lunes, 30 de junio de 2014

EL HOMBRE CON RAYOS X EN LOS OJOS (X,1963)


En los años 50 y 60 el mundo no era tan cínico como hoy. La ciencia ficción era bastante más ingenua y los efectos especiales bastante cochambrosos. Desde luego, los avances técnicos desde entonces han sido asombrosos pero ciertos films nos siguen causando una honda impresión. Yo descubrí esta película de niño cuando al emitieron (creo) un Sábado por la mañana en el programa Pista libre.

Una peli sobre un científico que se obsesiona por sus experimentos sobre la visión humana y decide experimentar sobre sí mismo no deja de ser el clásico argumento del científico loco de los años 50. En esa época el terror se basaba en científicos locos, invasiones alienígenas y/o comunistas (La invasión de los ultracuerpos es un claro ejemplo).


Lo que más me impactó del film es cómo el personaje del doctor (interpretado por el siempre eficiente Ray Milland) se va obsesionando cada vez más con sus experimentos hasta llegar a arriesgar todo lo que realmente importa (amor, amigos, trabajo). Lo que inicalmente puede resultar divertido (ver a la gente desnuda) o útil (diagnosticar enfermedades) se irá convirtiendo en una maldición conforme pasa el tiempo y los poderes aumentan. El doctor se verá inmerso en una peligrosa espiral que le conducirá a la perdición.

La dirección de Roger Corman (mago de la serie B) no es perfecta, ni mucho menos, pero consigue crear una terrible sensación de desasosiego en el espectador. Sensación que aumenta gracias a la misteriosa música y los baratos efectos especiales.

El film me dejó un regusto amargo y me impactó mucho (yo era sólo un niño), la escena final es simplemente demoledora: el peso de los pecados cometidos (soberbia e ira principalmente) cae sobre el protagonista en forma de terrible revelación divina. Nada peor que caer en manos de una congregación fundamentalista cristiana cuando estás en tu peor momento.
 Otras escenas que se quedan grabadas pueden ser las de la actuación en la feria o la de la fiesta en la que el protagonista ve a los invitados desnudos. Obviamente la censura de la época no permitió que el espectador compartiera tal visión.

Un film muy interesante que vale la pena descubrir.

8

viernes, 27 de junio de 2014

Enemy

Un profesor descubre casualmente viendo una película que existe un hombre idéntico a él.

 El director canadiense Denis Villeneuve (Incendies, Prisioneros) nos ofrece su arriesgada y muy libre adaptación de la novela El hombre duplicado del escritor portugués José Saramago. No nos vamos a ir por las ramas a estas alturas, el libro es aburrido en sus primeros capítulos, muy duro para los lectores no acostumbrados a Saramago. Le cuesta bastante coger el ritmo y su particular estilo narrativo sin diálogos puede hacer que cada párrafo sea un ladrillo para el lector no habituado al escritor luso.

Algo de todo ello ha sido traslado a la pantalla por Villeneuve, el ritmo lento de la novela está presente en la película. No estamos ante un film de acción o un thriller, estamos más bien ante una ardua reflexión sobre la identidad que gustará más a los fans de David Lynch o el film Donnie Darko (también con Gyllenhaal) que a los que disfrutaron con las anteriores películas de su director. Enemy es una rareza, un film complejo y hermético en el que cuesta entrar pero que, una vez visto, deja huella en el espectador durante semanas.

 Primeramente tenemos a Adam (Jake Gyllenhaal), un profesor que lleva una vida repetitiva y sin alicientes. No creo que sea casualidad que el único tema que le vemos impartir en sus clases sea sobre la dictadura y sus formas de controlar a las masas. Mientras nuestro protagonista lleva una vida anónima, su doble, Anthony (interpretado obviamente también por Jake Gyllenhaal), opta por exponerse ante el público siendo actor, su trabajo le permite convertirse en otro y escapar de sí mismo. Son dos caras de la misma moneda, dos opuestos idénticos.

 La identidad es el tema central de este película perturbadora y asfixiante a la vez que confusa. Por cierto, la confusión reinante en el film aumenta debido a que no se nos explica el motivo de que estos dos personajes sean idénticos, es tarea de cada espectador crearse su propia teoría sobre lo visionado. ¿Puede deberse a una clonación?, ¿Es todo un sueño?, ¿Es el estado quien está clonado a la gente?, ¿Se debe a una invasión extraterrestre? Más abajo os expongo mi propia teoría sobre el film. Desde luego, hay que admitir que ha Villeneuve no le falta valor, sabe que su film va a ser incomprendido por la inmensa mayoría del público y que muchos lo tildarán de tomadura de pelo. También sabe que Enemy será justamente considerada una obra de culto de aquí a no mucho tiempo.

