sábado, 21 de abril de 2012

Al borde del abismo (Man on a ledge)




Lo primero que que me viene a la mente es que la idea un tipo que amenaza con tirarse desde lo alto de un edificio no es nueva. Ya hay un excelente film de 1951 sobre el mismo tema (Fourteen hours de Henry Hathaway). Al borde del abismo no deja de ser un plagio descarado o un remake encubierto. Yo vi el film original hace muchos años (creo que me la pasó un colega en v.o.) y me gustó bastante más que este nuevo acercamiento al tema.

 No nos engañemos, el cine americano ya no es como el de los años 50. Ahora hay mucho efecto digital, mucho presupuesto, mucho chico y chica guapos, pero ya no hay buenas historias ni se saben contar. Esta historia en manos de un tal Hitchcock o un tal Polanski de hace 40 años hubiera podido ser un thriller electrizante.

¿Te tiras de una vez?
Lamentablemente, tras Al borde del abismo no está Hitchcock sino un tal Asger Leth al que la cosa le viene muy grande. Leth entrega una peli palomitera con buen ritmo y mucho movimiento de cámara pero que resulta bastante decepcionante. La peli se ve sin problemas pero en otras manos podría haber sido un thriller más que aceptable. Leth juega con las cartas marcadas pero no se da cuenta que el espectador adivina su juego y sus trampas desde lejos. Todo thriller juega a sorprender al espectador pero Al borde del abismo la hace muy pocas veces, casi ninguna, y todas pasan antes de la primera media hora. Lo de el tipo encaramado a la cornisa no aguanta el tirón y no resulta creíble. Yo acabé deseando que el tipo se tirara de una maldita vez. A mí me recordó a La última llamada, pero esta vez la cosa ha funcionado bastante peor.

Enseguida adivinamos de qué va todo y la peli pierde bastante interés. Supongo que por eso mismo han metido al personaje de Génesis Rodríguez, para distraer la atención del espectador masculino. La verdad es que la chica es muy mona y está preciosa en ropa interior rosa o mostrando canalillo, pero yo prefiero que no tomen por idiota. No puedo hablar por todo los varones heterosexuales del mundo, pero yo tengo más de una neurona y me doy cuenta de cuando una escena de una chica en poca ropa no viene a cuento (y lo sé agradecer cuando lo merece).


A mí el arnés de seguridad no me queda tan bien.
Tampoco la relación entre el supuesto suicida (un Sam Worthington bastante flojo) y su negociadora (Elizabeth Banks, que también marca lo suyo, por cierto) resulta creíble ni existe la más mínima química entre ellos. El giro que da al final su relación me pareció tan obvio como todo los tópicos del film: el poli de color que ayuda al prota, el poli que arrastra un trauma, el villano multimillonario, la reportera de televisión repelente, las masas de curiosos, el final que provoca vergüenza ajena, etc.

Que no se olvide, Ed Harris aparece en un papel alimenticio 100%, no se le nota muy involucrado en su estereotipado personaje de villano forrado de pasta, se limita a decir sus frases y aportar su innegable carisma.

Ideal para pasar el rato con el cerebro desconectado.

4

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