miércoles, 30 de abril de 2014

Persona (1966)



Elizabeth (Liv Ullmann) es una actriz que durante una representación de Electra decide dejar de hablar. A pesar de no tener enfermedad ninguna, sigue negándose a hablar pasado un tiempo. La enfermera Alma (Bibi Andersson) será la encargada de cuidar a esta singular paciente.

 En 1965 el director Ingmar Bergman fue hospitalizado a causa del stress. Durante su hospitalización el director reflexionó sobre la personalidad y le surgió esta historia sobre una paciente que se niega a hablar y la relación con su enfermera. El retiro forzoso dejó paso a un Bergman pesimista, casi nihilista que decide romper con todas las reglas establecidas. Bergman pone toda su fe en el poder de la palabra, Persona es cine basado en la palabra y cimentado sobre una magnífica fotografía en blanco y negro de Sven Nykvist y unas sobresalientes interpretaciones de sus actrices principales: Liv Ullmann y Bibi Andersson.

  El termino persona viene del griego, en el teatro clásico griego per sona es la máscara del actor a través de la cual nos llega su voz. No hay personalidad sin comunicación, sin relacionarse con los demás no somos personas. Tampoco hay que mentir ni fingir. Para Bergman el silencio de su protagonista es una defensa ante el mundo exterior, un refugio interno frente a las agresiones de un mundo que ya no tiene nada que ofrecer.

 Para empezar Bergman nos ofrece un estupendo prólogo surrealista: sexo (el origen de la vida, al fin y al cabo), religión (una explicación de por qué estamos aquí) y muerte (algo inevitable). Son unos minutos de una extraña fascinación en los que Bergman no duda en mostrar imágenes inusuales (penes erectos, corderos degollados, imágenes cabeza abajo) para conseguir su objetivo. Este prólogo puede resultar chocante hoy en día pero os prometo que hace 50 años lo fue mucho más. Para Bergman nada es casual, todo un motivo y un significado. Cada plano y cada imagen tienen un porqué aunque el espectador lo desconozca todavía.

  Bergman parece concebir el cine como una representación de la realidad que nos ayuda a comprenderla y sobrellevarla en la medida de lo posible. Bergman plantea preguntas pero no da respuestas, no hay solución al dilema que plantea.
 Persona es la historia de dos mujeres opuestas que se complementan, casi un monólogo de una enfermera que intenta sacar del aislamiento a su paciente. El mundo no parece tener ya alicientes para esta famosa actriz, ni siquiera poder vivir otras vidas es un alivio suficiente. En su esfuerzo por sacar del aislamiento a su paciente, Alma, la enfermera, le contará anécdotas e intimidades. De entre todos ellos destaca el episodio en la playa, un pasaje que incluso hoy resulta perturbador, imagina el revuelo que debió de provocar en el público hace casi cincuenta años. En este relato Bergman da toda la importancia a la palabra y a la interpretación de sus actrices, no usa flashbacks ni innecesarias voces en off . Bergman confía en la inteligencia del espectador (quizás demasiado), en su capacidad para imaginar (bien) y en su paciencia (demasiado, sin duda).

El pasaje de la playa nos hace descubrir cómo es realmente la enfermera y qué le atormenta, si su paciente tiene un hijo del cual reniega, la enfermera rehusó voluntariamente a tener su propio hijo. Las imágenes del prólogo en las que un niño parece acariciar la proyección de las caras de las protagonistas cobra así sentido. Tampoco es casual que ambas protagonistas están unidas por unas maternidades frustradas ni que Elizabeth decidiera dejar de hablar mientras representaba Electra. Cada detalle de este puzzle y cada mirada tienen su significado. 
  Tengo que admitir que tengo sentimientos encontrados hacia esta película: a pesar del sugerente simbolismo del film y su atractivo visual, me dejó algo frío. Tiene unos innegables valores cinematográficos y filosóficos pero se hace algo lenta a pesar de su escasa duración. Parece ser que a Bergman no le interesaba demasiado el ritmo o, al menos, no tanto como el retrato de los personajes. Si Polanski consiguió fascinar con muy pocos actores en espacios reducidos en films como El cuchillo en el agua o Repulsión, Bergman no parece interesado en entretener al espectador no iniciado en su particular universo.

