miércoles, 26 de enero de 2011

Renovarse o morir


Tras el acuerdo alcanzado por PSOE, PP y CIU para sacar a delante la llamada ley Sinde, ahora resulta que su contenido no le gusta a nadie. Los creadores dirán que es muy blanda con los piratas mientras los internautas dirán que es muy dura. Era de esperar, nunca llueve a gusto de todos, pero el granizo actual está provocando daños irreparables.

Supongo que los políticos, que estas cosas de los derechos de autor e internet les deben de sonar a sánscrito, han decidido tirar por el camino de en medio y no contentar al 100% a ninguna de las partes. Las primeras reacciones ya se han hecho esperar, Alex de la Iglesia dice que dimitirá tras la gala de los Goya. Tal hecho le honra en un país en el que no dimite nadie excepto un ministro de justicia al que pillaron cazando sin licencia (sólo por su osadía yo le hubiera puesto un monumento). Pues muy bien por Alex, que se dedique a dirigir películas, que es lo suyo y aún le queda bastante camino para ser Hitchcock o Tarantino.

Yo tengo mis propias soluciones al problema de las descargas ilegales. Personalmente, veo mal que un pavo se forre con la publicidad de su web a base de colgar enlaces a megaupload para bajar series, juegos y películas. Forrarse con el trabajo de otros. Así de simple y así de claro, no lo veo justo.
Pero la demanda existe y millones de usuarios demandan contenidos audiovisuales y/o culturales (aunque yo a veces dudo que el porno sea cultura). La red está llena de estas páginas de descargas de contenidos que otros han hecho y por las que no ven un duro. Todos las conocemos y sabemos que pueden tener varios miles de personas conectadas a la vez. Ya he contado alguna vez lo triste que es ver una película en un cine vacío, quizás sea inevitable.

Al lío. Yo propongo que las distribuidoras se dejen de tonterías y permitan bajar las películas desde sus propias páginas web, previo pago, claro. Suponte que te puedes ver online o descargar una película en calidad blu-ray desde la página oficial y por un precio asequible (4 euros, por ejemplo). Sería como un videoclub online directamente de la distribuidora, eliminando intermediarios.
Por otro lado, eliminando la demanda de esas páginas ilegales de descargas sería innecesaria la intervención de jueces y policía (que bastante trabajo tienen ya). Cuando dejen de ser rentables, las páginas desaparecerán por sí solas. Por cierto, aún no entiendo qué hago yo perdiendo el tiempo en un blog que no me reporta un puto duro. Amor al arte o estupidez, llamadlo como queráis.

Además, por la descarga legal en casa, el usuario se ahorraría bastante dinero ya que normalmente la disfrutaríamos más de una persona. Suponte que la vemos 2 personas por 4€ y compáralo con los 14€ que nos costaría ir al cine. Y no sería ilegal ni haría falta tanta ley ni tanto debate. Se podría hacer que la descarga tuviera una vida limitada de 24 horas (aunque seguro que se podría crackear como los juegos de la play, los dvds o los blu-rays). Así se garantizan que si la quieres ver otra vez pases por caja nuevamente o te la bajes sin capar por un módico precio. Incluso se podrían establecer diferentes precios según la antigüedad o la demanda del contenido. No tiene sentido que un estreno te cueste lo mismo que un film del año 1940 que está más que amortizado. Hasta se podrían hacer unas tarifas planas con las que pudieras tener acceso a un enorme catálogo audiovisual a la carta.

Lo que no veo lógico es enfrentarse al imparable progreso que arrasa con leyes, usos y costumbres. Los videoclub tradicionales casi han desaparecido, se cierran salas de cine y los estudios pierden dinero (o dejan de ganar). Pero no se adaptan a los nuevos tiempos. La tecnología ha servido históricamente para abaratar y acercar la cultura a la gente. Desde la imprenta de Guttenberg o la radio de Marconi pasando por Napster. No se puede pretender que la gente se gaste 6,80 € en ir a una sala de cine a ver The tourist, que encima el film sea un bodrio, luego te pidan 30 € por comprártela en blu-ray y encima pretendan que no te la bajes gratis cuando es tan fácil como darle a una tecla. Si alguien pretende seguir así (ya sea un legislador, una industria o una asociación de autores tipo SGAE) tiene la batalla perdida.

