jueves, 2 de enero de 2020

Parásitos (Gisaengchung, 기생충)



Frente a la crisis creativa de un decadente Hollywood en manos de Disney y el estancamiento del cine comercial europeo, en Asia y especialmente en Corea del Sur han surgido un buen puñado de directores que valen su peso en oro. Kim Ki-Duk, Park Chan-Wook o Bong Joon-ho me parecen de lo más atractivo del cine internacional de este nuevo milenio. Bong Joon-ho ya nos sorprendió gratamente con Memories of Murder (2003), The host (2006) o Snowpiercer. Todos films muy diferentes entre sí y siempre interesantes, aunque también tiene algún patinazo como Okja. Parásitos es quizás el film más equilibrado de Bong Joon-ho junto con Memories of murder. De hecho, Parásitos ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 2019, siendo la primera película surcoreana que ha recibido dicho premio. Puede que, por fin, el cine coreano rompa barreras y sea reconocido internacionalmente por crítica y público.


 Estamos ante un guión inteligente que continuamente juega con las expectativas del espectador, las burla y las rebasa en el mejor de los casos. Con un buen guión y una dirección más que acertada, Bong Joon-ho ya tiene casi todo para que su film sea un éxito. El peliagudo tema, al menos en occidente, de la excesiva expresividad de los intérpretes coreanos está muy tratado. Reconozco que ninguna interpretación me pareció sobre actuada ni excesiva. La verdad es que el film se ve en un suspiro, tiene un ritmo excelente gracias a unos continuos giros de guión.

 En Parásitos la crítica social es menos evidente que Snowpiercer pero sigue presente. Las dos familias que entran en contacto no pueden ser más distintas aunque ambas busquen realmente lo mismo. Unos han tenido suerte en la vida y otros no. Unos tienen una idílica casa y otros viven en un sótano infecto sin luz ni ventilación. El guión usa el acceso a la tecnología como símbolo de bienestar (encontrar una red wifi gratuita es un lujo) mientras el mismo día de lluvia puede provocar una catástrofe o ser una simple anécdota dependiendo en qué estrato social nos encontremos. Me resultó muy atractiva la forma de presentar esta peculiar lucha de clases. Con ingenio y mucha picaresca la familia desfavorecida agudizará su ingenio para mejorar su calidad de vida. Lo que parece un perfecto plan ejecutado de forma milimétrica se convierte en un lío casi propio de la mejor comedia (negra en este caso) de enredos gracias a un fantástico giro.

 Una vez más, Bong Joon-ho mezcla géneros con mano maestra y sin pudor  dando como resultado esta peculiar comedia negra con toques de thriller.

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