dejando una sensación amarga cuando aparecen los títulos de crédito.

 Abarcar demasiado no suele ser bueno y a esta película le sobra bastante metraje (como la última e innecesaria media hora). No llega a hacerse aburrida aunque sí parece ir a la deriva durante un buen rato. Quizás tampoco la moraleja del film (suponiendo que haya una) sea lo suficientemente atractiva como para invertir  2 horas y 20 minutos. Ya sabemos que el destino se lo labra cada uno y que cada acción que realizamos puede tener repercusión en nuestras vidas y en las de muchos otros. También sabemos que muchas veces la diferencia entre un héroe y traidor no es tan grande. Opino Cruce de caminos apunta temas interesantes pero nada que no hayamos visto anteriormente mejor desarrollado.

Otro problema añadido es el casting, no puede ser más tópico. ¿Ray Liotta otra vez haciendo de poli corrupto? No puede ser. ¿Ryan Gosling haciendo de tipo duro parco en palabras? No me digas. ¿Eva Mendes haciendo de chica buen(orr)a metida en problemas? Pues sí. Quizás el casting no sea el más adecuado, a pesar de que todos los actores cumplen con su cometido, ya están muy vistos en este tipo de personajes. Sólo Bradley Cooper se sale algo del esterotipo.

Decepcionante.

5

martes, 12 de noviembre de 2013

Byzantium

 Dentro de la filmografía del director irlandés Neil Jordan podemos encontrar títulos más que recomendables como En compañía de Lobos (1984), Juego de lágrimas (1992), Entrevista con el vampiro (1994), Michael Collins (1996), El fin del romance (1999) o El buen ladrón (2002). En los últimos años su carrera ha pasado injustamente inadvertida y podría parecer que el talento de Jordan se había diluido o simplemente no era capaz de encontrar un proyecto a su medida. Afortunadamente, Byzantium nos devuelve al mejor Jordan, ése que sabe mezclar drama con cine de género.

 Los vampiros, como seres inmortales que son, vuelven a aparecerse por las pantallas de cine (cosa de la que me alegro). No todas las aproximaciones al mito de los vampiros van a ser tan estúpidas como la saga Crepúsculo. Byzantium es la mejor película sobre vampiros desde Déjame entrar. Jordan retoma el mito vampírico y lo adapta a los tiempos actuales sin perder un ápice de romanticismo.


 Las protagonistas son dos mujeres vampiro que debe vivir en un mundo machista que no sólo las ha maltratado como vampiros sino también como mujeres. Este enfoque feminista me resultó muy refrescante, no lo había visto nunca en un film sobre vampiros. Las mujeres vampiro siempre eran pérfidas arpías sedientas de sangre, desprovistas de todo sentimiento (valga como ejemplo Las novias de Drácula, film que Jordan homenajea mediante su emisión en un televisor). Aquí los dos personajes femeninos (Gemma Artenton y Saoirse Ronan) son unas inadaptadas en ambos mundos, forzadas a ocultarse eternamente.
Son dos mujeres fugitivas en un mundo de hombres (vampiros o no) cuyas debilidades siguen siendo el motor del mundo. Unas debilidades que el personaje de Gemma Artenton ha decidido aprovechar como medio de vida. Mientras tanto su hija adolescente (por toda la eternidad, menudo suplicio) debe aprender a vivir con los terribles recuerdos de su pasado mientras desea salir de la marginación en la lleva siglos inmersa. Interesante argumento.


Jordan demuestra que sabe rodar y dirigir actores, dotando al film de un ritmo adecuado aunque no perfecto. El film se puede hacer algo lento y confuso hacia el principio y sólo al final todo el rompecabezas empieza a encajar. Para ello Jordan se sirve de continuos flasbacks que nos van contando el origen de las protagonistas. Jordan no abusa de los efectos especiales y se centra en las interpretaciones y en los dilemas morales de los personajes, nada de vampiros volando ni inverosímiles peleas.