  Persona es una película fascinante y con unas interpretaciones magistrales. Una joya para espectadores con inquietudes existenciales, el resto deberían abstenerse.

sábado, 26 de abril de 2014

Capitán América: El soldado de invierno


 Ya tenemos aquí la Segunda adaptación de las aventuras del capitán América.

 De todos los superhéroes Marvel al que le tengo más paquete es al Capitán América. Entiendo que el personaje se creó con fines propagandísticos en plena Segunda Guerra Mundial pero 70 años después no le veo el sentido. En el mundo sigue habiendo buenos y malos (el temible eje del mal) pero las cosas ya no están tan claras y lo de ir por la vida con el traje de barras y estrellas ha sido siempre una horterada. Por suerte, los de Marvel (ahora en manos de Disney) solventaron el problema del anacronismo del Capitán América a base de ironía en la primera película y en Los Vengadores.

Ahora en la secuela la cosa sigue por el mismo camino, se ha adaptado de forma aceptable (cosa que parecía casi imposible) el personaje a los nuevos tiempos (hasta aparece una tienda Apple). En esta película reconocemos hechos de la historia reciente norteamericana como el anteponer la seguridad frente a libertad, el espionaje masivo o la difusión de secretos de estado. Más allá de ser una simple película de explosiones y patadas, esta película aprovecha para criticar levemente la política norteamericana. El film traza un paralelismo entre los hechos acontecidos en Los vengadores (el ataque a Nueva York de serpientes gigantes voladoras) y el 11-S, ambos hechos cambian la percepción de seguridad y son la excusa para tomar drásticas medidas. Sólo que en el cine las medidas son más fantasiosas. El propio S.H.I.E.L.D.  se parece bastante a la CIA (lo de reclutar científicos nazis) con una estructura a lo Al Qaeda.
A mí me pareció interesante lo de evaluar el pasado de las personas a través de espiar e-mails y conversaciones para detectar futuras amenazas. Ya sabemos que el espionaje indiscriminado a puesto en apuros al presidente Obama.


Pero no olvidemos que estamos ante un blockbuster sin mayores pretensiones que entretener al personal, cosa que consigue sobradamente. Estamos ante un film de la factoría Marvel con una historia amena y muy buenas escenas de acción. Por momentos parece un film de Jason Bourne más que una adaptación del capitán América. Yo me lo pasé como un crío con esta película y no me sobran ninguno de sus 128 minutos. Quizás la traca final sea demasiado apabullante con tantas explosiones, muy al estilo de Los Vengadores, pero a mí me gustó.

 Por suerte, el guión está bastante currado y se le ha dado más protagonismo a los personajes de Scarlett Johansson (que está preciosa) y Samuel L. Jackson (éste no tanto) y se ha construido una trama muy entretenida (dentro de los cánones del cine de superhéroes Marvel). Incluso me gustaron los villanos. Robert Redford tiene pinta de miembro del Tea Party, no desvelo nada, su personaje huele a villano desde el minuto uno.  Como era de esperar, el film está perfectamente integrado en el universo Marvel y conecta  con lo visto en anteriores entregas. Hay menciones a Stark y al doctor Banner, así como otro divertido cameo de Stan Lee. Pero incluso hay en el guión hueco para guiños cinéfilos a Juegos de guerra, En busca del arca perdida (éste no es fácil) o Pulp Fiction.

 No todo iba a ser positivo, el personaje de El Halcón está metido con calzador y, aunque los efectos especiales están muy bien, no me resultó creíble su forma de volar. También al final se les va la mano con el patriotismo y vuelve a aparecer el dichoso traje original.

Muy entretenida y tremendamente ruidosa.

5,5

lunes, 21 de abril de 2014

Nymphomaniac. Volumen 2



Si en el primer volumen de Nymphomaniac el polémico Lars Von Trier nos sumergía en el bizarro mundo de Joe, una adicta al sexo, en este segundo volumen la cosa se complica aún más. Joe se hace mayor y debe asumir responsabilidades como el matrimonio y la maternidad. Sin embargo como a todo adicto, su adicción resulta siendo incompatible con las nuevas responsabilidades adquiridas y su caída a los infiernos será inevitable.

