viernes, 26 de septiembre de 2014

Pink Floyd : The endless river, consideraciones previas


¿Qué esperar cuando ya no hay nada que esperar? El anuncio del lanzamiento del nuevo álbum de Pink Floyd me pilló por sorpresa este pasado mes de Julio. Siempre es positivo saber que algo se mueve en el seno de una de tus bandas favoritas aunque hayan pasado 20 años desde su último lanzamiento de estudio.

 Justo 20 años después del último disco de estudio del grupo, el correctito The división bell (1994), David Gilmour y Nick Mason regresan bajo el nombre de Pink Floyd con un trabajo nacido en las sesiones de grabación de 1993 en las que colaboró el ya fallecido Richard Wright. Según Nick Mason, durante aquellas sesiones de grabación se gestaron varias composiciones de música ambiental que recibieron el nombre de The big spliff (el gran porro) pero que quedaron aparcadas.Tras permanecer 19 años en un cajón, parece ser que Gilmour y Mason decidieron volver sobre aquel material descartado que nunca había visto la luz. Incluso se dice que se han incluido grabaciones de ensayos de Wright que datan de 1969.
 En mi humilde opinión, la euforia de los fans es desproporcionada, sobretodo cuando no hemos oído más que 30 segundos en los avances que ha ido dando el grupo.
 La cosa no pinta bien. Unos Pink Floyd formados únicamente por Gilmour y Mason nos ofrecieron el disco más flojo de toda la carrera de Pink Floyd , me refiero al nefasto A momentary Lapse of reason de 1987 que nunca debió pertenecer a la discografía del mítico grupo sino a la carrera en solitario de Gilmour. La cosa mejoró bastante con The divison bell, quizás por la inclusión de Wright como miembro de pleno derecho.

 En las sesiones que han recibido un lado de cara han respetado las pistas grabadas por Wright y el disco parece ser que es un tributo a su amigo fallecido. Por lo poco que hemos podido oír, recuerda demasiado a los Pink Floyd de los 90. ¿Habrán actualizado su sonido al nuevo milenio? No sé si tal cosa puede ser buena o mala, la verdad.
 Por otro lado, siempre es mejor (aunque mucho menos rentable) dejar de sacar discos que arrastrar por el barro el legado de una de las bandas más influyentes del planeta. Dudo mucho que Gilmour y Mason vayan a lanzar un material de poca calidad, pero que nadie espere la cuotas de sus antiguos trabajos. Me resulta muy sospechoso que saquen el disco precisamente ahora, cuando todo el católogo ha sido debidamente rentabilizado con inclusiones en spotify, re-ediciones de lujo y cajas recopilatorias en los años precedentes. Tampoco creo que la fecha de lanzamiento, el 10 de Noviembre, sea casual, demasiado cerca de las navidades. Todo indica que Gilmour y Mason necesitan asegurarse una buena jubilación.


 Yo opino que si quedaba material de aquellas sesiones de 1993 hubiera sido lo razonable publicarlas dentro de la edición especial de The division bell que se lanzó este mismo año. Es posible que al buscar material para esa re-edición de lujo (y nada barata) se encontraran con estas sesiones y así surgiera la idea.
Ésta no es la portada oficial, pero me gusta más que la original.

   La ausencia de Waters en el disco parece lógica si pensamos que Waters y Wright no se llevaron nada bien en las últimas décadas. Hubiera resultado del todo hipócrita por parte de Waters participar en un disco homenaje al teclista fallecido al que él mismo expulsó del grupo a finales de los 70. Hecho que provocó que Wright tocara como músico contratado en la gira de The Wall. Wright no volvería a ser miembro oficial hasta mucho después de la marcha de Waters.
 O mucho me equivoco o lo que vamos a encontrar en este disco es un refrito de descartes de un disco que en 1994 ya sonaba a viejo dinosaurio agonizante (a pesar de contar con alguna gran canción como High hopes). Yo creo que estará entre el rock para adultos (AOR) de The division bell y el aburrido disco ambiental que hizo Gilmour con el grupo The Orb (Metallic Spheres) en 2010. Que nadie espere la experimentación de sus discos en los años 60 y 70, nada de discos como The dark side of the moon, Animals, Meddle, Wish you were here o The Wall. En todos esos discos estaba Waters y ya sabemos que la ansiada reunión entre Waters y Gilmour parece cada día más imposible...


Así pues, amigos, cautela. No echemos las campanas al vuelo ni tiremos el disco a los cerdos antes de oirlo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me gusta nada la portada, horrible, no tiene nada de la magia de las del fallecido Storm Thorgerson, se nota el photoshop

Anónimo dijo...

No me gusta nada la portada, horrible, no tiene nada de la magia de las del fallecido Storm Thorgerson, se nota el photoshop

Esteban dijo...

Tengo el máximo de los respetos por don David Gilmour, a diferencia de Roger Waters que me parece un lobo con piel de oveja. Pero creo que con este nuevo álbum, y a juzgar por los adelantos, volveremos a oír algo que parecerá más a álbum en solitario de Gilmour que disco de Pink Floyd. Ahora, para nadie es secreto que desde los 80's el asunto va en esa linea por lo que tanta sorpresa no hay.

Como sea, creo que deberíamos estar felices de poder seguir disfrutando del arte de Gilmour en vida, y si el hombre quiere homenajear a su amigo, que lo haga.

Saludos!
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