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martes, 29 de diciembre de 2015

El puente de los espías

Steven Spielberg parece empeñado en los últimos tiempos en mostrarnos interesantes aspectos de la historia poco conocidos por el gran público. 

Esta vez le ha tocado a un pasaje real ocurrido durante la Guerra Fría, un periodo realmente fascinante y lleno de claroscuros. Spielberg no deja hueco para ambigüedades ni glosarios de errores cometidos durante la guerra fría, que de sobra hubo por ambos bandos. Spielberg nos deja muy claro que Estados Unidos siempre fue muy superior a la URSS debido, simplemente y llanamente, a la entereza y las convicciones del gran pueblo americano.

 Para ello Spielberg nos presenta a James Donovan, un abogado de prestigio que es todo un padre de familia que se ve envuelto en un juicio a un espía ruso y su posterior intercambio. Nadie mejor que Tom Hanks (un gran actor con un aspecto de lo más corriente) para interpretar a este americano medio hecho a sí mismo. Mientras los comunistas viven sometidos en un régimen terrorífico y sin alicientes, la grandeza del sistema americano reside en que, gracias al capitalismo, cada hombre es libre para intentar su sueño y dar lo mejor de sí mismo. Para el James Donovan que interpreta Hanks la moral está por encima de todo. Toda persona tiene derecho a una defensa justa por muy espía ruso que sea. Pero ese gran héroe americano que interpreta Hanks  antepone sus valores y su creencia en la democracia sobre todas las cosas. Tanto como para arriesgarlo todo por defender justamente a su cliente.

¿Se ha vuelto Spielberg un patriota? Pensemos que ni siquiera se mencionan en el film La caza de brujas instaurada por el senador Joseph McCarthy ni su comité de actividades antiamericanas. Sirva también de ejemplo la anodina recreación del espía ruso: sin expresión corporal alguna, más parece un mueble que un espía. Por supuesto que el régimen comunista fue una pesadilla pero me hubiera gustado ver esta historia en manos de Oliver Stone, seguro que le hubiera sacado más aristas. Pero Spielberg va a vendernos su historia. Y lo hacen bien, El puente de los espías es un film técnicamente impecable pero sin vida, como contagiado del desánimo imperante en la población de la extinta RDA. No estamos ante una película de espías, es más bien una película sobre un idealista en un mundo de burócratas. Para ser un guión en el que han intervenido los Coen yo eché de menos la sutileza y la ironía tan peculiares suyas.

El puente de los espías es una buena película bien escrita y aún mejor dirigida por Spielberg. Sin embargo, al film le falta alma, es como ver un film propagandístico de los años 50. Se ve sin problemas pero ni emociona ni atrapa al espectador como debiera. Tiene destellos de genialidad, marca de la casa del amigo Spielberg, pero en general el tono es demasiado frío y aséptico. Ya le ocurrió algo parecido al director de El diablo sobre ruedas con Lincoln. Son films perfectos formalmente que adolecen de una preocupante falta de empatía con el espectador.

 Dejemos lo peor para el final. Una vez más a Spielberg pierde los papeles es un innecesario epílogo que bordea lo bochornoso. La escena final en el metro es ciertamente un horror, Spielberg pretende darnos un mensaje moralista tan obvio que casi me sentí ofendido. Por un momento temí que todos los viajeros del vagón se iban a poner a aplaudir. Tampoco me pareció acertado el paralelismo planteado entre las dos formas pasar al otro lado de una barrera.

 Lo dicho, estupendo panfleto propagandístico al que le falta llegar al espectador.
6'5


miércoles, 11 de marzo de 2015

Invencible (Unbroken)


 La segunda película como directora de Angelina Jolie narra la increíble historia real de  Louis Samperini, un hombre que vivió la gloria de las olimpiadas al cautiverio a manos de los japoneses pasando por un naufragio en el Pacífico.

 Lamentablemente, la película de Jolie no está a la altura de la epopeya vivida por Samperini. A Jolie le faltan tablas y personalidad para embarcarse en un proyecto así. A su falta de personalidad tras la cámara debemos sumar un guión en que han colaborado demasiadas manos, hasta los hermanos Coen han estado involucrados aunque no se note en nada su sello personal. El problema del guión es que es demasiado plano y sin matices. No consigue que empaticemos con los secundarios, resultando un retrato de personajes bastante pobre, hay secundarios que parece que van a tener cierta relevancia pero luego desaparecen sin motivo y sin dejar huella emocional alguna en el espectador. No se desarrolla la relación de Zamperini con su hermano ni con sus compañeros de cautiverio. El guión se limita a dejar clara la ascendencia italiana para definir al personaje como si con eso bastara. El guión se ha centrado en la gesta y no ha sabido plasmar las relaciones humanas. Le falta ese toque de emoción que es necesario en toda historia de este tipo.

 Unbroken parece un cruce entre Kon-tiki y Feliz Navidad Mr Lawrence. Una excepcional historia contada de forma rutinaria. Jolie se dedica a rodar de forma anodina y sin nada original que aportar. Su estilo me recordó al de estas últimas películas de Clint Eastwood como en El intercambio (en la que trabajó Jolie) o Banderas de nuestros padres. Ni la excelente fotografía de Roger Deakins ni la música de Alexandre Desplat consiguen evitar el naufragio del film pasada la hora de metraje.  El tramo final se hace pesado y repetitivo. Jolie no consigue emocionar al espectador por mucho que lo intente, más bien le aburre. Tampoco el inexpresivo actor Jack O'Connell contribuye mucho a que nos identifiquemos con su personaje. Tampoco creo que esté conseguido el tratamiento del villano interpretado por la estrella del pop nipón Takamasa Ishihara.  No entendí la curiosa relación con el sargento entre preso y carcelero.

  Mención aparte merece un clímax del film bastante lamentable, la típica escena en la que el preso demuestra su superioridad ante su carcelero. Solo faltaba que el resto de presos le aplaudieran para tener la típica escena de exaltación del patriotismo yanki. Un recurso que pretende emocionar y poner en pie al púbico y a mí me provocó vergüenza ajena. Soy así.

Quizás esta película haya llegado demasiado tarde, incluso para Samperini que murió poco antes del estreno a los 97 años, y ya hemos visto demasiadas películas de este estilo.

Fallida. Me entristece pensar lo que esta historia podría haber sido en manos de un director más experimentado.

5