No había visto hasta ahora esta película, sé que puede sonar extraño, pero no había visto hasta hace poco una de las producciones más representativas del cine comercial de los años 90. Curiosamente, todos los comentarios que me han llegado en estos 20 años desde su estreno son positivos cuando provienen de féminas y son negativos cuando provienen de personas del género masculino. Quizás la presencia de Brad Pitt tuviera algo que ver.
He de aclarar que al abordar una película, procuro no dejarme influir por las opiniones que han llegado a mis oídos o los comentarios que haya podido leer. Intento borrar de mi mente todo tipo de prejuicios a la hora de ver una película. Me da lo mismo quien me la haya recomendado o quien me la haya desaconsejado. Así pues borré todos los comentarios acerca de este film y me dispuse a verlo.
Sinceramente, Leyendas de pasión me pareció un mero vehículo para dar a lanzar al estrellato al joven Brad Pitt. Vista hoy día, parece que éste fue el único motivo por el que se rodó esta película. Había que lanzar a la fama a este guapo chicarrón y en esta película no se ahorran planos destinados a ello. Desde luego, yo no vi la pasión del título por ningún lado ni entendí muchas de las motivaciones de los personajes.
Todo el apartado técnico del film es sobresaliente: grandes paisajes, hermosa fotografía, bella música, etc. Un envoltorio perfecto para una historia que no acaba de cuajar en pantalla. Básicamente no funciona debido a que no se desarrollan los personajes, la historia avanza a trompicones y no consigue definir los personajes a pesar de que el film dura nada menos que 134 minutos. Nunca acaba de quedarnos claro por qué Samuel decide abandonar a su prometida y la tranquilidad para alistarse para combatir en la primera Guerra Mundial. Supuestamente lo hace para defender a Inglaterra (???). Tampoco me quedó claro el motivo por el que sus hermanos, más que intentar disuadirle de su idea, deciden ir alistarse también para proteger a su hermano pequeño. No queda creíble en pantalla, al menos para mí.
Sin duda el personaje más atractivo del film es Tristan (encarnado por ese Adonis llamado Brad Pitt), por algo lo interpretaba la estrella a promocionar. Es un joven blanco que vive y siente como un indio, parece encontrarse más a gusto luchando contra un oso que cenando en la mesa con su familia. Parece haber heredado su rebeldía directamente de la naturaleza, es un ser libre y salvaje al que nada puede parar. Aun así se hace querer y todos le tienen en gran estima (cosa inexplicable para un servidor). Un personaje típico de novelas románticas para amas de casa, ese inconfesable y salvaje objeto de deseo por el que toda ama de casa aburrida estaría dispuesta a dejarlo todo.
Lamentablemente, el personaje de Pitt a mí me irritó más que otra cosa (qué mala es la envidia, lo sé). Por momentos me recordó a estos adolescentes mimados de Hermano mayor. Si el alistamiento de los tres hermanos me pareció inverosímil, la palma de la inconsistencia se la lleva cuando Tristan se pone a cortar cabelleras de alemanes en plena Primera Guerra Mundial.
El otro personaje de cierto interés es el patriarca del clan Ludlow encarnado por un Anthony Hopkins que claramente estaba disfrutando de su recientemente adquirido estatus de estrella tras su Oscar por interpretar a Hannibal Lecter en El silencio de los corderos. Hopkins iba por el cheque y no parece importarle que su personaje sea una mera comparsa en la trama. Una pena, su historia de oficial del ejército que abandona su puesto por rechazo al trato dado a los indios y decide criar a sus hijos en un rancho daba bastante más juego. Igualmente, su frontal rechazo a todo lo que signifique civilizado se ve plasmado en Tristan más que en ninguno de sus otros dos hijos, cosa que tampoco parece agradarle. Así pues, su personaje queda bastante indefinido y poco creíble.
Los personajes femeninos están retratados a machetazos, con un trazo demasiado grueso, sin líneas de diálogo que permitan explicar los motivos de sus actos o su manera de pensar. Tampoco queda convincente por qué la prometida de Samuel sigue viviendo en la casa familiar tras el fallecimiento de éste. Por cierto, el personaje de Julia Ormond (otra joven promesa de los años 90 que se quedó en nada) no se entiende en todo el metraje. No se sabe de dónde viene,(sólo se sabe que ha perdido a sus padres), ni por qué va dando tumbos de un hermano a otro. Tampoco queda claro por qué toma esa drástica decisión al final del film.
Ni que decir que el resto de personajes femeninos apenas tienen líneas de diálogo y resultan unos secundarios bastante desdibujados. El público femenino, a quien iba destinada claramente esta producción, no parece tener interés en verse reflejado en las mujeres del film, sólo quiere ver a Brad Pitt.
Edward zwick se muestra como un hábil creador de espectáculo visual pero un pobre narrador de historias. Quizás la culpa no sea del todo suya, la novela en la que se basa supongo que sí desarrollará los personajes. Su película avanza a trompicones entre bellos parajes y unos personajes que nunca acaban de empatizar con el espectador. Este tipo de novela corre el grave peligro de resultar ñoña o simplemente ridícula al ser adaptada al cine y así fue en este caso.
Tanta pasión, tanto amor prohibido y tanto paso del tiempo necesitan un tratamiento de personajes adecuado y Zwick, tal y como le pasó posteriormente en El último samurái, se ve incapaz de plasmar la psique de sus personajes, resultando planos e incomprensibles para el espectador. Zwick se queda en la forma y no es capaz de mostrarnos el fondo de los personajes. Su forzado romanticismo no cala en el espectador y el film resulta bastante fallido y hueco.
Si no funcionó como película, Leyendas de pasión sí funciono como reclamo y el film fue un éxito comercial y Brad Pitt quedó para siempre en el star system. Ahí sigue 20 años después.