sábado, 28 de diciembre de 2013

La gran belleza (La grande Bellezza)



 Ya desde el primer momento el espectador sabe que no está ante un film del montón. Paolo Sorrentino nos sorprende con un exquisito prólogo que es todo un homenaje a Roma, la ciudad eterna, cuna de imperios y una de las ciudades más bellas del mundo. Sorretino deleita al espectador con una sofisticada combinación de música e imágenes. Con un coro femenino, una fuente y unos turistas japoneses, el film nos introduce en un mágico mundo de belleza y tranquilidad, en la idílica Roma en la que incluso la muerte hace su aparición de forma hermosa. Sin embargo, un grito y un primer plano nos sumergen abruptamente en otra realidad, en otra Roma mucho más real y mundana.

 Tras la curiosa Un lugar donde quedarse, Sorrentino vuelve a incidir en personajes extremos que viven en su propio mundo. El mundo reflejado en La gran belleza es tan bello como superficial. Los personajes son mezquinos y falsos, acomodados en sus lujosas mansiones y sus propias mentiras. Son Peter Pans en busca de la eterna belleza y la eterna juventud, deformaciones grotescas de una sociedad que rinde culto a lo joven y lo bello. Pero el paso del tiempo y la muerte (la misma cosa, al fin y al cabo) no dejan a nadie impune. Es hora de dejar de buscar la belleza y buscar la verdad en otra parte.

 Como todos ya sabemos, la burguesía sustituyó a la nobleza de antaño pero ha caído en su misma trampa, una  existencia hedonista vacía de contenido. Sin metas no hay realización posible. Quien lo tiene todo no desea nada y acaba aburrido. Pobrecitos estos ricos aburridos en sus mansiones. Sorrentino nos presenta a estos decadentes (patéticos más bien) personajes en fiestas de música moderna bailando ridículamente, como seres permanentemente fuera de lugar, viviendo en un paraíso artificial, falso, pero paraíso a fin y al cabo. Un lugar reservado sólo a unos pocos snobs en el que una niña pinta a regañadientes cuadros abstractos que valen millones y una autoproclamada artista se dedica a estampar su cabeza contra un muro como expresión artística. El arte moderno es una basura, ya lo sabíamos todos, echadle la culpa al maldito Duchamp, pero Sorrentino lo expone magistralmente.

En esta ácida crítica no se libra ni el clero, me pareció muy revelador el personaje del obispo más interesado en recetas de cocina que en los problemas de la fe. Como el resto de personajes, se ha acomodado en su privilegiada situación y ha olvidado la razón de su existencia, se ha perdido en lo superfluo y se ha olvidado de su misión en la vida. Sepulcros blanqueados.

En el centro de esta espiral de seres ociosos tenemos a Jep Gambardella (magistral Toni Servillo), un escritor que sólo escribió un libro hace muchos años y que ahora al cumplir 65 años debe afrontar el hecho de que ha desperdiciado su vida. Ni las conquistas de ricas herederas ni las chácharas artificiosamente cultas son ya del agrado de nuestro protagonista. El tiempo se le acaba y le hace ver que su existencia a sido agradable pero quizás no demasiado útil. Su momento de gloria pasó hace mucho y la muerte se está llevando incluso a amigos más jóvenes que él. Gambardella sigue buscando ese amor verdadero que pasó una vez por su vida y dejó escapar.


Entre tanto personaje banal la aparición de Sor María, una monja centenaria, viene a poner de manifiesto la estupidez existencial de esta decadente élite. Es una santa que se alimenta de raíces y no hace alarde de su pobreza, un ser que vive para los demás y no para el qué pensarán los demás. Ni la apariencia ni la ostentación parecen ejercer en ella ninguna influencia, es libre en su decrépito cuerpo.

En un mundo frívolo y sin sentido, Sorrentino nos ofrece un film imperfecto e irregular pero de una innegable atracción. Puede que algunos pasajes sobren o el ritmo del film no sea perfecto, todo es perdonable si contiene momentos de tal fascinación (basten como ejemplon el citado prólogo o los créditos finales).
La poderosa belleza plasmada en la imágenes, por una vez, viene acompañada de un profundo significado. Un film muy bello tanto en imágenes como en contenido. Una maravilla.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Alps (Alpeis)



Si en Canino el director griego Giorgios Lanthimos nos mostraba su particular reflexión sobre la educación, en Alps nos da su particular visión sobre la soledad.