 Me gustó la estética del film y el uso de los edificios de apartamentos como metáfora de la soledad y el anonimato reinantes en la sociedad actual. Tampoco creo que sea causal que las dos chicas del film sean rubias e incluso se parezcan físicamente, hecho que me recordó a Hitchcock y su afición por la rubias de gélido aspecto. También la aparición de Isabella Rossellini como madre del profesor en una perturbadora escena me hizo pensar en Blue velvet de David Lynch. Quizás Villeneuve deje ver sus influencias a través de los personajes femeninos. Por cierto, me gustó mucho la actriz Sarah Gadon (Antiviral, Cosmópolis).

 El film tiene su mayor problema en un ritmo algo lento. Villeneuve deja tiempo al espectador para que reflexione sobre lo visionado pero también para que se aburra. Sólo en el último tercio del film la trama se acelera y empiezan a pasar cosas interesantes (y confusas) pero ya es demasiado tarde. Ni el buen hacer de un Jake Gyllenhaal excelente consigue levantar el interés debido a la confusión que reina en el espectador. El final tampoco es un elemento que contribuya a satisfacer al espectador. Es un final que no puedo comentar, hay que verlo. A mí aún me dura la cara de tonto que se me quedó. 

*SPOILER*

Sólo para los que ya la hayan visto, aquí va mi teoría sobre Enemy:

 El protagonista, Adam (cuyo nombre no es casual como nada en esta película, él es el original), es esquizofrénico. Tiene una doble personalidad. Me inclino a pensar que el solitario y aburrido profesor ansía llevar una vida más plena (con un trabajo apasionante y una pareja estable a la que engaña) y de esa fantasía crea una nueva personalidad totalmente independiente, Anthony. Ambas partes de su mente viven en  planos de consciencia paralelos pero la personalidad originaria (Adam) tiene bajo control a la de Anthony. De ahí que en sus clases Adam cite repetidamente la forma en la que las dictaduras controlan a a los ciudadanos. Adam es un dictador que reprime su otra personalidad (Anthony).
Pero, ¿por qué Adam creó y reprimió a Anthony?. Pensemos que la madre (Isabella Rossellini) le expresa a Adam que quiere que abandone sus aspiraciones de ser actor. Pero Adam no tiene esas aspiraciones, las tiene Anthony. Anhony empezó siendo el nombre artístico de Adam, así aparece en los títulos de crédito y en internet.
Como en Psicosis, la madre es el eje central de los problemas mentales de su hijo. Todo parece indicar que fue su madre la que desaprobaba ciertos aspectos de la personalidad originaria de Adam (le recrimina sus intenciones de ser actor). Todo ello nos lleva a pensar que Adam intentó ser actor y fracasó, llegando sólo a aparecer como extra en algunas películas. Adam  intenta olvidar su fracaso y eliminar de su personalidad todo aquello que su madre no aprueba. Crea dos personalidades distintas totalmente diferenciadas con rasgos de su personalidad original. Adam se queda con los atributos que su madre aprueba y Anthony con los que su madre rechaza. También se podría interpretar que la verdadera dictadora es la madre y Adam una víctima de su represión.

 El casual visionado de una película provoca el descubrimiento de la existencia de esa otra personalidad reprimida (o conscientemente ignorada) hasta ese mismo instante. A partir de ahí, el frágil equilibrio mental de Adam se va desmoronando. Es como si sus dos personalidades pugnaran por tener el control. De ahí el título del film, el enemigo está dentro del protagonista, él es su propio enemigo.

 No olvidemos que Adam no ve nunca películas, así evita que se manifieste su otra personalidad. Una prueba de que la personalidad del Anthony estaba reprimida es que el guardia de seguridad que confunde al profesor con el actor le dice que hace al menos 6 meses que no le veía por allí.
 Tampoco es casual que Adam conteste a la llamada de teléfono de su mujer cuando Anthony sale del plano, ambos son la misma persona. De hecho, es la esposa de Anthony la que empieza a sospechar que su marido tiene una doble personalidad tras su encuentro en la universidad con Adam.

