Pocas veces el mundo del cine ha sido visto de manera tan despiadada como en esta gran película de Vicente Minnelli.
Minnelli fue un director especializado en musicales, género en el que cosechó grandes éxitos durante las décadas de los 50 y 60 como Brigadoom, Un americano en París o Gigi. Sin embargo yo prefiero sus films no musicales como El loco del pelo rojo, El padre de la novia y la que nos ocupa Cautivos del mal. Minnelli demostró ser uno de los más grandes directores de Hollywood, un artesano versátil capaz de triunfar entre el público en varios géneros. Sin embargo, de las seis estatuillas que cosechó el film, no está incluida la de mejor director, ni siquiera estuvo Minnelli nominado. Quizás fuera una venganza de Hollywood por mostrar su lado menos glamuroso. Minnelli debería esperar todavía unos años para alzarse con el ansiado premio. Su trabajo en Cautivos del mal es impecable, siendo su dirección de actores y sus sutiles movimientos de cámara lo que más llama la atención a un espectador moderno. Un estilo de rodar y de contar una historia que caducó hace mucho tiempo pero que 60 años después sigue siendo imbatible. Minnelli, gran amante del cine en color, decidió rodar esta historia en blanco y negro para abaratar los costes, así de implicado estaba en esta historia.
Cautivos del mal se beneficia de un excelente guión y unas estrellas en su reparto que eran también unos actores sobresalientes (algo que, lamentablemente, hace mucho tiempo que ya no se da). Cabe destacar a Kirk Douglas como Johanthan Shields, Douglas despliega todo su encanto de seductor dejando ver a su vez el trasfondo trágico de su personaje. También la estrella rubia por antonomasia de la época, Lana Turner, está sobresaliente. Sólo por ver la química entre esta pareja de actores vale la pena ver esta gran película.
El film pivota sobre la siguiente pregunta: ¿A quién pertenece una película? ¿Quién es su máximo responsable?. El cine, como suma de todas las artes existentes (literatura, pintura, música, escultura, etc), es un trabajo en equipo cuyo resultado final es mucho más que la suma de las partes. Debe haber algo que aglutine el conjunto y le de coherencia y personalidad propia. Es ahí donde entra en juego la figura del productor. El productor es quien invierte su dinero y pone en relación a todos los intervinientes en el proyecto. No es de extrañar que el Oscar a mejor película lo recoja el productor. Él es el verdadero dueño de la película y quien tiene la última palabra sobre el resultado final.
Cautivos del mal es un fiel reflejo de esa época dorada de Hollywood. Una industria que resplandecía con luz propia. Todo ello gracias al talento de artesanos reunidos en torno a un productor. Cautivos del mal se basa en una estructura a base de flashbacks en la que un director, un escritor y una estrella de Hollywood rememoran sus experiencias junto al productor Jonathan Shields. Los tres se sienten traicionados por Shields pero no pueden negar que son lo que son gracias a él, Shields sacó a flote lo mejor de ellos y les hizo creer en sus posibilidades para ser dejados en la estacada cuando dejaron de servir a sus intereses.
Ahora Shields, agobiado tras sus últimos fracasos como productor, decide jugarse todo a una carta y recurrir a sus antiguos colaboradores a pesar de que sabe que le odian. El retrato de Johnathan Shields me parece francamente interesante, es un tipo seductor capaz de cualquier cosa para lograr su objetivo incluso es capaz de contratar extras para que acudan al entierro de su padre. Un padre que era un productor con fama de tirano que acabó odiado y abandonado por todos, algo que Jonathan pretenderá evitar a toda costa pero parece que el destino se obstina en hacerle repetir los pecados de su padre. Al menos, la llamada de socorro a sus antiguos amigos parece humanizarlo y alejarlo de la maldición familiar, es algo que su padre nunca hubiera hecho. Por cierto, la escena final del film me resultó un poco forzada y, en mi humilde opinión, desentona un poco con el tono ácido del film. Es el único pero que le puedo poner.