 Giorgos Lanthimos continúa con ese cine hermético y asfixiante (además de aburrido para muchos espectadores) con unas peculiares premisas argumentales que al espectador medio se le pueden hacer difíciles de asimilar. En Canino nos narraba la historia de una familia que sobreprotegía a sus hijos engañándolos con mentiras sobre el exterior, creando un mundo ficticio y opresivo en el que crecer totalmente aislados. Su film no estaba exento de interpretaciones e invitaba a la reflexión sobre elementos tan definitivos de una sociedad como la educación, la familia y la religión. Ya vemos que Lanthimos no se anda con chiquitas, su cine no busca entretener sino que pretende que nos planteemos muchas cosas.

Con Alps no ofrece otro grupo de personas que han desarrollado su propio universo al margen de la sociedad o, mejor dicho, complementario a la sociedad. Una sociedad formada por unos personajes asolados por una terrible soledad, unos personajes que más que aprender a sobrellevar su dolor deciden engañarse y seguir viviendo una mentira. Pero esta mentira necesita de un mentiroso y de alguien que, conscientemente, decide dejarse engañar. Como en el cine o en cualquier representación artística, sólo es una ilusión, una mera copia de la realidad que puede cumplir una importante función social. Un tema ya explorado en películas como Los idiotas, Holy motors o Copia certificada pero que en Alps se lleva a nuevos territorios.


 En Alps es el férreo control de unos personajes sobre otros lo que acaba dando forma a la historia. Son los personajes femeninos los oprimidos, siendo el sexo sinónimo de represión. Las mujeres del film se sienten especialmente solas y utilizadas por una estructura social despiadada y egoísta. Sirva como ejemplo el personaje de Mont Blanc, el jefe del grupo Alps, un don nadie que ejerce un poder brutal sobre la mujeres del grupo.

Pero el verdadero drama ocurre cuando una de las actrices necesarias para el engaño decide vivir su propia mentira, es tal su soledad e incomunicación (particularmente con su padre) que decide recrear su propia mentira para aliviar su propio dolor. Los férreos límites establecidos serán sobrepasados y toda la estructura se verá amenazada.

 Lanthimos decide teñir su película de un peculiar humor negro (negrísimo) que no será del gusto de muchos espectadores pero que es ya marca de la casa. Se me vienen a la cabeza las escenas de la maza, el juego de las imitaciones o la del salón baile como claros ejemplos de este humor a base de situaciones patéticas.

 El cine de Lanthimos, podría emparentar por sus ganas de mostrar las miserias de la sociedad con el de Michael Haneke y Lars Von Trier. Sin embargo es la difícil asimilación de sus premisas su mayor característica. Lanthimos deforma la realidad hasta límites inverosímiles (o casi) para destacar problemas actuales de la sociedad. Si el espectador acepta las reglas del juego, se encontrará con interesantes preguntas (que no respuestas).

Lo dicho, con su peculiar premisa argumental y su singular desarrollo, Lanthimos salta una vez más sin red. De cada espectador depende que caiga o no de pie.

6,5

lunes, 16 de diciembre de 2013

Lobezno inmortal (X-Men: Wolverine 2)


Lo siento mucho pero esta película me pareció un horror de cuidado. Mala hasta decir basta. Ni el carisma de Hugh Jackman ni los efectos especiales ni las espadas japonesas consiguieron sacarme del tedio en el que me sumergió este pésimo film desde su inicio.

El problema fundamental deriva de una trama que no consigue interesar al espectador, en ningún momento nos importa un bledo lo que ocurre en la pantalla.
 EL nefasto James Mangold sustituyó a Darren Aronovsky en la dirección de este proyecto y me alegro de que el autor de Réquiem por un sueño decidiera no verse implicado en esta chapuza. Intentar hacer una película de superhéroes que no sea  infantil es un intento muy loable que pocas veces sale bien. El Batman de Nolan es un ejemplo a seguir, pero Lobezno no es Batman, no tiene esa carga dramática. Aquí se nos presenta un Logan traumatizado y con persistentes pesadillas con Jean Grey (Famke Janssen), la sombra alargada de Nolan se extendió a Superman y ahora alcanza a Lobezno. Sinceramente, creo que el tono a seguir con los superhéroes Marvel debería ser el de Los vengadores o Iron man y no el de este ladrillo. Se puede optar por el enfoque serio, pero hay que tener talento para hacerlo. Lamentablemente, en Lobezno inmortal el talento brilla por su ausencia.


