miércoles, 5 de noviembre de 2014
Open windows
Que conste que Nacho Vigalondo me cae mal. Al contrario que Santiago Segura, Vigalondo no me resulta simpático. No es culpa suya, es más bien una apreciación personal mía que procuro que no me afecte a la hora de enjuiciar su obra. Sirva como ejemplo de mi imparcialidad que su primera película Cronocrímenes me gustó bastante e incluso debo admitir que la propuesta de Open Windows no deja de ser bastante original.
Vigalondo pretende hacer una actualización de la Ventana indiscreta del maestro Hitchcok (ahí es nada, ambición no le falta a este hombre). Vigalondo viene con la lección bien aprendida y dota a este techno-thriller de un ritmo más que acertado, durante buena parte del metraje el espectador está absorto mirando las múltiples pantallas de ordenador en las que se divide cada plano. El espectador se convierte en un moderno voyeur que invade la intimidad de los demás gracias a las nuevas tecnologías. No es esta una película que yo recomiende a los espectadores aficionados a los thrillers convencionales, supongo que a los espectadores de mayor edad les resultará liosa e incomprensible por todo el vocabulario informático. Sí la recomendaría a frikis de la imfomática y fans de Sasha Grey.
No me duelen prendas en admitir que pasé una primera hora entretenida, sin embargo, el castillo en el aire hábilmente construido por Vigalondo no consigue mantenerse en el aire y acaba estrellándose contra el suelo de forma estrepitosa. Una pena, la cosa iba bastante bien pero un exceso de metraje y unos giros argumentales totalmente inverosímiles echan por tierra la película. No se puede pretender estirar tanto una trama y estar sorprendiendo al espectador una vez tras otra sin fin. Al final uno está deseando que la peli termine de una vez debido a que hace rato que dejaron de interesarnos las andanzas de los personajes. Vigalondo ha sido demasiado pretencioso y ése ha sido su mayor error.
Debo reconocer que es la primera película entera que veo Sasha Grey, la chica no lo hace mal como estrella aburrida de su estereotipada imagen pública. O mucho me equivoco o su personaje tiene bastante que ver la propia Sasha Grey (quien huye como de la peste de su pasado de estrella del porno y se dedica a escribir novelas o hacer de DJ, cualquier cosa por demostrar que es capaz de labrarse una carrera fuera del cine X). Lamentablemente para ella, está muy lejos de ser una gran actriz, lo de actuar en el cine convencional no es lo suyo. Por su parte, el bueno de Elijah Wood sigue en su eterno papel de chico inocente metido en un lío terrible. Está como siempre, encasillado. Esa carita no da para más.
Cabe destacar que me resultaron simpáticos los cameos de actores españoles colegas del director como Carlos Areces. Una vez más Vigalondo se reserva un papel (y el mejor chiste del film) en un claro homenaje a los fans del cine de terror más casposo.
Vigalondo ha logrado rodar con actores americanos, bravo por él, y demuestra que puede tener ideas más que interesantes y novedosas, el problema es que no consigue llevarlas a buen puerto. En su afán de sorprender se ha pasado de frenada y su film resulta excesivamente tramposo.
4,5
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