 Como era de esperar, no hay diferencia técnica o artísticamente  entre uno y otro volumen, ya sabemos que ambos forman parte de un todo. La única diferencia es que esta parte de la historia es todavía más escabrosa, si cabe, que en el primer volumen. Si la primera parte trataba del arte de la pesca, ahora toca el turno del castigo. Nuestra protagonista debe aceptar que su adicción empieza  a causarle serios problemas. Lo meramente divertido se convierte en trágico y todo el film tiene un tono bastante más oscuro que su predecesor.

Obviamente, las anotaciones del culto interlocutor de Joe siguen estando a la altura mientras la narración avanza aunque esta vez a Joe se le nota irritada por las continuas interrupciones, produciéndose cierto desencuentro entre nuestros dialoguistas. Por suerte para nosotros, sigue habiendo metáforas más que sugerentes, yo me quedo con la del nudo de Prusik y el árbol solitario en la cima de la montaña. El film sigue estando a una altura intelectual considerable y muy por encima de adaptaciones de videojuegos y demás chorradas para adolescentes. Ya lo siento, tiene que haber de todo.


Von Trier va formando durante estas 4 horas de diálogo una peculiar relación entre los dos personajes principales que desemboca en un final que, a mi parecer, es uno de los más valientes de los últimos años. Von Trier no busca un  inverosímil giro argumental ni es complaciente con el espectador sino que es totalmente consecuente con lo mostrado hasta el momento y su particular concepción del ser humano. Ya sé que a muchos les ha cabreado el final, pero el ser humano es así, nos guste o no.  No sólo me gustó el final sino que veo acertado la arriesgada forma de mostrarlo al espectador. Pero ya sabemos que en esto de los gustos no hay nada escrito. A mí Von Trier me ha acertado con este proyecto y con este final. Por lo tanto no puedo dejar de alabarlo.

 Con Nymphomaniac Von Trier termina su trilogía sobre la depresión formada por Anticristo y Melancolía. De hecho hay en este volumen ciertos guiños a estas dos anteriores películas. No sé si el danés loco nos habrá dado alguna respuesta, pero sí os puedo asegurar que nos ha dado unas cuantas preguntas interesantes (aparte de patearnos el trasero).

 Tanto si la primera parte te pareció un ladrillo como si te entusiasmo, esta segunda entrega te provocará la misma sensación.

7,5



domingo, 20 de abril de 2014

Nymphomaniac. Volumen 1


El último enfant terrible del cine, el danés Lars Von Trier, sigue dispuesto a romper moldes y a sorprender al espectador. En Nymphomaniac nos sumerge en la impactante historia de una adicta al sexo.
Este proyecto duraba originalmente cinco horas y media pero finalmente ha sido reducido a cuatro horas  de metraje divididas en dos volúmenes. Muy probablemente esta historia íntegra y de un tirón hubiera sido insoportable. En este primer volumen, el bocazas de Von Trier nos ofrece un magistral ejercicio de estilo en el que no sólo están las constantes habituales de su cine (historia dividida en capítulos, provocación) sino que se nota una evidente depuración del estilo narrativo del danés (quien sabe si provocada por el impuesto recorte de metraje). 


¿Qué nos vamos a encontrar en una película del polémico y controvertido Lars Von Trier sobre una adicta al sexo? Obviamente, mucho sexo. Un sexo explícito en muchas ocasiones pero que no pretende excitar de ninguna manera al espectador. El sexo es aquí mostrado como la fuerza más poderosa del ser humano pero también como una peligrosa adicción. No estamos ante una película erótica (esto no es Instinto básico) en la que el sexo sea un reclamo para que el espectador acuda en masa a las salas de cine. Quien vea esta película con esa idea preconcebida saldrá altamente defraudado. Nymphomaniac parte de la historia de una adicta al sexo para elaborar algo mucho más complejo y, a la vez, sutil. Esta película no pretende excitar sexualmente al espectador sino intelectualmente.

Lars Von trier inicia su film, como viene siendo habitual en él últimamente, con un bello prólogo que configura unos sorprendentes títulos de crédito sin letras y con una estridente música de Rammstein. La cosa empieza bien, uniendo lirismo, belleza y una patada a la cara del espectador. Bien vamos.