 Incluso es probable que las parejas de ambos protagonistas sean una sola mujer (como en Vértigo de Hitchcock o Carretera perdida de Lynch), una es real y otra es una proyección de cómo le gustaría al protagonista que fuera su pareja. Puede incluso que ambas sean imaginarias, imposible de saberlo a ciencia cierta. La confusión reinante se hace cada ver más evidente y acaba por devorar la poca cordura del personaje. Al final del film, la confusión y perplejidad del espectador coinciden con las del protagonista. Villeneueve nos sumerge en una mente enferma y nos sentir lo terrible que debe ser esta enfermedad.


 En la escena inicial el Anthony asiste a un bizarro club a pesar de tener pareja estable. No olvidemos que el Anthony es la expresión de los deseos de Adam.  Por otro lado, su mujer le pregunta si ha estado otra vez con ella, lo que parece indicar que ya le fue infiel una vez. A pesar de tener pareja y que ésta esté embarazada, empieza a sentirse agobiado y preso ante su futuro. La llave del club que se envía a cada miembro viene a representar la tentación de ser infiel. El actor tiene miedo al compromiso (fue infiel a su mujer) y ahora se siente atrapado ante el bebé que esperan. En la onírica escena inicial en el club una mujer aplasta una araña, lo que nos lleva a pensar que la araña significa lo que más temen ambas personalidades: el compromiso, la pérdida de libertad. Obviamente, esto no lo sabemos en la escena inicial.

  Finalmente Adam logra quedarse con la mujer de Anthony (quien parece intuir el cambio de personalidad y lo acepta de buena gana) y decide que es el momento de eliminar a su otro yo imaginario, de vivir su propia vida. De ahí que el Anthony tenga un accidente mortal junto a la novia de Adam, ambos elementos negativos debían ser eliminados de la ecuación. Adam decide finalmente vivir la vida de Anthony e ignorar todo lo concerniente a su otra personalidad (apaga el transistor en el que se da la noticia del accidente ¿un intento de su otro yo de volver a manifestarse?).

 Vayamos con la araña de la escena final: tanto Adam como Anthony tenían miedo a perder su libertad. Adam no ha podido reprimir este miedo y cada vez se siente más atrapado en la tela de araña de la vida en pareja y la responsabilidad de tener hijos. Es por ello que se ve una araña gigante sobre la ciudad que luego irrumpe en su vida cotidiana. Es la rutina de la vida familiar lo que realmente aterra a nuestro protagonista. Por eso creó una fantasía incontrolable que tomó forma en su otro yo imaginario, Anthony. Ya sabemos que la araña simboliza la pérdida de libertad, su mayor miedo que finalmente se hace realidad al aceptar vivir la vida que siempre deseó. Pero cuando recibe el sobre con la llave del club sabe que su deseo de ser infiel (que pensaba que sólo formaba parte de la personalidad ya erradicada) sigue estando vivo dentro de él, era una característica primigenia de Adam y no exclusiva de Anthony. La tendencia a la infidelidad como vía de escape ante el compromiso sigue ahí. Es hora aceptar el fracaso. Es hora de crear otra nueva personalidad. Como bien dice el profesor en sus clases, todo sigue un patrón, la historia se repite una y otra vez.

*FIN SPOILER*

Enemy es un paranoico rompecabezas cuyo desenlace deja bastante aturdido al espectador. No me gustó cuando la vi, tengo que admitirlo. Sin embargo, pasados unas semanas no puedo quitármela de la cabeza y mi opinión mejora cada vez que pienso en ella.

7

miércoles, 25 de junio de 2014

Jodorowsky's Dune

Jodorowsky's Dune es un entretenido y por momentos apasionante documental sobre la epopeya artística y vital que Alejandro Jodorowsky en su lucha por adaptar la novela Dune de Frank Herbert.

  El director Frank Pavich se estrena ni más ni menos con este documental sobre la película más influyente de la historia que jamás llegó a rodarse. Pavich se centra en los testimonios de las personas implicadas en esta fascinante historia, limitando su papel a enfatizar ciertos aspectos y no interrumpir la narración. Pavich usa animaciones para dar vida al story board dibujado por Moebius y multitud de fotografías y dibujos que otorgan la veracidad necesaria a esta historia que parece de ciencia ficción. También aparecen incondicionales del director del El Topo como Nicolas Winding Refn (Drive, Only God forgives).

