viernes, 23 de mayo de 2008

INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL


Hay películas que antes de su estreno ya han hecho verter ríos de tinta. Las expectativas creadas casi nunca suelen verse satisfechas (ej. La amenaza fantasma, Matrix reloaded). Gracias al marketing consiguen que vayamos al cine como locos esperando revivir emociones del pasado.

Pero, no nos engañemos, la gran crisis de ideas le está obligando a Hollywood a revivir viejos mitos evidenciando que es incapaz de crear nuevos. A falta de ideas nuevas, se dedican a explotar al máximo las franquicias más rentables de las últimas décadas (Rambo, Jungla de cristal, Star Wars). No sé a qué viene hacer ahora otra película de Indiana Jones tras 19 años (quizás el éxito de franquicias que son meras copias como La momia o La búsqueda) pero los beneficios están asegurados aunque la peli fuera mala.

 Esta quinta entrega es una película de aventuras bastante irregular que no aguanta ni de lejos la comparación con las tres anteriores. Esta película es la más floja de la saga con diferencia. No es tan oscura como el templo maldito, ni tan emocionante como el Arca ni tan divertida como la última cruzada. Es claramente bastante inferior a todas ellas. Aunque todo el apartado técnico está sobresaliente (casi siempre) y la música de John Williams sigue estando ahí, el guión de David Koepp flojea bastante en la segunda mitad de la película y a veces llega a caer en el ridículo (ese homenaje a Tarzán…). Una pena que desmerece todo el conjunto.

La primera parte del film es realmente soberbia: nos reencontramos con el mito de nuestra infancia con todos sus atributos (sombrero, látigo, bichos, serpientes, tesoros, aventura!). El paso del tiempo está muy bien reflejado, ya estamos a finales de los 50: el rock, los tupés, las motos, la caza de brujas del senador McCarthy, la guerra fría, las pruebas atómicas, Roswell. Harrison Ford vuelve a estar genial en la piel del arqueólogo (algo más arrugada, eso sí) y demuestra estar en una forma física envidiable para su edad.

También el paso del tiempo se nota sobremanera en Karen Allen quien sigue teniendo una sonrisa preciosa y sus escenas con Harrison Ford son de lo mejor del film. Respecto a la inclusión del personaje de Shia LaBoeuf, podría parecer una excusa para empezar otra saga con actores más jóvenes, ya veremos, pero el muchacho no lo hace del todo mal aunque su personaje tenga un par de homenajes realmente olvidables (Tarzan y Brando). Otras referencias a elementos de la saga están mucho mejor incluidas en el guión (el Arca, el padre, Marcus, etc) y no dan grima.

Respecto a los villanos, elemento clave en toda peli de aventuras, me gustó bastante el personaje de la superdura y risible Irina Spalko interpretada por la siempre genial Cate Blanchett. Sin embargo, es una malvada que no llega realmente a asustar en ningún momento y eso lastra un poco el film. Los malos de las entregas anteriores arrancaban corazones o torturaban con hierros ardiendo, pero al personaje de Irina se la ve en todo momento como una caricatura.

Con unos villanos que dan risa y media familia a cuestas… la segunda mitad de la película cae en una sucesión persecuciones no todo lo inspiradas que nos tenían acostumbrados Lucas Y Spielberg. Las escenas de acción están muy bien (Spielberg es un maestro) pero se resienten del tratamiento digital, ya se le fue la mano a Lucas con las nuevas entregas de Star wars. Leñe, que están bien pero es que a Spielberg, Lucas e Indiana Jones debemos pedirles más: que nos dejen con la boca abierta sin que los efectos digitales canten la Traviata. Todo el pasaje en la selva del amazonas (excepto lo de las hormigas) merece ser borrado de la memoria de los fans. Lo de las cataratas y el árbol elástico me pareció sangrante. Ese tono de tonta comedia infantil es lo que más me molestó y creo que echa por tierra a esta película. 

En resumen, una cuarta entrega de Indiana Jones que supone la infantilización del mito y que no nos apasionará como las anteriores.

5,5

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