Yo aún sigo sorprendido de que me haya aburrido tanto viendo un film de superhéroes. Lobezno inmortal tarda mucho en arrancar y cuando lo hace no interesa. Todas las disputas familiares de los personajes me parecieron un rollo tremendo, leñe, estamos ante un film de aventuras. No me gusta el cine de entretenimiento que toma al espectador por idiota (Transformers, Resident evil, 2012, etc) pero casi es peor pensar que el espectador tiene una paciencia infinita. La trama de Lobezno inmortal va dando bandazos sin sentido y tiene unos parones inexplicables. El público de Lobezno quiere verlo en acción, por supuesto, pero se puede revestir la acción de una trama mínimamente interesante. Sin embargo, aquí parece que el guión lo han ido redactando sobre la marcha. El resultado es un film muy irregular y aburrido que sólo levanta vuelo en su último tramo cuando ya el espectador hace bastante rato que mira el reloj. Parecía difícil de lograr, pero es incluso peor que la primera película de Lobezno.

Ni el viejo amigo de Logan convertido en gran empresario, ni la chica que puede ver el futuro, ni la heredera del imperio, ni el padre de la anterior, ni la pérfida doctora que cuida al patriarca, ni el novio ninja de la chica, ni el prometido oficial de la chica consiguen otra cosa que aburrir al espectador ávido de aventuras. Un lío de personajes que no aportan nada. Por momentos me pareció estar viendo un episodio de Falcon Crest con actores japoneses en un decorado de cartón piedra, al menos Angela Channing tenía carisma.
 Todo ese rollo a lo Rey Lear no funciona, podría haberlo hecho en otras manos más hábiles pero aquí hunde al film en la miseria. los personajes cambian de bando sin sentido alguno e incluso se han sacado de la manga una forzada historia de amor que no hay por donde cogerla. Por cierto, no entiendo la manía de hablar tanto que tienen los personajes de este film ¿Nadie se dio cuenta que Lobezno es un personaje al que el público quiere ver cabreado y destrozándolo todo? Aquí Lobezno parece una hermanita de la caridad, sólo en un par de ocasiones saca realmente a relucir su famoso mal carácter (y lo arruina una piscina). De hecho, Lobezno es casi una comparsa en toda esta zafia intriga de poder y sucesiones a la japonesa.

 Otro factor que estropea el film es la falta de originalidad con la que están rodadas las escenas de acción, no pueden ser más insulsas y carentes de ritmo. Desaprovechar de esta manera las peleas de ninjas contra Lobezno es casi un pecado. Pues James Mangold lo hace. Definitivamente, este señor que empezó su carrera de forma muy prometedora debería retirarse a un monasterio a meditar sobre sus pecados en forma de película. Noche y día (sí, esa basura en la que los San Fermines se celebran en Sevilla) y Lobezno inmortal son dos claros ejemplos de mal cine de aventuras actual.

 Una pena, Lobezno y los espectadores se merecen algo mejor.

3,5

viernes, 13 de diciembre de 2013

El Hobbit: La desolación de Smaug (The Hobbit: The Desolation of Smaug )


 Bilbo Bolsón (Baggins en el inglés original) sigue su aventura acompañado del mago Gandalf y los trece enanos. En su camino hacia la montaña solitaria donde el dragón Smaug custodia el tesoro de los enanos se enfrentarán a nuevos peligros.

 En su quinta aproximación al universo Tolkien, Peter Jackson sigue siendo respetuoso y fiel al espíritu de Tolkien aunque esta vez se saque de la manga personajes y tramas que no estaban presentes en el libro original. No olvidemos que El Hobbit es un libro de 300 páginas enfocado al público infantil. Jackson ha decidido darle un tono más adulto al trasladarlo al cine con esta trilogía, no ahorra planos de desagradables orcos ni decapitaciones. Jackson se atreve también a introducir personajes que no aparecen en este libro (Legolas, Ragadast) e incluso inventa algún personaje totalmente nuevo (la elfa Tauriel interpretada por Evangeline Lilly). Jackson deja ver su mano de creador más allá de la de noble artesano (de probada solvencia), innova sobre el texto que adapta en busca de referencias y lugares comunes ya mostrados en la primera trilogía. He ahí su error. Este film no aporta nada nuevo al imaginario visual de esta saga y los planos aéreos a los que tan aficionado es el señor Jackson ya no nos impresionan como en La comunicad del anillo. Tampoco las arañas gigantes nos sorprenden como antaño. No es culpa de nadie ni hay que considerarlo como un fallo del film, simplemente ya no nos sorprenden,


  No sé si Tolkien se retorcerá en su tumba o le parecerían bien las licencias tomadas por Jackson. Pero a mí como espectador, me pareció que ciertos personajes están metidos con calzador sólo para rellenar metraje. La historia entre Tauriel y el enano es un relleno que sólo sirve para alargar innecesariamente el film, no digamos nada si hablamos del triángulo amoroso con Legolas. Lo mismo se puede decir de la cháchara estéril que parece haber contagiado por momentos a los personajes en esta entrega. En especial, Smaug me pareció excesivamente parlanchín. Es el personaje que todos teníamos ganas de ver y la verdad es que no defrauda pero el hecho de que un dragón hable me sigue pareciendo ridículo (por mucho que se trate de cine de fantasía) y su diálogo con Bilbo me pareció algo excesivo. Tampoco el prólogo (ojito al cameo que hay justo al inicio) aporta nada de interés ni tiene la espectacularidad a la que estamos acostumbrados.