 Siempre me ha fascinado la historia de este Dune que nunca vio la luz, igual que me sigue fascinando la obra de Jodorowsky (no tanto su faceta shamanista). Pavich era consciente de la singularidad de la historia que narra y consigue transmitir la fascinación por la epopeya de estos singulares guerreros/artistas y un sentimiento de lástima por lo que pudo haber sido y no fue. El mismo sentimiento de rabia y frustración que el mismo Jodorowsky expresa en un momento del documental.

Quizás Jodorowsky fuera demasiado pretencioso o demasiado ingenuo, probablemente ambas cosas. Pero queda claro en el documental que ese toque de ambición y cierta locura eran necesarios en el cine hace 40 años (al igual que ahora) y que sin ellos el cine no hubiera avanzado.  Este documental es un fiel retrato de una época y una forma de entender el arte de la cual ya sólo queda el recuerdo.


 Me entusiasmó la forma de expresarse del octogenario Jodorowsky saltando de un idioma a otro y hablando inglés con ese acento tan marcado. Se nota la pasión con la que todavía vive su arte. Sólo puedo calificar de apasionante su relato sobre los acercamientos a personajes como Orson Welles, Salvador Dalí, Pink Floyd o Mick Jagger. También me ha sorprendido el hecho de que Jodorowsky obligara a entrenarse en artes marciales a su propio hijo durante 2 años para encarnar al personaje de Paul Atreides. La gesta mesiánica de la novela se expandió a quienes invirtieron tanto tiempo y dinero en adaptarla.

 Por otro lado, me pareció muy correcta la manera en la que se muestra el rechazo de los grandes estudios, 15 millones de dólares eran mucho dinero a mitad de los años setenta. Resulta paradójico que aceptaran el proyecto pero rechazaran a Jodorowsky como director por su fama de raro y su intención de hacer un film de duración muy superior a la habitual (en el documental se habla de hasta 12 horas). Por desgracia, las sagas galácticas todavía no estaban de moda. Por suerte, no todo se perdió, Jodorowsky plasmó muchas ideas de su Dune en sus posteriores y recomendables  guiones para cómics como El Incal o La casta de los Metabarones.



  Yo me quedo con la metáfora de que Dune es Paul Atreides en el guión de Jodorowsky, murió pero sirvió de semilla para muchas películas posteriores. Sus innegables referencias visuales se pueden adivinar en Star wars, Flash Gordon, En busca del arca perdida o Alien. Casi nada.

  Al menos, a todos nos queda el consuelo de que el film de David Lynch, el único artista que podría haber hecho una adaptación digna, fue un completo fracaso artístico y comercial. Dune parece condenado a ser mutilado y pisoteado por los productores.  Lo cual me lleva a plantearme si este proyecto de Jodorowsky hubiera sido realmente tan alucinante como se nos pretende hacer creer o hubiera acabando siendo un horror psicodélico a lo Flash Gordon. El equipo técnico era inmejorable pero dudo si Jodorowsky hubiera sabido hacer algo coherente con este complejo proyecto. Siempre ha sido un creador valiente y un magnífico guionista pero su negativa a recortar el metraje me parece una insensatez. Nunca sabremos cómo hubiera sido realmente su película. Recemos para que alguien acabe haciendo un film de animación con el story board de Jodorowsky y Moebius, que parece ser la finalidad última de este documental.

 Muy recomendable aunque no se conozca Jodorowsky ni se haya nunca oído hablar de Dune.

7

viernes, 20 de junio de 2014

Pink Floyd: Echoes

No es la primera vez que Pink Floyd se asoma a este blog, ni será la última. Tampoco es la primera vez que recupero un tema incluido en el film Live at Pompeii de 1972.


En vez de rodar un concierto con público, Pink Floyd decidieron rodar un concierto con las gradas vacías. El lugar elegido fue el anfiteatro en ruinas de la ciudad de Pompeya. El hecho de la ausencia de público le confiere al concierto una atmósfera especial que en temas como Echoes le sienta realmente muy bien.

 El rodaje bajo la dirección de Adrian Maben fue un auténtico infierno. Montar un concierto en una ciudad en ruinas abandonada hace 2000 años no fue fácil.  A la complejidad de llevar todo el equipo hasta la ciudad destruida por el Vesubio hubo que añadir que no había suficiente potencia eléctrica por lo que la grabación se alargó debido a los continuos fallos de corriente. Para más inri parte de las tomas se perdieron y hubo que volver a rodar escenas en París. La falta de tomas enteras explica por qué en algunas canciones sólo aparece tocando un miembro del grupo como en One of these days en la que sólo se salvó la grabación del batería Mick Mason, mientras las grabaciones del resto del grupo se perdieron.

