viernes, 19 de marzo de 2010

Precious



Precious es una joven de 16 años que vive en Harlem y está esperando su segundo hijo. En un ambiente familiar y social brutal Precious decide intentar salir adelante: no es guapa, ni blanca, ni rubia, ni delgada, pero lo va a intentar.

Precious es un film valiente, se atreve a presentarnos una dura historia de superación con una protagonista muy poco habitual. Ha tenido que poner pasta la todopoderosa presentadora de televisión Oprah Winfrey para que este film se pudiera distribuir. Parece que la historia de una chica de color, fea y gorda no interesaba a nadie, no era glamurosa. Precious no va de vampiros de diseño ni de cantantes adolescentes preocupadas por qué botas se van a comprar. No, Precious es una mirada a otra realidad mucho menos placentera.

Aparte del mérito innegable de la cinta, se puede decir que no está mal pero sabe a poco, la historia daba para algo más. No es un film de lágrima fácil ni una denuncia social clara, se queda en un terreno indefinido que te deja algo frío. El director Lee Daniels hace un gran trabajo digiendo actores pero fracasa al no decidirse por el tono a adoptar y cuando intenta que nos emocionemos con alguna larga escena de personajes llorando. Son escenas muy bien interpretadas pero no están del todo bien resueltas. Ciertas confesiones no aportan demasiado al espectador y da la sensación de indefinición, de no saber qué demonios hacer con la trama o cómo acabar la peli.

Los actores son lo mejor del film, Mo’nique se llevó el Oscar por su repulsivo personaje. Uno de esos personajes que odias desde el principio ya que sabes que existe gente así, que son totalmente reales. Por su parte Gabourey Sidibe consigue hacer creíble un personaje muy difícil pero en las escenas con Mo’nique sale perdiendo por goleada. Paula Patton (Reflejos) demuestra que es algo más que una chica mona, promete.

También aparecen en breves pero importantes papeles estrellas del calibre de Lenny Kravitz y Mariah Carey (casi irreconocible), no están mal para lo poco que salen.

Lo dicho, un correcto film sobre una realidad en la que Hollywood no suele fijarse.

6

2 comentarios:

Nemo dijo...

Precious es un film políticamente muy incorrecto que mete el dedo directamente en el ojo de la sociedad del bienestar norteamericana. Una denuncia de una parte de su población que vive subvencionada y sin iniciativa. Una minoría recluída en ghettos que se contenta con vivir de los cheques de los Servicios Sociales mientras se atiborra de Kentucky Fried Chicken frente al televisor. Parece mentira que en pleno siglo XXI, en una sociedad tan avanzada, se conviva con una realidad de desmotivación-subsidio-desmotivación. Un círculo vicioso de generaciones que no se esfuerzan por progresar, en las que el analfabetismo es sangrante entre los adultos. Un preludio a nuestra tristemente célebre Generación Ni-Ni, ni estudian ni trabajan. Como siempre, como con todo lo que viene de los Estados Unidos, algo que nos está llegando ya.

La protagonista interpreta atinadamente a una adolescente negra cuya vida es horrible y durísima, pero en cuyo interior habita en realidad una niña ingenua y llena de sueños que ansía salir un día volando de ese pozo, que sabe que hay otra vía. En un paso mil veces visto en otras películas se encontrará con la profesora que verá en ella algo más, que se preocupará por ella y le servirá de inspiración. Es un detalle significativo el que esta profesora sea precisamente alguien que seguramente ha tenido que superar todas las barreras posibles al pertenecer al epítome de la perfecta minoría discriminada: es mujer, es negra y es homosexual.

La película tiene aciertos notorios. Uno de ellos es el tremendo choque que supone la superposición del monólogo interior de su protagonista, con las imágenes de su cotidianeidad y su gesto hosco, máscara tras la cual se esconde una persona sensible y con inquietudes. Otro es el movimiento de la cámara, que acerca a este film al género documental. Y un tercero más sutil es la imagen que se da de la mujer norteamericana, más allá de su raza, como más machista aún que los propios hombres. Mujeres que necesitan a su lado a un varón que las proteja y las haga suyas, un hombre al que aferrarse y no soltarlo. El matrimonio como fin supremo. De todos modos hay también bastantes secuencias decididamente camp que aunque resultan superfluas, no consiguen impedir que el espectador en la mayor parte del minutaje sienta una sensación irrefrenablemente amarga hasta la furia.

La influyente periodista Oprah Winfrey se ha involucrado en la promoción de Precious insistiendo en la importancia de la escolarización y el mensaje inspiracional tan queridos por la sociedad norteamericana. Algo que podría resultar hartamente sospechoso a cualquier cínico si no se tiene en cuenta que es el tipo de conclusión que han buscado tantos autores negros norteamericanos desde que comenzaron a escribir sus Slave Narratives. Así pues, Precious acaba siendo un cuento moderno que nos dice que si uno persevera y se esfuerza lo suficiente, puede salir adelante contra viento y marea. Como decía, una película muy políticamente incorrecta con un mensaje final muy políticamente correcto. La otra cara del Show de Bill Cosby.

Insanus dijo...

Es buena, dura, pero sin sentimentalismos.