sábado, 8 de enero de 2011

Una historia verdadera (The Straight story, 1999)

En un mundo controlado por las prisas, en anciano Alvin Straight decide emprender un viaje para ver a su hermano que acaba de sufrir un infarto y con el que hace años que no se habla. Montado en su segadora John Deere recorrerá durante varias semanas la América más profunda, desde Iowa a Wisconsin.


Basada en un hecho real, Una historia verdadera es toda una road movie a 5 km por hora. Un hermoso film de David Lynch que, por una vez, deja de lado sus surrealistas pesadillas para rendir homenaje a la sencillez. Lynch se somete a una historia simple y la rueda de forma aparentemente sencilla. Esta vez no hay complejos flashbacks, realidades paralelas ni dobles personalidades. Eso sí, la música del habitual Angelo Badalamenti sigue presente y se fusiona con los estupendos planos aéreos de los campos logrando momentos de gran belleza.
Obviamente, en su viaje a Alvin Straight le pasarán varios contratiempos y conocerá a un buen puñado de personas con las que entablará amistad.
Sentados alrededor de una hoguera, un joven le dice a Alvin que algo bueno ha de tener hacerse viejo, Alvin le responde que no ve nada bueno en quedarse ciego y cojo a la vez. En otro momento del film Alvin se encuentra con una señora que acaba de atropellar a un ciervo. La señora, histérica, le explica que debe recorrer esa carretera cada día para ir a su trabajo, 65 km de ida y 65 de vuelta. Por mucho que lo intenta no consigue evitar atropellar a un ciervo cada semana. Toda una paradoja de la vida moderna, a veces tenemos que desplazarnos muchos kms para ganarnos la vida, lejos de nuestro hogar y nuestra familia, destrozando el medio ambiente de paso. Alvin no le dice nada a la señora, sólo la observa atónito, pareciendo compadecerse de la tremenda tragedia que asola esta señora que no es feliz con su estresante vida ni tampoco parece saber cómo solucionar el problema. Alvin se come al ciervo y cuelga la osamenta en su remolque.
En otro momento alguien le pregunta a Alvin si no le da miedo dormir en los campos, que hay mucho loco suelto, Alvin responde que él luchó en la segunda guerra mundial en Europa ¿Por qué iba a tener nada que tener ahora en los campos de Iowa? Por suerte, los típicos personajes pervertidos del cine de Lynch no aparecen en esta película. La sordidez de Lynch está apaciguada ya que el guión no es suyo.


Como si de un Don Quijote moderno se tratara, Alvin sigue con su empeño de reunirse con su hermano y hacer las paces. Su lógica simple y aplastante se va imponiendo a todo tipo de impedimentos y a todos los razonamientos que las personas normales le van lanzando. Montado en su particular Rocinante, será tomado por loco pero nada le hará desfallecer. También volverá humillado a casa nada más emprender el viaje, pero retomará su aventura con más empeño, si cabe. Sabe que puede ser su último viaje. Su última oportunidad de hacer bien las cosas bien. Sancho, vísteme despacio que tengo prisa.


Como anécdota, fue la ultima película del veterano actor Richard Fansworth quien fue candidato al Oscar por su papel de Alvin Straight y acabó sus días suicidándose en al año 2000 cuando contaba con 80 años de edad.

Una historia verdadera es un emocionado homenaje a la sencillez de uno de los directores más complejos. Tranquilos, la bestia no se amansó, Una historia verdadera era sólo la calma que precedía a la tormenta.
8

3 comentarios:

Jesús dijo...

Para mi de lo mejor de David Lynch, donde dejando de lado las ideas extravagantes de su cabeza realizó una sencilla pero emotiva obra encabezada por un genial Richard Farnsworth,saludos.

Einer dijo...

Pues yo todo lo contrario que Jesús: hay otras de Lynch que me gustan mucho más, especialmente El hombre elefante, pero para gustos los colores. Al margen de eso, la peli es muy emotiva y desde luego, muy simple para lo que nos tiene acostumbrados Lynch.
Un saludo.

Anónimo dijo...

obviamente, este es el film más normal de Lynch, ideal para iniciarse en su paculiar filmografía. Un film que gustará a todo tipo de público. Del resto de sus obra no se puede decir lo mismo.