 Al montaje final Maben añadió planos del grupo caminando por las ruinas, barro, lava y multitud de mosaicos de Pompeya y el museo de Nápoles para dar cohesión al conjunto. Todo ello unido a la singularidad de las canciones de Pink Floyd configuraron una de las películas/conciertos más peculiares de la historia del rock.

miércoles, 18 de junio de 2014

Orlando (1992)



 Desde hace más de 20 años llevaba una pieza musical rondándome la cabeza. La descubrí en el programa de Ramón Trecet, Diálogos 3 en Radio3. Por cierto, un programa al que echo mucho de menos. La citada música  pertenecía a la banda sonora del film Orlando y era del compositor David Motion. Me maravillaba la forma en la que la melodía llevada por los instrumentos de cuerda se fusionaba con los sintetizadores creando una peculiar atmósfera. Han pasado muchos años y esa música seguía en mi cabeza aunque nunca llegué a ver la película. Así pues, cuando vi que el film estaba disponible en la biblioteca municipal de mi barrio (sí, reconozco que frecuento esos lugares tan poco recomendables) no pude resistirme.

 Esta adaptación de la novela de Virginia Woolf es una película que destaca por su apabullante apartado visual.  La directora Sally Potter nos ofrece una  barroca y operística puesta en escena que resulta demasiado hermética a la vez que hueca al espectador. La historia de este aristócrata que vive durante varios siglos primero como hombre y luego como mujer queda asfixiada entre tanta belleza formal. Ante este film solo cabe la dicotomía de o lo amas o lo odias, no hay termino medio. A mí me aburrió soberanamente. Por muy memorables que sean la dirección artística, el vestuario o la peluquería ellos solitos no consiguen hacer interesante una historia.

 Orlando es un relato sin vida, lento y aburrido como pocos. La anodina existencia del protagonista (el típico noble amante del arte y la belleza pero que no ha dado un palo al agua en su vida) parece contagiar todo el film. Más que teorizar sobre la vida, el amor y el arte, es mejor vivir la vida lo mejor que se pueda. Sólo cuando Orlando consigue deshacerse de todo su patrimonio es cuando consigue ser feliz y valorar las cosas que realmente valen la pena. A Orlando no parece afectarle cambiar de sexo de improviso, realmente sólo cambia de sexo, su esencia sigue siendo la misma. Quizás le estemos dando demasiada importancia al sexo de las personas. Quizás era ese el mensaje de Virginia Woolf quería transmitirnos con su novela.


 Lamentablemente, la narrativa exasperantemente lenta de Sally Potter es una losa que acaba con toda pretensión de ritmo. Sobran escenas enteras y otras se hacen eternas para finalmente no contar casi nada. Potter se pierde en el envoltorio y se olvida del contenido. A su historia le sobra aspiración estética y le falta algo que contar, le ocurre como a su protagonista que buscando la belleza y la perfección se olvidó de vivir. Puede que Potter sólo quisiera hacer un alegato a favor de gays y transexuales. Me parece muy bien, pero lo podía haber hecho con algo más de brío. Esta película se te puede hacer muy cuesta arriba sea cual sea tu orientación sexual.



Ni siquiera el buen hacer de la andrógina Tilda Swinton logra que sintamos algo de empatía por Orlando en su periplo vital a lo largo de 400 años. Nos importa poco el motivo por el que no envejece a través de los siglos ni su súbito cambio de sexo sin venir a cuento. No parece preocuparle al personaje mientras nosotros estamos deseando que el film acabe cuanto antes. ¿Cómo lo hace Orlando para no envejecer? ¿Por qué cambia de sexo? Nada de esto es explicado en el film.

  Tampoco la aparición de Jimmy Sommerville como ángel cantarín al final del film sirve de mucha ayuda.  Su canción Coming no está mal pero no sé qué pinta un tema de euro disco noventero al final del film. Sólo parece querer convertirse en todo un himno gay, cosa que no consiguió. Es toda esa pretensión de forzado alegato gay lo que acaba de sepultar definitivamente a la película.
Todo ello me lleva a preguntarme: ¿Es bueno que haya un cine feminista o gay destinado sólo a un tipo de público en base a su condición sexual? Sinceramente pienso que no, el cine es cine y debe ser válido para todo tipo de personas independientemente de su sexo. Hay películas hechas por y para homosexuales que son un auténtico horror. Lo malo del cine de Sally Potter es que resulta exasperarte y aburrido. Me da igual que este ladrillo haya sido dirigido por una mujer o por un hombre o la condición sexual de cualquiera de ellos.