Los autores tienen todo el derecho del mundo a cobrar sus derechos de autor, sin duda. Sin ellos no habría nada que ver, oír, leer, copiar o descargar. Les necesitamos, pero la forma de distribuir contenidos y sacar beneficios de ellos debe cambiar.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, pero lo que no es normal tampoco es que pretendan que paguemos, por ejemplo, por una peli de Kurosawa o de Hitchcock. El Quijote y Fausto están en las bibliotecas, ¿no? Y para los autores vivos, tampoco se puede vivir de una obra eterna: yo no pienso pagar por una peli de un director vivo que tenga más de 15 años (y ya con más de 10 años tampoco debería suponer gasto). Lo mismo con discos y libros.

Saludos. Cinemagnificus (El Gabinete de Cinemagnificus) desde un anónimo (me falla la conexión XD).

Rudu dijo...

Tu idea de el "videoclub virtual" es algo que tambien pienso yo, y supongo que mucha gente más, y al final debería haber una solución parecida, aunque con matices, como muy bien dice "Cinemagnificus" llega un momento en que si por ejemplo, la puedes ver en la tele, porque vas a pagar por verla, pero salvando detalles, creo que en el futuro la solución debería ir por algo parecido, siempre en mi opinión, claro.

Un saludo!

Manuel Márquez dijo...

Tu planteamiento, compa Luis, me parece de lo más razonable, y está bastante en línea con mi opinión general sobre el tema. Pero hay un par de aspectos sobre los que sí quisiera hacer algún apunte: el precio del producto y el papel de los ISP (compañías telefónicas, básicamente).

Sobre el precio del producto, es difícil fijar uno que resulte atractivo, mientras exista una alternativa (como tú bien señalas, a un solo golpe de tecla...) cuyo precio es... cero patatero. Pero está claro que tiene que estar muy por debajo de lo que se suele manejar habitualmente. De las tres alternativas que conozco ahora mismo en España (Filmotech, Itunes y Filmin), la única que me parece que se maneja con una política comercial adecuada es la última: una tarifa plana premium de 30 euros trimestrales, y a hartarte de ver pelis. Me parece un precio competitivo para un producto (catálogo) interesante. En mi caso, doy fe de que está muy, pero que muy bien.

Y el segundo tema, que me parece un misterio para que se lo mire el mismísimo Iker Jiménez. ¿Dónde andan, en este debate, las compañías que suministran el acceso a Internet? ¿Por qué parece que este tema no va con ellas? A diferencia del ejemplo que se suele esgrimir desde la industria (que las descargas vienen a ser como si uno va a la panadería y "trinca" una baguette por la patilla, o a la frutería y se lleva un kilo de naranjas sin pagar, y suma y sigue...), creo que la situación se asemeja más a una hipotética en que tú fueras a un hipermercado, y, por el precio de una entrada, que te cobrarían para acceder al establecimiento, te pudieras llevar pantalones, teles de plasma, detergentes y todo lo que te cupiera en el maletero del coche -teniendo en cuenta que el hiper no habría pagado ni un euro por todos esos productos, y sus únicos gastos serían los derivados de mantener el "chiringuito" abierto-. ¿A qué suena un poco bestia? Pues tal que así es la situación que se da ahora mismo con el tema de las descargas, más o menos...

Disculpas por la brasa y lo extenso del comentario.

Un abrazo y seguimos trasteando.

ANRO dijo...

