jueves, 28 de febrero de 2008

John Rambo (Rambo IV)



Recuerdo que vi Rambo con 10 años y me encantó, también vi en el cine Rocky 4 y Rambo 3. Stallone fue uno de mis ídolos de la infancia, triste pero cierto. De hecho, las primeras películas de las sagas de Rocky y Rambo eran bastante decentes:

Rocky era la exaltación del sueño americano, un don nadie podía llegar a lo más alto si creía en sí mismo y se esforzaba, esa era la grandeza de América, la tierra de las oportunidades. Aunque no lo logres, tendrás tu oportunidad.

Acorralado (la primera de la saga de Rambo) era una crítica a cómo el pueblo estadounidense recibió a los veteranos de Vietnam, se les culpó y discriminó por haber ido (y perdido) a una guerra injusta. El personaje de Rambo se ve convertido en un paria en su tierra sólo por haber defendido a su país (o eso creía él).

Lástima que debido al éxito de las originales, Stallone vio el filón y se lanzó a hacer secuelas (meras excusas) cada vez más patéticas.

No sé por que demonios Stallone se empeña ahora en revivir a sus personajes, su tiempo pasó. Stallone ya tiene más de 60 años, le han pillado varias veces con esteroides y queda ridículo intentado rejuvenecer. Ahora Rambo no lucha por su país ni por el orgullo herido del pueblo norteamericano, no señor, ahora lucha por causas humanitarias pero con los mismos medios de siempre: la violencia como única solución.

Además (y lo peor de todo) la película es un horror de cuidado. El guión lo podría haber escrito un niño de 10 años: ¿Por qué Rambo no va a Irán, Corea, Irak o Afganistán? No, queda mejor ir a Birmania que no es país enemigo (aún) de los USA. La excusa para hacerle volver es ridícula, al menos el personaje reconoce que es una máquina de matar que no sabe hacer otra cosa. Stallone tampoco sabe hacer otra cosa, lo ha intentado pero al final siempre vuelve a sus personajes de siempre, sabe que le dan beneficios por muy acartonados que estén. Ni siquiera se quita la camiseta, tampoco hace falta, ni se esfuerza demasiado, se agarra a una súper ametralladora y ya tiene suficiente para liberar a Birmania de la tiranía.

Las interpretaciones (por decirlo de alguna manera) son tan tópicas como típicas. La inevitable chica/florero (misionera jamona aunque sin llegar al estilo Bellucci en Lágrimas del sol) parece la hija de Stallone y la relación entre ellos está tratada con una torpeza total. Las famosas escenas de acción no son ni innovadoras ni emotivas, son como las de hace 20 años pero más sangrientas. Los malos no caen al suelo cuando las balas los alcanzan, se revientan literalmente. Ni siquiera se ha preocupado el amigo Stallone de escribir una maldita línea de diálogo para el malo de la peli, que va, da lo mismo, con que sea amarillo ya se supone que es un capullo de cuidado.

Stallone no se ha enterado de que Reagan ya no es presidente ni de que la guerra fría ha acabado.

3

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