Lo mejor: el descubrimiento de Tilda Swinton y la música del film. El resto es un precioso envoltorio sin contenido.

4,5

¿Y el extraño tema musical de David Motion que llevaba 20 años en mi cabeza gracias a Ramón Trecet? Pues se llama On the road y aquí os lo dejo a ver qué os parece:

miércoles, 11 de junio de 2014

Maléfica


  Parece que la escasez de ideas nuevas está obligando a Disney a reinterpretar los cuentos clásicos de siempre. Tras Caperucita y Blancanieves era inevitable que tarde o temprano le tocara el turno a La bella durmiente. Esta vez, en su búsqueda de un enfoque distinto a los clásicos, los de Disney se han centrado en la villana de la función: Maléfica.



 El film empieza bastante bien, me gustó el inicio en el que se nos cuenta cómo Maléfica pasó a ser malvada. Resulta que, como ilustres villanos tipo Drácula o Darth Vader, Maléfica se pasó al lado oscuro por amor. Este enfoque humanizador del personaje me resultó interesante, al menos es una variación del cuento de hadas que siempre nos han contado. A mí siempre me ha intrigado saber el motivo por el que un villano llega a serlo. Pero el problema de esta película reside en que, pasada la transformación, Maléfica ejerce realmente muy poco de villana.

 Los constantes cambios de tono (entre peli infantil y algo más adulto) perjudican bastante el avance de la trama, resultando un collage poco compacto, a todo ello debemos sumarle un ritmo bastante irregular. Incluso los niños se aburren un poco en algunos pasajes. El guión contiene algún giro argumental que intenta sorprender pero se le ve venir de lejos. Reconozco que yo también me aburrí hacia el final ante la escena final que todos sabemos cómo va a acabar.

 Si Charlize Theron era lo mejor de la adaptación de Blancanieves, en Maléfica Angelina Jolie hace lo propio. Con el maquillaje y el vestuario han logrado una caracterización bastante lograda, lástima que el resto del film no esté a la altura. La Jolie derrocha clase y saber estar, configurando una villana a la altura del mito que se come literalmente la pantalla. La verdad es que le quedan bien hasta los cuernos y esos pómulos superlativos (espero que no se pongan de moda).
 Frente a la personalidad arrolladora del personaje de Jolie, Aurora (la bella durmiente) resulta un personaje demasiado plano y hueco en la caracterización de Elle Fanning. Ya sabemos que las heroínas siempre suelen ser menos interesantes que las villanas. Tampoco los personajes de las hadas madrinas me parecieron bien resueltos, me resultaron cargantes y no les vi la gracia por ningún sitio. Supongo que deberían de ser el contrapunto gracioso pero fracasan estrepitosamente.

 Lamentablemente, al mando de este proyecto está un tal Robert Stromberg que debuta en la dirección y se nota que el tipo no tiene todavía demasiada personalidad. Su dirección es rutinaria y poco innovadora mientras el apartado estético oscila entre copiar a El señor de los anillos o el cine de Tim Burton. El cine de fantasía debería de buscar caminos propios más allá de ceñirse a mundos que ya conocemos. Pocos hallazgos visuales cabe destacar excepto un momento en el que Maléfica va desmontando unos muros de piedra a su paso. Tampoco las criaturas fantásticas son especialmente imaginativas e incluso algún efecto especial me resultó chapucero (esa maléfica volando no me convenció).

Pues eso, flojita.

4,5

martes, 10 de junio de 2014

X-men: Días del futuro pasado


En un futuro no muy lejano, los Centinelas están diezmando a la población mutante, sólo un plan desesperado puede salvar a los X-men de la extinción.