Cautivos del mal es un ejemplo de ese cine basado en unos diálogos y una puesta en escena prodigiosa. Ningún movimiento de cámara es aleatorio ni sobra una sola mirada o coma del guión. Un trabajo de orfebrería al servicio de una historia que tiene visos de venganza y ajuste de cuentas. No resulta improbable que Johnathan Shields, el productor sin escrúpulos personificado por Kirk Douglas, estuviera inspirado en David O. Selznick. Su historia de auge y caída tiene demasiadas similitudes como para ser casual. Antes de que el cine norteamericano cayera en manos de ejecutivos, hubo un tiempo en el que todopoderosos productores como David O. Selznick se jugaban su fortuna y su prestigio en cada película. No cito casualmente al productor de Lo que el viento se llevó, Duelo al sol o Rebeca. Selznick fue un productor caprichoso y cruel que no acabó bien con la mayoría de sus colaboradores. Sus intromisiones en el rodaje y sus cambios de última hora en el guión son legendarios. Hitchcock acabó harto de sus intromisiones y Eric Von Stroheim comentó que se había sentido en Hollywood como una prostituta. Selznick era tan caprichoso y poderoso que era muy capaz de convertir a una actriz de tercera en una gran estrella (lo hizo con su esposa Jennifer Jones).
Los productores, no nos engañemos, siempre han buscado la rentabilidad del producto, importando muy poco las aspiraciones artísticas del director o del resto del equipo. Pero Selznick formaba parte de ese selecto club de productores que buscaban algo más. Probablemente, en un delirio de grandeza, buscaban que su nombre fuera recordado para la posteridad gracias a sus películas.
Tampoco parecen casuales ciertas similitudes entre el personaje de Lana Turner y la ya ex esposa de Minnelli, Judy Garland. Ambas tenían ciertas peligrosas adicciones y una importante falta de auto estima. Al igual, parece evidente la inspiración en el polémico director austriaco Joseph Von Stroheim para el personaje del director Voll Stein. Incluso el propio Minnelli tiene similitudes con Shields, ambos habían fracasado con sus dos últimas películas. Parece ser que Minelli volcó buena parte de sus conocimientos y experiencias en Hollywwod en esta imperecedera película.
Así pues, Cautivos del mal es uno de los mejores ejemplos de “cine dentro del cine”. Una joya.
Cautivos del mal es un ejemplo de ese cine basado en unos diálogos y una puesta en escena prodigiosa. Ningún movimiento de cámara es aleatorio ni sobra una sola mirada o coma del guión. Un trabajo de orfebrería al servicio de una historia que tiene visos de venganza y ajuste de cuentas. No resulta improbable que Johnathan Shields, el productor sin escrúpulos personificado por Kirk Douglas, estuviera inspirado en David O. Selznick. Su historia de auge y caída tiene demasiadas similitudes como para ser casual. Antes de que el cine norteamericano cayera en manos de ejecutivos, hubo un tiempo en el que todopoderosos productores como David O. Selznick se jugaban su fortuna y su prestigio en cada película. No cito casualmente al productor de Lo que el viento se llevó, Duelo al sol o Rebeca. Selznick fue un productor caprichoso y cruel que no acabó bien con la mayoría de sus colaboradores. Sus intromisiones en el rodaje y sus cambios de última hora en el guión son legendarios. Hitchcock acabó harto de sus intromisiones y Eric Von Stroheim comentó que se había sentido en Hollywood como una prostituta. Selznick era tan caprichoso y poderoso que era muy capaz de convertir a una actriz de tercera en una gran estrella (lo hizo con su esposa Jennifer Jones).
Los productores, no nos engañemos, siempre han buscado la rentabilidad del producto, importando muy poco las aspiraciones artísticas del director o del resto del equipo. Pero Selznick formaba parte de ese selecto club de productores que buscaban algo más. Probablemente, en un delirio de grandeza, buscaban que su nombre fuera recordado para la posteridad gracias a sus películas.
Tampoco parecen casuales ciertas similitudes entre el personaje de Lana Turner y la ya ex esposa de Minnelli, Judy Garland. Ambas tenían ciertas peligrosas adicciones y una importante falta de auto estima. Al igual, parece evidente la inspiración en el polémico director austriaco Joseph Von Stroheim para el personaje del director Voll Stein. Incluso el propio Minnelli tiene similitudes con Shields, ambos habían fracasado con sus dos últimas películas. Parece ser que Minelli volcó buena parte de sus conocimientos y experiencias en Hollywwod en esta imperecedera película.
Así pues, Cautivos del mal es uno de los mejores ejemplos de “cine dentro del cine”. Una joya.
2 comentarios:
una joya, ya no se hace cine así, de calidad.
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