Una vez más ha sido demasiado pretencioso pero esta vez creo que pocos peros se le pueden poner a su narración. Su relato tiene un ritmo casi perfecto que atrapa ya desde los mencionados títulos de crédito. El film se basa en una narración que hace la ninfómana Joe a base de flash backs  interrumpidos constantemente por interesantes anotaciones de su interlocutor.
Von Trier establece un largo diálogo entre estos dos personajes diametralmente opuestos. Mientras para Joe el sexo es poder y ejerce ese poder sobre los hombres en su propio beneficio sin pensar demasiado en las consecuencias, su interlocutor es un hombre culto que todo lo relativiza con tendencia a teorizar sobre la cosa más trivial. A pesar de ser personas tan distintas, ambos llegan a puntos de entendimiento que no hacen sino más atractiva la narración de Joe.


 Me  sorprendieron gratamente las analogías que Von Triers establece entre el sexo y la pesca (prolongada en el cartel de este primer volumen) o la metáfora del tenedor para las tortas. La conversación entre estas dos personas tan distintas que se encuentran casualmente le sirve a Von Trier para elaborar unas más que interesantes reflexiones sobre la adicción, el amor, la lujuria, el compromiso, la enfermedad, la muerte, religión, literatura, polifonía, matemáticas y, en definitiva, las relaciones humanas. Un gran compendio de casi todo lo humano y lo divino. Con Nymphomaniac Von Trier se aproxima a los terrenos de maestros como Dreyer o Bergman.

 En cuanto al reparto, debo decir que Von Trier sigue teniendo la facultad de lograr que los actores de sus películas resulten creíbles en situaciones inverosímiles o sencillamente absurdas. Es la gran dirección de actores la que logra que no parezcan convincentes las bizarras historias de este director. En este caso, me convencieron todos pero la que me sobrecogió fue Uma Thurman, magistral. La extraña pareja de dialoguistas formada por Charlotte Gainsbourg y Stellan Skarsgård me resultó más que convincente. Ojito con la joven Stacy Martin, seguro que la volveremos a ver.



 Más allá de la provocativa campaña publicitaria y el escabrosos tema central, Nymphomaniac es muchas otras cosas más que sexo. Tampoco Lars Von Trier es sólo un pirado con ganas de provocar (que también), es un tipo con un talento cinematográfico innegable.

Cuando acabó esta primera parte me quedé ansioso de saber cómo acaba esta fascinante historia. En breve os cuento.

7,5

martes, 15 de abril de 2014

Ocho apellidos vascos


Ocho apellidos vascos es, sin duda, la película española del año. Una comedia que lleva camino de convertirse en la película más taquillera del cine español.

Emilio Martínez-Lázaro lleva más de 40 años en esto del cine, no es que el tipo sea un genio pero conoce el oficio. Será recordado por comedias como Amo tu cama rica, Los peores años de nuestra vida o El otro lado de la cama. También tiene películas más serias (las que mi más me gustan) como Carreteras secundarias o Las 13 rosas. Con Ocho apellidos retorna a la comedia y lo hace con un guión de Borja Cobeaga y Diego San José (responsables de las divertidas Pagafantas y No controles). Seamos claros, el innegable éxito del film radica en la espontaneidad y frescura del guión más que en la muy justita dirección de Emilio Martínez-Lázaro.
   No nos engañemos, Ocho apellidos vascos es una divertida comedia romántica a la española que sigue los cánones clásicos del género: el protagonista se hace pasar por lo que no es para conseguir a la chica. Por suerte, esta historia une a los equívocos de personalidad las ganas de reírse del mayor número de tópicos posible. El desprejuicio y el atrevimiento con el que se abordan ciertas situaciones me pareció muy divertido y necesario. Ya era hora de empezar a reírnos de nosotros mismos y de las diferencias entre las distintas comunidades/autonomías/nacionalidades que forman ese extraño crisol llamado España. Puede que lo único que realmente vertebre este país (o lo que sea) sean las ganas de burlarnos de nosotros mismos. El film parece reírse de los tópicos y los contrasta acertadamente para buscar la risa cómplice del espectador. Cosa que consigue de forma sobresaliente.