 Como lector infantil que fui de los cómics de la Patrulla X que editaban los de Fórum a mediados de los años 80, debo admitir que las primeras adaptaciones cinematográficas a cargo de Bryan Singer no me entusiasmaron. Eran pelis correctas que se quedaban algo cojas a la hora de trasladar las aventuras del cómic a la pantalla. Era casi imposible llevar a buen puerto un proyecto así, la existencia de demasiados personajes hizo que muchos quedaban desdibujados o casi ausentes (Tormenta, Rondador nocturno o Coloso por citar sólo tres) ante el protagonismo de Lobezno.
Sin embargo, la cosa empeoró cuando Bryan Singer abandonó la franquicia en la tercera película y  acabó en desastre con las películas sobre Lobezno. Tras 15 años desde la primera película y con la lección aprendida tras el éxito de La primera generación o LosVengadores, los de Marvel parecen haber puesto toda la carne en el asador con esta nueva película sobre los X-men.  Se han añadido toques de humor y una sana ironía que ayudan a tomarse nunca el film demasiado en serio (error en que sí cayó El hombre de acero). Primeramente, adaptar la clásica historia Días del futuro pasado escrita por Chris Claremont (quien tiene un cameo en el film) y dibujada por John Byrne en 1981 ha sido todo un acierto. Si partes de un buen material ya tienes mucho terreno ganado. Personalmente, yo tenía muchas ganas de ver a los centinelas en pantalla.


  Bryan Singer ha retornado a la franquicia y se nota. No olvidemos que estamos ante un blockbuster, probablemente ante el blockbuster del verano y uno de los más solventes del año, quizás sólo superado por El capitán América: el soldado de invierno. Es la película sobre mutantes más redonda hasta la fecha y en la que se nota que han intentado atar todos los cabos sueltos mostrados en las anteriores entregas. Por cierto, me he debido de perder algo, ¿no había muerto el profesor Charles Xavier en X-men 3? Yo sigo sin entender cómo demonios ha resucitado en el futuro. Ya sabemos que es mejor no buscarle la lógica a este tipo de películas, son pura diversión sin mayores complicaciones. Sólo podemos pedirles que sea divertidas, estén bien presentadas y no tomen por idiota al espectador. Creo que en este caso se han cumplido las tres premisas.

 A priori, tanto viaje en el tiempo y tanto super poder podrían haber dado un ladrillo de cuidado, pero el guión es lo suficientemente desenfadado y ameno como para que las dos horas y cuarto del film se te pasen volando. No hay parones de ritmo ni patriotismo barato ni grandes fantasmadas (ejem, a ver si me explico, toda la peli es una fantasmada). Por suerte.el mensaje anti racista y a favor de la convivencia sigue estando presente. También me sorprendió gratamente cómo se trata el tema de la adicción de Charles Xavier aunque el tema se zanja de forma un tanto apresurada, el plano de la aguja por la que empieza a brotar líquido me encantó. No me esperaba algo así en un film de este tipo. Puede que el cine de super héroes haya madurado definitivamente tras el Batman de Nolan.
Quizás el ritmo se quiebre algo en el último tercio y el clímax no esté lo suficientemente logrado pero el film cumple a la perfección en su labor de entretener.

Por suerte, X-men: Días del futuro pasado sigue jugando con la eventual intervención de los mutantes en acontecimientos de la historia reciente. Esa recreación de algunos pasajes de la historia me sigue pareciendo bastante divertida (ahora resulta que hasta Kennedy era mutante). Como viene siendo habitual, a Nixon le toca la peor parte. No se puede tomar esta película como una lección de historia pero (al igual que en Watchmen) puede servir para conocer algunos hechos que la generaciones más jóvenes quizás desconozcan.


 La aparición de las dos generaciones de actores que interpretan a los respectivos protagonistas nos ofrece la posibilidad de ver en la misma película a buenos actores como Ian McKellen y Michael Fassbender interpretando a Magneto. Ambos están correctos aunque lo de McKellen casi se podría considerar un cameo. La intervención de todos los actores que han dado vida a los mutantes a lo largo de la franquicia (aunque sea muy brevemente) es un valor añadido que le otorga a la película la necesaria cohesión. Este film está perfectamente integrado en el universo mutante y eso siempre es de agradecer. Por su parte, Hugh Jackman sigue derrochando carisma en la piel de Lobezno incluso con camisa estilo años setenta. Sólo cabe destacar que a Jennifer Lawrence le queda genial la escamosa piel azul de Mística. Para cerrar el apartado de intérpretes, me agradó la inclusión de Peter Dinklage (el impagable Tyrion Lannister de Juego de tronos) como el villano de la función.



Un film divertido que ofrece ese algo más que todo buen aficionado al cine de aventuras anda buscando.


5,5


sábado, 7 de junio de 2014

Perfect blue (1998)


  El director japones Satoshi Kon debutó con Perfect blue adaptando la novela homónima de Yoshikazu Takeuchi. Inicialmente la adaptación se iba a rodar con actores pero un recorte en el presupuesto obligó a replantearse el proyecto como una película de animación. Así surgió Perfect blue.