El reparto está bien, de Saoirse Ronan (Expiación) ya sabíamos que era una gran actriz pero la gran revelación del film es la bella Gemma Artenton (El Príncipe de Persia, Quantum of Solace, Furia de titanes) quien sorprende gratamente en este film. Las dos están muy bien y junto con el buen hacer en la dirección de Jordan dotan al film de la credibilidad que esta historia necesitaba. El único problema (pequeño) es que Caleb Landry Jones (Antiviral) puede quedar encasillado en personajes de adolescente enfermo, debe cambiar pronto de registro, difícil lo tiene con esa pinta.

Una feminista película de vampiros.

6,5


sábado, 9 de noviembre de 2013

Solo Dios perdona (Only God Forgives)


Al hablar de Drive ya dejé clara mi postura sobre el director Nicolas Winding Refn: es un tipo con muchas posibilidades pero que quizás aún no había demostrado todo su potencial. Drive era un muestra de lo mejor que este director podía ofrecer. Sin embargo, Sólo Dios perdona es una muestra de lo peor que este director puede hacer.

 Tras el éxito de Drive, Nicolas Winding Refn se embarcó en este proyecto personal en el que su estilo visual y narrativo aparece en su máxima expresión. Un prodigio visual, con unos intensos colores rojos y unos neones de la ciudad de Bangkog realmente fascinantes gracias a la fotografía de Larry Smith. Pero tras esa perfección técnica se esconde un vacío absoluto. Winding Refn huye hacia delante y se lleva todo por delante, incluida la paciencia del espectador. Su film fascina y exaspera a partes iguales. Con unos primeros veinte minutos absorbentes, a partir de ese momento el film inicia una vertiginosa carrera hacia el tedio y lo absurdo que puede acabar con la paciencia de más de un espectador. A mí su belleza formal me cautivó pero la forma de desarrollar la historia (que se puede resumir en 2 frases) me decepcionó ampliamente.


Winding Refn homenajea a Jodorowsky (por algo le dedica el film, mejor nos hubiera ido si le hubiera dedicado una canción en un karaoke) y se olvida que El topo es de 1970. Han pasado más de 40 años, ha llovido mucho y cualquier moderno del tres al cuarto ya no nos va a causar el mismo estupor que nos causó el film de Jodorowsky (de quien soy seguidor como cineasta, no como chamán ni charlatán). Igual que Jodorowsky, Winding Refn dota a sus personajes de unas connotaciones que los elevan más allá de lo que se muestra en pantalla. (Al final de la entrada incluyo mi interpretación del film). Pero no vale con homenajear. Hay que aportar algo de valor, algo propio. Aquí yo vi mucha copia a David Lynch (esos pasillos en penumbra, esas puertas...), al cine contemplativo oriental, al cine de Park Chan-wook, etc



 Las miradas y los largos silencios tenían cierta gracia en Drive, pero aquí Winding Refn ha llevado estos recursos al absurdo. Personajes que se miran sin decir nada, cámaras lentas innecesarias, diálogos que no se oyen, personas que pasean por pasillos, etc. Su película no cuenta casi nada y lo hace de forma muy lenta y aburrida. Las escenas se eternizan y el ritmo cae casi hasta el coma. Me gusta el cine contemplativo de muchos autores orientales, hay veces que las imágenes son de una belleza tal que las palabras o la acción sólo pueden estropearlas. Aquí tenemos una fotografía espectacular (de lo mejor del año, sin duda) pero no hay historia. O mejor dicho, no hay ganas de contar una historia. Todas las escenas del karaoke (hay varias) me parecieron una prueba a la paciencia del espectador.