Ya era hora que se hiciera humor dentro de una manifestación por la independencia o dentro de una herriko taberna. Es una manera de quitarle hierro al asunto y un signo evidente de normalización pacífica. ¿Hubiera sido posible esta película hace quince años con ETA en activo? Lo dudo mucho. Sólo hay verdadera libertad cuando el pueblo se ríe abiertamente de cualquier tema por espinoso que sea. En ese sentido, creo que Ocho apellidos vascos es digna heredera del excelente programa Vaya semanita.

 No sé lo que opinarán los nacionalistas, ni me importa, el público se ríe de lo lindo y el film está siendo todo un éxito. Que nadie espere alta comedia ni dobles lecturas, sólo unas cuantas situaciones divertidas cimentadas en un divertido guión y unos actores entregados a la comedia. Si nos ponemos quisquillosos, tanto al guión como a la dirección se le pueden bastantes objeciones, pero todo es perdonable si el film te hace reír y disfrutar de la manera que lo hace esta película.
 Tanto Dani Rovira, como Carmen Machi y Karra Elejanlde demuestran tener una vis cómica impagable. La más floja del reparto me pareció Clara Lago, quizás se deba a que su personaje es el menos divertido de todos a pesar de ser el desencadenante de todo este lío.

El boca a boca pocas veces se equivoca. Vayan a  verla, pasarán un buen rato.

miércoles, 9 de abril de 2014

A Bittersweet Life (2005)



 El director todoterreno Kim Jee-woon (2 Hermanas, I saw the devil, El último desafío) dirigió en 2005 este estilizado y violento thriller a la coreana.

 Con una impecable dirección artística y una excelente fotografía Kim Jee-woon nos ofrece un film que técnicamente no tiene nada que envidiar a cualquier superproducción norteamericana que cuesta 20 veces más. Una historia simple y mil veces vista, pero que puede seguir siendo efectiva en las manos adecuadas. Jee-woon dota a esta historia de venganza de una peculiar poesía y una cadencia muy orientales.


 A mí esta película me recordó al film francés El silencio de un hombre (Le samurai) dirigido en 1967 por Jean-Pierre Melville y protagonizado por Alain Delon. Ambos films tiene más de un elemento en común: ambos protagonistas son seres solitarios, fieles e impasibles siervos de la mafia pero con un profundo código de honor. Sin embargo, ambos caen en desgracia ante sus jefes. Si el del film francés era perseguido por sus antiguos socios por miedo a que se chivara, en el film coreano nuestro protagonista (Lee Byung-hun) cae en desgracia por no cumplir un encargo. Así, el protagonista de Kim Jee-woon se nos antoja humano al fin y al cabo, es un hombre enamorado dispuesto a todo por salvar a su amada aunque ella ni siquiera sospeche de sus sentimientos. Así pues, el protagonista de A bittersweet life se redime a sí mismo al incumplir una orden y debe aceptar el castigo.

 Ya sabemos que el cine coreano es excesivo en muchos sentidos, a los coreanos se les va muchas veces la mano. Aquí estamos antes un thriller de acción en el que la historia es lo de menos centrándose más en el código de lealtad del protagonista y en sus penurias que en un retrato de personajes.
 El film que nos ocupa arranca francamente bien y tiene una estupenda presentación de personajes. Kim Jee-woon se centra poco en la historia, no se preocupa de la profundidad psicológica de los personajes, sólo le interesa la belleza de sus imágenes y la fría expresión de su protagonista. Su cine de mafias, lealtades y venganzas tiene un apartado técnico sobresaliente (ojito, repito, a la exquisita fotografía) pero se queda en la estética y el ritmo se va resintiendo conforme avanza la trama.
 Es en la segunda mitad donde se evidencia su falta de pretensiones. Todo el potencial de la historia se queda realmente en muy poca cosa, sobre todo cuando al film le sobran bastantes minutos. Un recorte en el metraje hubiera hecho a este film mucho bien, sobre todo en su parte final .
 A bittersweet life es un film muy bello de ver pero que no deja poso alguno en el espectador y se puede hacer pesado. Una historia coreana más de venganzas que podría haber sido un gran film y se queda a mitad de camino.