Completamente de acuerdo contigo, amigo. Todo lo que dices es lógica pura, pero los políticos y los medradores lo entienden de otra manera mucho más complicada y falta de visión de futuro.
Hombre, yo no creo que tú, ni nadie de los que soltamos paridas en nuestros respectivos blocs, estemos perdiendo el tiempo, aunque no cobremos una puta perra, pero creo que nos reporta cierta satisfacción compartir ideas con otros tipejos idealistas como nosotros.
Un abrazote.

Lorbada dijo...

Amén amigo. De toas formas pienso que Alex de la Iglesia tb ha dimitido para guardarse las espaldas y no perder credibilidad ni ganarse enemistades.

Lo del blog llamémosle "estúpido y altruista amor al arte". Yo tb soy del club.

Un saludo.

GCPG dijo...

Por poner un ejemplo análogo. Tenemos Spotify para escuchar música, incluso reciente. Si alguna productora no lo ve conveniente, retira los temas sobre los que tiene el derecho de autor. O mantiene algunas, que al mismo tiempo les promociona. ¿No se podría llevar este sistema al cine? Porque pagar por una peli suficientemente amortizada en una sala de cine con unos cuantos años a su espalda me parece una barbaridad.

En cuanto a lo de Álex de la Iglesia, bienvenida sea su nueva actitud. Más vale tarde que nunca...

Unknown dijo...

Creo que habría que emoezar bajando el precio de la entrada de cine, pero claro, aquí nadie quiere perder dinero. En mi opinión en una de las primeras cosas que habría que considerar. Dile a un padre de familia que lleve a su dos hijos y su mujer al cine (con palomitas y coca-cola incluida). El plan le sale por 50 euros, normal que se cierren salas de cine!

Nanu dijo...

La gente deja de ir al cine por lo que cuesta la entrada, hay que bajar el precio.
Avatar hizo mas plata que Titanic pero no podemos comparar que ahora es mas caro y la gente la fue a ver 3d que es aun mas caro

Dr. Gonzo dijo...

Todo es muy sencillo. Creo que la cuestión se reduce a bajar el precio de la entrada de cine.
Entrada normal, 3 euros. En 3D, 5.

Al que le guste el cine, irá al cine, y al que no, el típico que ve una pelicula tipo Casi 300 o a todo gas cuando no tiene otra cosa que hacer, pues no irá o se descargará un screener de internet (que, economicamente hablando, viene a ser lo mismo). Total, estos individuos no entienden de calidad de imagen ni de cine en general, pero eso es otro tema. Esta gente, aunque la entrada cueste 50 centimos, va a seguir viendo la peli en su casa cuando no pueda irse de botellon o dar vueltas con la moto.

La cuestión es que el cinefilo, el tio al que realmente le gusta el cine, va a las salas y paga su entrada. Lo que no puede ser es que a esos, entre los que me incluyo, le hagamos la putada de tener que pagar mas de mil pesetas por ver una pelicula que, tal y como está la industria, seguro que es un bodrio.
Lo que quiero decir es que hay muchos cinefilo, mucha gente DISPUESTA a pagar la entrada... pero es que el precio es prohibitivo, y conste que yo voy todas las semanas al cine, pero hay gente que, o no puede, o no le da la gana dejarse atracar. Yo soy tonto y me dejo, que le vamos a hacer.

ANTONIO NAHUD dijo...

Me gusta tu blog. Enhorabuena.
Venga ver mi blog brasileño sobre el cine clásico.
Saludos
www.ofalcaomaltes.blogspot.com

RUBRA SIMIENT dijo...

La cuestión es más honda, por qué podemos cobrar y cuánto.
Cuánto puede cobrar un científico por resolver un problema, durante cuánto tiempo, quien le paga, lo mismo los autores, cuánto de original tiene su idea, cuánto se alimenta de sus predecesores. Eso si el trabajo (tiempo y calidad), y los medios y recursos invertidos hay que satisfacerlos. Lo mismo que los libros. Que una persona escriba un libro y que cada ejemplar le reporte 10euros supondria, con la venta de 100.000 ejemplares, 1 millon de euros, demencial. Pensemos en para qué sirve ese dinero recaudado.