Siguen las redes sociales incendiadas por una obra de teatro de unos titiriteros. Me lo cuentan y no lo creo. Enaltecimiento del terrorismo dice el juez que los ha metido entre rejas de
forma preventiva. ¿Nos hemos vuelto locos? Me parece que estos titiriteros han caído
en mitad de un fuego cruzado y les han llovido hostias como panes. La obrilla de Títeres desde Abajo es una desafortunada sátira pero la respuesta de la justicia me parece más propia del esperpento.
Vayamos por partes. De siempre los cuentos
populares han sido bastante macabros y sádicos si los analizamos con ojos
actuales empapados en corrección política. No olvidemos que se rajaban
estómagos y se sacaban corazones como si tal cosa. Los cuentos infantiles
tenían la función de atemorizar a los niños contra los peligros del día a día
usando personajes fantasiosos. Cualquiera que eche un vistazo a las versiones
más antiguas de los cuentos clásicos se dará cuenta que son bastante cruentos.
Pero llegó Disney y dulcificó en exceso las historias infantiles, su edulcorado rodillo
biempensante aplastó todo atisbo de crueldad. No vayamos a traumatizar a
nuestros hijos, mejor que crean que los golpes no duelen, que siempre ganan
los buenos y que las princesas son tan guapas como nobles. Ya les frustrará
la vida.
Tampoco
olvidemos la parte de sátira que todo buen espectáculo callejero debe tener, al
menos yo así lo entiendo. Lo de callejero no se refiere únicamente al lugar en
el que se representa la obra sino también al lugar del que emana y del que
nunca debe alejarse. El teatro callejero toma el pulso a la calle, al pueblo
llano, y nos refleja temas de plena actualidad convertidos en sátira contra los
poderosos. Como las chirigotas de Cádiz. Es por ello que el teatro satírico y el carnaval (por no hablar del día del orgullo gay) nunca ha gozado del beneplácito de cierto sector guardián de la moral, tan poco receptivo a las
burlas.
Otra cosa es pasarse de la raya y caer en el
mal gusto o las temáticas no adecuadas para los niños, aunque éste sea un tema
espinoso y peliagudo. Siempre he creído que los Simpson no son para niños por
mucho que los programadores de este país (o lo que sea) los emitan en horario
infantil. No creo que sean nocivos para ellos, los niños no entienden la
mayoría de los chistes ya que hacen referencia a cosas que se les escapan, pero
les hacen gracia ya que los personajes son amarillos, gritan y se mueven mucho.
Son dinámicos y eso les entretiene a los peques. Tampoco Sálvame es adecuado
para niños y nadie ha detenido a sus responsables por enaltecimiento de la memez en horario
infantil. Puestos a sacar las cosas de tiesto, nadie ha detenido a cierto presentador radiofónico que expresa su deseo de disparar a los miembros de un partido político concreto.
Volviendo
a la obra en cuestión, no creo que todas esas atrocidades que ocurrían en la obrilla fueran adecuadas para los niños. Fue un error haber
programado esa representación, sin duda. Pero de ahí a ser acusado de
enaltecimiento del terrorismo por una pancarta de 10 cm que portaba un personaje
en una manifestación va un mundo. Es como acusar a todas las películas que en
las que se vea una esvástica de hacer propaganda del nazismo. Además, Alka-ETA no existe. Es un juego de palabras, una broma, puede que de mal gusto, todo es
discutible, pero una broma al fin y al cabo. Y así debe ser entendida. Si no se respeta el sentido del humor podemos caer en la censura. Todo esto me recuerda a cuando Javer
Krahe fue juzgado por aquella representación en la que explicaba cómo cocinar
un Cristo, lo curioso es que fue juzgado dos décadas después de su supuesto
delito. Krahe fue absuelto. No sé si estos titiriteros tendrán la misma suerte, pero espero que así sea.
Ocurre
que hay gente sin ningún tipo de sentido del humor, sobre todo si todo vale
para atacar a un ayuntamiento al que se le vigila con lupa y del que se usa la
más mínima salida de tono (que demasiadas están teniendo) para hacer sangre.
Todo vale. Ya sean lamentables twits de hace 4 años o desafortunadas obras de teatro. ¿Acaso se piensan ustedes que los concejales de cultura de cualquier ciudad de este país se ven previamente todo lo que programan? Inocentes.
A mí todo esto me huele a cortina de humo con aire de
levante.
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