 Perfect blue nos introduce en el mundo de los ídolos juveniles, concretamente en esos grupos japoneses de pop facilón y repetitivo. Si hay un producto musical que me repugne es el de estos grupos de laboratorio destinados a ser consumidos por adolescentes. Satoshi Kon nos describe la pesadilla de una chica que deja su exitoso grupo musical de adolescentes para iniciar una carrera como actriz. Pronto empezará a arrepentirse de su decisión; las cosas no salen como ella esperaba. Por otro lado, muchos seguidores le reprochan que haya madurado y haya acabado aceptando papeles mucho más adultos. El abandono de su imagen de ídolo juvenil y su participación en escenas y sesiones fotográficas de contenido erótico enfurecerá a muchos seguidores. Mima empieza a recibir la amenazas de muerte a la vez que personas responsables de los cambios en su carrera son asesinadas. Por si fuera poco, Mima tiene episodios esquizofrénicos en los que recibe la visita de su antiguo personaje dentro del grupo musical. Es como si la antigua Mima se resistiera a ser eliminada o algo dentro de la mente de Mima no acepta el avance de su carrera.

El espectador se siente cómplice de la confusión mental de Mima ya que pronto dejamos de estar seguros de si lo que vemos es real o sólo está en la mente de la protagonista. Para más inri, la serie en la que Mima interpreta inicialmente un pequeño papel empieza a tener peligrosas similitudes con su historia, lo cual dificulta más al espectador la tarea (casi imposible) de adivinar si lo que estás viendo es real.



A pesar del aspecto visual del film (parece un anime más de esos que hay cientos) los temas tratados son de una trascendencia poco habitual en el anime. No estamos ante un film de acción ni la violencia o el sexo mostrados son gratuitos. Estamos ante un film que traza un perturbador retrato psicológico de una joven con graves problemas mentales. Perfect blue se podría definir como un thriller psicológico pero la confusión mental de la protagonista nos transporta a un estado de constante ansiedad del todo inusual en el cine de animación.

 Mima parece vivir de cara a la galería y le afecta demasiado lo que opinan los fans, hasta tal extremo de llevarla a perder la noción de realidad. El hecho de que un fan algo trastornado usurpe su personalidad en una página web la empuja a un desdoblamiento de personalidad que nos ofrece los mejores momentos del film. La presión del público es tal que su rechazo es toda una tragedia (no olvidemos que estamos ante un film japonés), incluso parece que los fans tienen derecho a no aceptar el nuevo rumbo de sus artistas favoritos. A mí me vinieron a la mente casos recientes de estrellas para adolescentes que han dado un giro radical a sus carreras una vez que alcanzan una determinada edad. ¿Puede que el público adolescente ejerza un brutal tiranía sobre sus ídolos o está todo perfectamente estudiado?  En el film, Mima toma unas arriesgadas decisiones siempre asesorada por sus representantes, quienes sólo parecen buscar un rápido beneficio económico, mientras la participación de su familia se ve limitada a una llamada telefónica. Mima está sola ante la presión del público y el miedo al fracaso.





Como curiosidad cabe destacar que Darren Aronofsky compró los derechos para adaptar el film pero realmente nunca lo hizo, sólo usó la escena del baño para Réquiem por un sueño. Posteriormente tomó prestada la premisa principal para elaborar Black swan. Las similitudes entre ambas son evidentes ya desde el parecido entre los nombres de las protagonistas ambos films (Mima y Nina). En ambas películas las jóvenes protagonistas son esquizofrénicas que confunden ficción y realidad. Nina pierde la cordura debido a la presión que sobre ella ejerce ser elegida como primera bailarina, Mima pierde su cordura al dejar su grupo y ver que no consigue el éxito esperado en su nueva carrera como actriz. Son matices que las diferencian, además Nina no tiene la presión de las fans, elemento que sí es fundamental en la evolución mental de Mima.

En ambos casos creo que está muy bien conseguida esa imposibilidad de distinguir la realidad de la ficción. El estilo de Aronofsky es mucho más oscuro quizás el film de Kon pierde algún entero al están realizado con un estilo visual casi naif. En mi opinión, Black swan tiene personalidad suficiente como para no ser considerada un remake de Perfect blue, pero es innegable la influencia recibida del film japonés. Sin Perfect blue no hubiera existido Black swan.

Muy recomendable para aquellos que busquen un buen film de animación fuera de los rígidos parámetros de este tipo de cine.

7