 Lamentablemente, el film se resiente de todos estos intentos de alargar su duración hasta más allá de las dos horas y media provocando unos peligrosos altibajos de ritmo. No es que se haga aburrido pero no todos los pasajes tienen el mismo interés y alguno se podría haber omitido fácilmente. Al igual que en Un viaje inesperado, la trama no daba para más pero aquí se nota más la falta de coherencia del film.  En esta segunda entrega sí se hace evidente que Jackson he estirado demasiado una trama que no daba para tres películas. Además, en su afán de alargar la trama nos han dejado muy pocas sorpresas para la tercera entrega.

 A pesar de todo, La desolación de Smaug es un estupendo film de aventuras para escapar de la realidad y de la maldita crisis. Todo ello aderezado con el buen hacer técnico del amigo Peter Jackson y unos actores cada vez más entregados. Tanto Ian McKellen como Martin Freeman están excelentes como la pareja protagonista de esta aventura. No hay que olvidar que por fin vemos y oímos en todo su esplendor al dragón Smaug, el otro protagonista de esta segunda trilogía. Alucinante todo lo referente al avaricioso dragón (excepto su afición por la plática).



 No podemos negar que Peter Jackson ofrece nuevamente un espectáculo de altura (geniales la escena de los barriles por el río y toda la última media hora). Todo un prodigio de la técnica (espectacular 3D y los insectos voladores) puesta al servicio de la historia. Por suerte, nunca comete el gran error de tratar en ningún momento al espectador de idiota. No parece gran cosa pero, con los tiempos que corren, es casi un lujo ver un film de aventuras en el que no sientas que tu inteligencia está siendo insultada.

 Resumiendo, la épica y la magia siguen presentes en La desolación de Smaug aunque el conjunto se resienta de los elementos añadidos. Es la mas floja de todas las películas sobre la Tierra Media, pero sigue siendo un entretenimiento más que recomendable.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capitán Phillips (Captain Phillips)


 Con Capitán Phillips, Paul Greengrass nos ofrece otro estupendo thriller lleno de tensión. Capitán Phillips se parece más a United 93 que a El mito de Bourne o El Ultimátum de Bourne pero todas ellas son claros ejemplos de cómo crear la tensión dentro del espectador. Paul Greengras es uno de los mejores artesanos en esa materia actualmente.

Capitán Phillips es un film al que no se le puede poner ninguna pega. Es un ejercicio casi perfecto de cómo contar un dramático hecho real. Greengras no se pierde por las ramas con montajes desordenados o saltos temporales. Tampoco intenta hacer una radiografía del mundo en el que vivimos ni elabora zafias metáforas sobre el Tercer Mundo intentando reclamar lo que es suyo aunque sea robando a los ricos. Sólo apunta levemente algunos aspectos que pueden hacer pensar al espectador que ambas parte del conflicto son realmente víctimas de una realidad injusta (aunque más para unos que para otros). Se nombra cómo los barcos extranjeros van a pescar al cuerno de África esquilmando sus reservas pesqueras abocando a los pescadores a la piratería para sobrevivir, pero no se incide demasiado en ello, no estamos ante un film de denuncia ni pretende ser un documental sobre el drama de Somalia. Lo del cine social mejor se lo dejamos a Ken Loach. Greegras no se enreda en profundos diálogos con el fin de hacernos entender las motivaciones de los personajes, va directo a la acción y sabe cómo clavarnos en el asiento. A pesar de que uno sepa qué ocurrió en el secuestro del Maersk Alabama en el año 2009, la película te absorbe de una manera prodigiosa.

 Ocurre que este héroe involuntario, víctima de un secuestro que en cualquier momento puede acabar mal, decide utilizar su principal baza para salir con vida: la inteligencia. El capitán Richard Phillips juega sus pocas cartas con una habilidad asombrosa, ya sabemos que la necesidad agudiza el ingenio. Frente a unos secuestradores desesperados Phillips intenta usar la cordura para salvar su vida. Aunque la intervención de la poderosa armada norteamericana también tuvo una providencial intervención. Al final a uno le queda la misma sensación que con Lo imposible, los habitantes del primer mundo lo tienen mucho más fácil para sobrevivir ante las tragedias (tienen unas infraestructuras que los apoyan), mientras los pertenecientes al tercer mundo quedan abandonados a su suerte.