A mí ni la extrema violencia y sadismo de algunas de sus escenas consiguieron sacarme del sopor. La lánguida mirada de Ryan Gosling (que ya me empieza a aburrir en estos papeles de tipo inexpresivo) no me transmitió nada durante todo el metraje. Pone la misma cara cuando mata que cuando va a almorzar. Inexpresividad total. Lo mismo se puede decir del resto del film, es incapaz de hacer sentir nada al espectador. Reconozco que me gusta jugármela con este tipo de cine experimental, de autor, de culto o como lo quieras llamar. Pero esta vez la cosa me ha salido mal.

 Un tedioso ejercicio de estilo tan bello visualmente como vacío de contenido. Un aburrido cine de autor. ¿Solo Dios perdona? pues que Él le perdone al señor Winding Refn esta horrible tomadura de pelo.

 P.d.: Por si alguien ha visto la película y no ha entendido nada o simplemente quiere ahorrarse el suplicio de ver este ladrillo, he aquí mi particular interpretación del film (no hace falta ser un experto en psicología, ni en mitología griega ni en psicomagia):
 El personaje de Julian (Ryan gosling) tiene un fuerte complejo de Edipo: mató a su padre y siente un fuerte impulso de volver al seno materno. Por lo tanto, tiene una ambigua relación con su madre (una excelente Kristin Scott Thomas que es lo mejor del reparto, ella al menos interpreta) y teme lo que puedan volver a hacer sus manos.
 Su hermano se rebela contra lo establecido, y comete un crimen imperdonable ("Es hora de ver al diablo"). Un ángel caído que merece un terrible castigo por parte de Dios, figura quizás representada en un policía retirado cuyos antiguos compañeros veneran y obedecen. Un Dios impasible que reparte justicia de forma implacable y brutal. Pero la madre de ambos hermanos buscará venganza, ya sabemos el papel de la mujer en el antiguo testamento: es la mujer la que ofrece la fruta prohibida, quizás ella sea el mismo Diablo, el mal personificado en mujer. Quedando para Julian el papel del hombre (ser humano): un ser libre para elegir, pero que dudará y deberá pagar el precio de sus actos.

 Lamentablemente, por muchos significados e interesantes connotaciones que le queramos buscar a los personajes y a sus motivaciones, el film se me hizo aburrido y pesado. Sólo dura 90 minutos y me parecieron 3 horas.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Trailer de OLDBOY, el remake de Spike Lee


Sinceramente, no sé cuanto dinero le habrán pagado a Spike Lee para que se embarque en el remake de una de las películas más arriesgadas y extremas de los últimos años: Oldboy. En los 10 años que han pasado desde su estreno el film del coreano Park Chan-wook se ha convertido en todo un film de culto y veo muy difícil (e innecesario) hacer un remake que esté a la altura. Pero ya sabemos que los de Hollywood hace muchos años que se quedaron sin ideas. ¿Estará Josh Brolin a la altura de su personaje? ¿Se comerá un pulpo vivo? Lo dudo mucho.

El trailer no tiene mala pinta, pero no veo grandes aportaciones a la historia.

martes, 5 de noviembre de 2013

Desmontando a Harry


Cuando alguien me dice que el cine de Woody Allen le parece aburrido (cosa que me pasa bastante a menudo) yo no puedo evitar pensar :”Eso es porque no has visto Desmontando a Harry”.

Desmontando a Harry es la comedia más ácida y corrosiva de Woody Allen. Una vez más asistimos a las desventuras del típico escritor judío (¿un reflejo de Allen real?) pero aquí adopta un punto de vista mordaz que no deja títere con cabeza. Sinceramente, creo que Allen ideó este film para ajustar cuentas y decir todo lo que tenía que decir. Nunca ha sido tan cínico sobre temas como el matrimonio o la religión ni tan explícito (casi soez) sobre el sexo. Es un Allen desatado, casi rabioso, pero que nunca deja de ser Woody Allen.