 Mientras veía el film, pensé que A bittersweet life que es la típica peli que seguro que a Tarantino le encanta y saca cosas para incorporarlas a su cine.Yo creo que a los no iniciados en los thrillers coreanos esta película les exasperará un poco. Yo prefiero otros ejemplos de este cine como Memories of murder o I saw the devil.
 Yo sólo la recomiendo a Tarantino y a los muy fans del cine oriental. Avisados estáis.

5

Band of Skulls: Sweet Sour

lunes, 7 de abril de 2014

3 Bodas de más



Javier Ruiz Caldera (Spanish movie, Promoción fantasma) sigue intentado hacerse un hueco dentro del terreno de la comedia española. Sus películas hasta la fecha no me fascinan, creo que abusa demasiado de chiste fácil. 3 bodas de más fue la película española más vista en 2013 con casi un millón de espectadores. Algo tendrá, me dije yo y me dispuse a verla sin ningún tipo de prejuicio.

 La película no es gran cosa, nada de alta comedia con desarrollo de personajes, sutiles chistes ni elaborados gags. Todo en esta película es bastante zafio y de trazo grueso, ya sabes: chistes sexuales a porrillo y el ya habitual caca, culo, pedo, pis. Incluso se permite un chiste sobre una persona inválida que me resultó difícilmente digerible. A pesar de saber que estamos ante una comedia desenfadada, hay ciertos temas a los que no les veo la gracia por ningún lado.
 El problema no es que los chistes sean bastante soeces, cosa que se podría perdonar fácilmente si cumplieran su cometido de hacer reír (como en Torrente 4), sino que sólo te ríes en un par de momentos y el resto del tiempo no pasas de la sonrisa (como mucho). A pesar de contar con actores de más que probada solvencia para el humor como Paco León o Berto Romero, la película no consigue mantener el ritmo. Tiene realmente tres golpes buenos de humor y uno de ellos te lo destripaban en un trailer que emitían hasta en la sopa en una aplastante campaña publicitaria.


 Javier Ruiz Caldera comete el error de pretender hacer algo más que una simple comedia (uno de los géneros más difíciles, por cierto) a la española. Intenta darle un toque romántico al asunto originando una de esas bochornosas escenas que dan vergüenza ajena, me refiero a la cancioncilla de Europe (grupo al que acabé odiando cuando era crío). Tampoco la repetitiva estructura del guión (boda 1 / boda 2 / boda 3) y los momentos escatológicos como el del servicio ayudan a que la película levantara el vuelo. Quizás estoy siendo demasiado exigente con una comedia que sólo aspiraba a hacer pasar un rato agradable, no sé.

 Por suerte, el film se sustenta en la siempre eficiente Inma Cuesta, siendo el guaperas Martiño Rivas bastante más flojo. La química entre ellos es practicamente la misma que entre una gamba y un vaso de leche. Paco León hace de Luisma con rastas y Quim Gutierrez ya empieza a encasillarse en este tipo de personajes. Siendo el personaje más efectivo a la hora de hacer reír el de Rossy DePalma.

Realmente entiendo el éxito de esta película, el público se ríe tres veces y ya es mucho con la que está cayendo. Se nota que la gente quiere divertirse y olvidarse de la crisis durante un rato. Sin embargo a mí el film me supo a poco, espero que 8 apellidos vascos sea más divertida.

Floja.

4,5

domingo, 6 de abril de 2014

Robocop (2014)


Han pasado más de 25 años desde el estreno del film original cuando nos ha llegado este innecesario y decepcionante remake. Un remake fruto de la escasez de ideas que impera dentro del cine hollywoodiense actual.

 Hollywood se ve totalmente incapaz de crear nuevos mitos y se dedica a reciclar ideas que saben que funcionan. John McClane sigue al pie del cañón e incluso Stallone y Scharzenegger han unido fuerzas.  Pero ya no estamos en los años ochenta, las cosas han cambiado en el cine de acción, a peor. Todo lo que hacia especial a la película original ha desaparecido. No hay rastro de la extrema violencia ni de la ironía del film original. Este Robocop es un producto sin alma y sin nada nuevo que aportar. Un blockbuster palomitero del cual nadie hablará dentro de 25 años.


