En 2008, la escritora norteamericana Suzanne Collins publicó la novela Los juegos del hambre y fue un éxito mundial entre los lectores adolescentes de medio mundo. La historia no estaba mal: versaba sobre un futuro distópico en el que el mundo es gobernado por un estado opresor y una vez al año unos jóvenes eran elegidos para luchar a muerte hasta que sólo quede uno. Espera, esta premisa argumental me suena. Es clavada a la de Battle Royale.
Desde luego las similitudes de ambos libros son evidentes y no se limitan a la trama principal, eso sí, el tono del libro de Collins es mucho menos duro. La protagonista nunca acaba de entrar realmente en el juego y nunca pierde su humanidad, no elimina a nadie excepto en defensa propia o en un arrebato de ira. Los juegos del hambre es un libro destinado para adolescentes que flipaban con Crepúsculo o Harry Potter. Obviamente, los listos de Hollywood se han embarcado rápidamente en adaptar la trilogía, claro, si una novela tiene éxito siempre es el inicio de una trilogía. Hay que explotar a la gallina de los huevos de oro.
La adaptación cinematográfica está dirigida por Gary Ross, director de la interesante Pleasantville, y obviamente es un film palomitero destinado al público adolescente. Por suerte, el resto de los espectadores que ya hemos pasado la edad de los granos podemos ver el film sin grandes problemas. Esta vez, han intentado hacer un film digno. El tono adolescente del film no acaba de cuajar, el hecho de que apenas se vea sangre en un film de supervivencia y luchas extremas es algo que no me gustó. Todo resulta demasiado pulcro y aseado, tamizado por el deseo de agradar al público juvenil al que está destinada. Repito que no provoca sarpullidos a los que pasamos de los 20 pero se nos antoja bastante ingenua. El film podría haberse centrado algo más en la crítica al estado opresor que usa el espectáculo televisivo para controlar a las masas, en la extrema pobreza de los habitantes de los diferentes sectores o, simplemente, haber desarrollado mejor la personalidad de los secundarios (igual lo quieren dejar para las posteriores entregas). Tampoco consigue evitar que todo el film transmita una sensación de deja vu (de ya visto, vamos) es todo bastante obvio: sabemos quien va a ser elegido en el sorteo, sabemos qué les va a pasar, sabemos quienes van a morir y sabemos cómo van a acabar Los juegos del hambre de este año. Incluso intuimos lo que va a pasar en la segunda y la tercera entrega. No es que yo sea muy listo, Suzanne Collins no sabe dotar a sus novelas de la suficiente originalidad, se le ve el truco y no es capaz de sorprendernos en ningún momento. Tampoco los guionistas han conseguido dotar a este material de la originalidad necesaria.
Volviendo al film, sí me gustó el trabajo de Gary Ross (si exceptuamos los incomodísimos planos cortos y los movimientos de cámara iniciales). El tipo rueda con buen pulso y sabe darle el ritmo necesario a esta historia, el film se alarga hasta más de las dos horas y no aburre aunque sepas qué carajo va a pasar. Las escenas de acción están bien planificadas y el film es sorprendentemente entretenido. Todo el apartado técnico es más que correcto a pesar de algún efecto digital un tanto cutre.
Lo mejor de la peli es Jennifer Lawrence (Winter's bone, X-men: first class) esta chica logra transmitir toda la emotividad de su personaje y consigue que casi nos olvidemos de la obviedad (e ingenuidad) del guión. Creo que ella hace soportable esta película. Su personaje es tan bueno y tan ñoño que resultaba muy difícil hacerlo creíble en pantalla. El resto del reparto oscilan entre la sobreactuación (Elizabeth Banks y Stanley Tucci resultan bastante insoportables de esa guisa) y el ridículo (Woody Harrelson). De los jóvenes y guapos Josh Hutcheerson y Liam Hemsworth sólo puedo decir que no me resultaron creíbles, son muy guapos pero no me convencieron, será por envidia. También aparece Lenny Kravitz pero tan poco rato que no se le puede valorar.
Lo mejor de la peli es Jennifer Lawrence (Winter's bone, X-men: first class) esta chica logra transmitir toda la emotividad de su personaje y consigue que casi nos olvidemos de la obviedad (e ingenuidad) del guión. Creo que ella hace soportable esta película. Su personaje es tan bueno y tan ñoño que resultaba muy difícil hacerlo creíble en pantalla. El resto del reparto oscilan entre la sobreactuación (Elizabeth Banks y Stanley Tucci resultan bastante insoportables de esa guisa) y el ridículo (Woody Harrelson). De los jóvenes y guapos Josh Hutcheerson y Liam Hemsworth sólo puedo decir que no me resultaron creíbles, son muy guapos pero no me convencieron, será por envidia. También aparece Lenny Kravitz pero tan poco rato que no se le puede valorar.
Lo dicho, una correcta adaptación de una predecible novela que copiaba a la interesante Battle royale.
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