Tras su divorcio de Mia Farrow se dijeron muchas cosas sobre Allen (casi ninguna buena) su vida personal saltó a la palestra y los medios se cebaron con el director. Puede que la vida familiar con Allen sea un infierno (quien sabe) pero Farrow se dedicó a contar intimidades a los cuatro vientos (aún se descuelga a veces con alguna intimidad). Se entiende buena parte de su despecho, Woody se había liado con la hija adoptiva de Farrow. La cosa pintaba muy mal y Allen fue presentado al mundo como un pervertido. A mí, personalmente, no me interesa la vida privada de Allen ni de nadie, sólo me interesa su cine. Pero es inevitable que la vida personal de cualquier artista o creador acabe influyendo en su obra.


 Allen contraatacó de la mejor manera posible. Usando una película para poner los puntos sobre la íes. Su personaje, el Harry del título, cliente habitual de prostitutas, bebe demasiado, es adicto a las pastillas, tiene tendencia a la depresión, tiene una pésima relación con sus ex mujeres, ya no le quedan amigos y descuida a su hijo. Harry es la caricatura de Woody Allen, la imagen deformada que se presentó desde ciertos medios sensacionalistas. Al igual que a su personaje, Allen vuelca experiencias propias en su obra y muchas personas pueden verse reflejadas en los personajes de ficción. Allen usa esta herramienta para arremeter indirectamente contra todo bicho viviente, siendo los fundamentalistas religiosos (especialmente los judíos) los que salen peor parados. El segmento de la psiquiatra que acaba convertida en una ferviente creyente por el hecho de tener un hijo es muy significativo de la forma que tiene Allen de entender el judaísmo. No olvidemos que Allen proviene de una familia judía.

 En un momento del film, Harry recibe la visita de los personajes de ficción salidos de su propia imaginación, en un momento dado podemos ver a una mujer muy parecida a Mia Farrow. Como si Allen nos quisiera decir que sin él la Farrow nunca hubiera sido nada. La verdad es que la carrera posterior a su relación con Allen es bastante mediocre.

Para un film así, Allen se sirve de un curioso montaje (muchas escenas parece que han sido montadas por un epiléptico) y un buen elenco de actores. La licencia de mezclar realidad con fantasía es habitual en su filmografía, valgan como ejemplos Sueños de un seductor (aunque no la dirigió él, el guión era suyo), Midnight in Paris o La rosa Púrpura del Cairo. Allen elabora una especie de realismo mágico en la que personajes imaginarios interactúan con los protagonistas.
Yo me quedo con escenas antológicas que derrochan imaginación como la de la prostituta, la visita al infierno o la de el actor desenfocado. Aunque reconozco que me quedo con el diálogo (quizás misógino y machista) con su hijo sobre Dios: "No sabemos si Dios existe, pero las mujeres están. Y no en un cielo imaginario, sino aquí, en la Tierra.". Pues Woody, si tú lo dices, no voy a ser yo quien te lleve la contraria.
No se pierdan esta obra maestra de humor ácido y corrosivo de uno de los mejores cineastas del siglo XX y de lo que llevamos del XXI.


sábado, 2 de noviembre de 2013

Destino


 Destino es un cortometraje de animación que unió en 1945 los talentos de Walt Disney y Salvador Dalí. Ambos parecían bastante interesados en el proyecto e incluso trabajon codo con codo, el guión era del propio Dalí y del guionista John Hench. El pintor de Cadaqués volcó todos los elementos habituales de su pintura (paisajes desérticos, juegos visuales, hormigas, relojes blandos, etc). Por su parte, Disney  pondría a su cargo las más avanzadas técnicas de animación y los mejores animadores de la época.
Sin embargo, los problemas que económicos por los que pasaban los estudios Disney obligaron a abandonar el proyecto indefinidamente, cayendo en el cajón del olvido.
 En 1999 los estudios Disney retomaron el proyecto basándose en las ideas y los bocetos originales y el corto pudo verse finalmente en el año 2003, 58 años después del inicio de su gestación.