 Con todos estos elementos, Greengras elabora uno de los mejores thrillers del año (si no el mejor) usando sus armas habituales y contando con la soberbia interpretación de un Tom Hanks nuevamente en estado de gracia. Hanks es el actor que mejor encarna a la persona normal que acaba convertida en héroe muy a su pesar, nadie como él para este tipo de personajes. Tiene ese talento especial (no sé si innato o aprendido) que hace que te identifiques con su personaje y padezcas su sufrimiento. Su interpretación en la última parte del film es de esas que dejan huella en el espectador.

Lo dicho, un film perfecto, tenso y emocionante a partes iguales.

7

sábado, 7 de diciembre de 2013

Frozen, el reino de hielo


 Frozen sigue la estela dejada por el gran éxito comercial y artístico que para la compañía Disney supuso Enredados. El resultado esta vez no es tan compacto, siendo Frozen un film inferior a Enredados pero igualmente superior al cine de animación de los últimos años.

 Para esta adaptación del cuento de Hans Christian Andersen "La reina de las nieves" Disney ha dado lo mejor de sí. Tiene un apartado técnico espectacular (alucinantes todas las imágenes de hielo, nieve y tormentas) y unos apabullantes números musicales que te dejan clavado al asiento con la boca abierta. Asombrosos. El dinamismo de las imágenes combinado con unas canciones geniales logran unos números musicales antológicos. Me parecieron sobresalientes las canciones del matrimonio Robert López y Kristen Anderson López. Yo me quedo con Suéltalo ("Let it go" en el original) que canta la reina Elsa (con la voz en la versión española de la triunfita Gisela) mientras construye su castillo de hielo. En mi opinión, el tema está a la altura de los grandes clásicos de la compañía Disney. Igualmente, las canciones Hazme un muñeco de nieve o La puerta del amor me parecieron extraordinarias. A mí sólo me sobró el numerito musical de los trolls, el resto son simplemente memorables.




 La verdad es que durante la primera media hora el film funciona perfectamente siendo de lamentar que el interés decaiga bastante tras el espectacular número de la reina de hielo en su nuevo palacio. Obviamente, caemos en los tópicos de siempre del cine de Disney, aquí nos encontramos con unos secundarios que a mí me resultaron mucho más divertidos en el trailer que en la película.  Ni el reno Sven ni el muñeco de nieve Olaf consiguen levantar una trama algo inconsistente pero hacen que los niños se lo pasen bien. En mi opinión, el muñeco de nieve es el típico secundario metido con calzador para rellenar metraje y soltar chistecillos que sólo logró irritarme. Pero los niños lo adoran y se mueren de risa con él.  La magia de la película consigue que los niños la disfruten enormemente aunque los adultos veamos algunos (bastantes) fallos argumentales.

 Puestos a sacar pegas, casi todo el film es bastante previsible excepto una agradable sorpresa final. Yo eché de menos un villano claro durante buena parte del metraje pero finamente lo que parecía un fallo se convierte en todo un acierto. Lo que no me pareció bien resuelto fue el desenlace: de un plumazo se fuerza un apresurado happy end que chirría a cualquier espectador mayor de 7 años. Pero da igual, la cara de satisfacción de mis hijos al encenderse la luces me obligan a pasar por alto las inconsistencias del guión y reconocer que es un gran divertimento para los niños.



 Esta vez no tocaba innovar y estamos ante el típico film infantil Disney con magia, canciones y princesitas. Quizás ya no tenga sentido pedirle a Disney nada más que hacer soñar a los más pequeños. Con Frozen lo ha logrado una vez más.

 Frozen no es un film perfecto pero sí es altamente recomendable para los más pequeños de la casa, sus papás la disfrutarán (mucho) sólo a ratos.

6

viernes, 6 de diciembre de 2013

U2: Ordinary love

 En homenaje a Nelson Mandela, aquí os dejo la última canción que ha publicado U2, Ordinary love, perteneciente a la película Mandela: Long walk to freedom. El tema no es nada del otro mundo, empieza de forma prometedora y tiene un estribillo pegadizo pero no lleva a ninguna parte y acaba de forma bastante sosa. La verdad, Mandela se merecía algo mejor. Esperemos que la película haga honor al personaje en el que se basa. Lo de que U2 hagan discos buenos otra vez va a ser más difícil.

miércoles, 4 de diciembre de 2013