 Una pena pero es innegable que este film es un fracaso de principio a fin, ni siquiera haría falta compararlo con el original. Ya la escena inicial con un Samuel L Jackson haciendo de presentador televisivo ( tan capcioso y reaccionario que parece sacado de Intereconomía o 13 TV) nos deja claro que la peli va por caminos distintos al original. Su crítica al avance de la tecnología armamentística y al uso de ésta sólo fuera de las fronteras norteamericanas se queda en una mera anécdota. A mí me recordó a ciertas paradojas de la política exterior norteamericana (como tener presos durante años sin juzgar en una base norteamericana ubicada en territorio invadido a los cubanos, sí, hablo de Guantánamo), siempre hay una manera de burlar la ley y de manipular a la opinión pública.  Robocop sigue siendo un peón en manos de las grandes empresas pero la crítica al capitalismo está ahora mucho más difusa. Aquí se acaba toda la crítica del film. El resto es un anodino film de ciencia ficción apto para casi toda la familia. 

No me han gustado las modificaciones sobre el original, no se trata de hacer un calco con mejores efectos, pero sí, al menos, hacer alguna aportación atractiva o novedosa. Yo sólo esperaba un film ameno que tuviera algo de la crítica del original y algún guiño de cara a la galería. La verdad es que sólo han respetado unos pocos elementos al inicio del film para que los fans del original se no se sientan estafados. Han decidido recuperar el logo original, el score de Basil Poledouris y los célebres ED-209. Pero ahí se acaban las similitudes. Todo lo demás se ha modificado buscando agradar al gran público, quedando la violencia y la ironía reducidas a su mínima expresión. Hay muchas escenas de lucha sin una gota de sangre e incluso la agresión que sufre el agente Murphy resulta bastante light (sobre todo si la comparamos con la cruel escena del original). Yo eché de menos unos villanos a la altura, ni siquiera era necesario que fueran tan sanguinarios como los del original, con un poco de carisma era suficiente, ni por esas.

  Pero las decepcionantes modificaciones no acaban aquí, incluso se ha cambiado el sexo el agente Lewis, pasando de ser una mujer a ser el típico secundario de color que ayuda al protagonista. Parece ser que ahora estaría mal visto que un Robocop tuviera de compañero a una mujer o había que cumplir con la cuota de actores de color. Tampoco entiendo a qué viene lo de conservar la mano derecha de Murphy, no tiene ninguna lógica ni aporta nada al personaje, sólo es un punto débil dentro de la armadura.
Se ha dado más protagonismo a la familia de Alex Murphy modificando el hecho de que Murphy no ha perdido su memoria. Parece que ahora era importante que Robocop conservara sus recuerdos y su personalidad, por lo que ya no hay lucha interna dentro del personaje. Murphy sabe siempre quien es, no debe sobreponerse a una programación. Por cierto, yo eché de menos la cuarta directriz, ahora se ha sustituido por unas ridículas pulseras cuyo impacto es mucho menor.

El responsable de dirigir este desastre de remake es el brasileño José Padilha, responsable de la estupenda Tropa de élite. Lamentablemente, no se vislumbra nada del buen hacer de este director en este producto de laboratorio. Padilha sabe mover la cámara y entrega eficientes escenas de acción, el problema del film no es suyo, es de un pésimo guión. Los efectos especiales están bastante bien, no es que innoven nada pero son lo mejor de la peli. Lo que no me gustó fue el pésimo diseño que incluye una ridícula moto con luces y un traje de Robocop que recuerda demasiado al Batman de Nolan. Pésima idea la de pintar de negro la armadura.

En cuanto a los actores, pues Joel Kinnaman (The killing) no lo hace mal pero el toque humano que han intentado darle al personaje no me acabó de convencer y eché de menos la gélida interpretación de Peter Weller. También aparece un Gary Oldman que está bastante comedido al principio de la peli pero poco a poco va dejando paso a su ya habitual exceso de gesticulaciones y gritos en un personaje que no hay por donde cogerlo. Me gustó algo más el recuperado Michael Keaton en su papel de dueño de la multinacional OmniCorp. Por cierto, la guapa Abbie Cornish no me acabó de convencer como madre y esposa desconsolada.

