Estoy empachado. Os juro que no ha sido
el cabrito ni el panetone. Han bastado 40 segundos de teleínco ayer
unos minutos antes de las uvas. Ver cómo la tonadillera/viuda de
España le regalaba a su niño una cadena que perteneció al padre de
éste me pareció lo más patético que se puede hacer en Noche vieja El acto era de un morbo y un descaro alucinante. La
tónica habitual de esta cadena televisiva que nos ha ofrecido basura
del calibre de las mamachicho o Sálvame, por poner dos ejemplos
entre cientos. Pero el morbo vende. Y mucho. Ver a una tonadillera
perseguida por la justicia presentar las uvas no puede ser más
morboso, es posible que el año que viene por estas fechas esté
entre rejas. Además, hay que hacer caja para pagar abogados. Sólo
así se explican algunas cosas.
Vivir durante 30 años del morbo es
demasiado, incluso para un país de chorizos como en el que nos ha
tocado vivir. Yo entiendo que su niño le ha salido un caradura de
cuidado y que la justicia le aprieta las tuercas, pero esperar casi
30 años a darle un regalo a su hijo y hacerlo en directo para toda
España sólo lo puedo calificar de ruin. A mi abuela le
encantó el gesto (tiene 86 años y ya le perdonamos casi todo) mientras a mi padre y a mí se nos revolvían las
tripas.
Tenemos los gobernantes y la televisión que nos merecemos. País de gilipollas.
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