lunes, 18 de enero de 2021

Wolfwalkers



En Wolfwalkers no hay princesas desvalidas ni reinos encantados, ni los personajes acaban todos bailando sin venir a cuento. Tampoco hay ningún príncipe azul que venga a salvar las desvalidas protagonistas. No sé si estamos ante un film feminista, pero los personajes femeninos son bastante más positivos, inteligentes y proactivos que los masculinos. En Wolfwalkers hay crítica a la ocupación inglesa, al bullying, al machismo y a la destrucción de la naturaleza. Todo ello lo incluyen Tomm Moore y Ross Stewart sin despeinarse un pelo.


Por suerte para los adultos, existe un cine de animación más allá de Disney y los grandes estudios de animación norteamericanos. Ahí están los estudios Laika (Coraline, Kubo) o el mítico estudio japonés Ghibli. En el caso que nos ocupa, Wolfwalkers es una co-production entre Irlanda, Luxemburgo y Estados Unidos (Apple+) que bebe un poco del espíritu del citado estudio Ghibli pero trasladado a la Irlanda medieval ocupada por los ingleses. 

Wolfwalkers toma al espectador infantil como un ser inteligente y no pretende únicamente hacerle reír, más bien pretende entretenerle con una historia bien contada. Así de simple. Wolfwalkers no va a revolucionar el género pero es un buen ejemplo de un cine de animación infantil que los adultos podemos ver sin sentir que insultan nuestra inteligencia. Ocurre que en Wolfwalkers hay fantasía y secundarios graciosos pero también superstición y oscuridad. Los más pequeños puede que pasen algo de miedo con Wolfwalkers, tampoco pasa nada.

Por supuesto que Wolfwalkers aboga por valores tradicionales como la familia pero lo hace de manera mucho menos ñoña que Disney y sus princesitas. Es más, creo que aboga más por la comunión con la naturaleza que con una raza que se ha demostrado tan inepta como la humana. Lo cierto es que Wolfwalkers me recordó a La princesa Mononoke en su apuesta por el medio ambiente aunque busca su propio camino. Lo cierto es que la historia tiene varios giros que la hacen bastante amena aunque el final resulte un poco previsible.

 La estética y los dibujos pretenden homenajear a las ilustraciones de los libros infantiles más tradicionales, nada de modernidades digitales que deslumbren al espectador. Lo cual no impide que las imágenes sean realmente hermosas. Me gustó el detalle de que no se esconda el trazo original que servía de guía para dibujar a los personajes, todo ello le da al film una estética artesanal muy de agradecer en plena era digital. Por su parte, la música del francés Bruno Colais y las canciones del grupo celta Kìla nos transportan a la Irlanda medieval. Incluso me gusta el tema Running with the wolves de la joven cantautora noruega AURORA.

Wolfwalkers, amigos grandes y pequeños, es una pequeña joya.

 

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