 Un remake totalmente prescindible.

4



Puestos a recordar al Robocop de Verhoeven, os recomiendoyo el proyecto Our Robocop remake, una reconstrucción realizada con mucho cariño por aficionados al original que le rinden un merecido homenaje. El film está formado por segmentos realizados cada uno de ellos por un equipo distinto. Os dejo con el segmento que recrea con bastante gracia uno de los momentos más célebres del film orginal.


miércoles, 2 de abril de 2014

La vida secreta de Walter Mitty


Odio a Ben Stiller y sus comedias que pretenden ser graciosas sin serlo. No me cae bien el tipo ni me hace reír su cine, no me hace gracia.

 Con La vida secreta de Walter Mitty, Ben Stiller vuelve a la dirección (lo que mejor se le da) y nos presenta este remake del clásico interpretado en 1947 por Danny Kaye (un cómico mucho mejor que Stiller) y Virginia Mayo. Stiller actualiza la trama y la adapta a los tiempos que corren. Su film habla de soledad y de sueños incumplidos pero también de la indecisión que nos hace echarnos para atrás justo cuando nuestros sueños están a nuestro alcance. Vamos, una bienintencionada fábula sobre la búsqueda de los sueños con una estupenda fotografía y hermosos paisajes. Celofán del caro para una vuelta más de tuerca al manido sueño americano.

En contra de lo esperado, Stiller consigue que veamos el film con cierto interés, incluso (oh, sorpresa!) en un par de momentos nos fascina. Probablemente ayudó la elección del tema Space Oddity de David Bowie (una de mis canciones favoritas) para que me viera arrastrado por el torbellino de emociones que propone el film. La verdad es que es una canción maravillosa que me eleva del suelo cada vez que la oigo. Sea como fuere, lo que no pasaba de ser una peli del montón pasó a ser una gozada a partir de la escena del helicóptero. Reconozco que pasé un buen rato durante la parte central del metraje, si bien es cierto que la cosa se desinfla con un desenlace que se veía venir.

El uso de las canciones es efectivo sin embargo al final acaba siendo un poco repetitivo, quizás una emotiva banda sonora tradicional basada en un score original hubiera funcionado mejor. Aún así, la citada canción de Bowie y la del grupo islandés Of monsters and men funcionan  perfectamente fusionándose con las imágenes logrando su objetivo.


 Stiller dirige de forma eficiente, ya he mencionado que me gusta más como director que como actor de comedia. No es que el tipo innove nada pero sí es un director correcto y dota a su película de buen ritmo. No le vi la gracia al chiste a costa de Benjamin Button, ahí se le ve la mano demasiado al Stiller humorista y a punto está de cargarse el film.
 Tengo que menciona que el McGuffin (en este caso un negativo fotográfico) resulta un tanto ridículo e inverosímil. Empezar toda una aventura vital por un negativo me parece que es pedirle demasiado a la credulidad del espectador. Pero ya decía Hitchcock que el McGuffin no tiene por qué se verosímil ni siquiera existir, es una excusa para empezar una aventura, es una meta que nuestro héroe debe lograr. Lamentablemente en esta película el espectador adivina la ubicación del McGuffin mucho antes que el protagonista. El espectador intuye (al menos yo lo hice) desde el primer momento la ubicación exacta del negativo. Stiller comete el error de tomar al espectador por idiota. Busca sorprenderle en vez de hacerle pensar y fracasa.

Un film irregular, con momentos emocionantes pero que pecar de dejar todo demasiado mascado al espectador. A pesar del paquete que le tengo a Stiller, la voy a aprobar.

6

Por cierto, me surgió una duda mientras veía esta película: ¿está patrocinada por la revista Life?. La verdad es que no se puede hacer una mayor propaganda de una revista. No se trata de product replacement ni de publicidad subliminal, es algo descarado que forma parte del núcleo esencial del film.


Jack White: High Ball Stepper


Nuestro amigo Jack White nos presenta su nuevo álbum en solitario, Lazaretto, con este impresionante tema acompañado de un no menos impresionante vídeo. Alucinado me tiene este tipo.