jueves, 3 de septiembre de 2009

DANZAD, DANZAD, MALDITOS (They shoot horses, don’t they?,1969)



No hace mucho falleció Sidney Pollack y en diversos medios emitieron películas suyas como Memorias de África o Kramer contra Kramer. Pero mi película favorita de Pollack es Danzad, danzad, malditos. Curiosamente es una de las pocas ocasiones en las que el título en castellano me parece mejor que el original.



Basada en la novela “They shoot horses, don’t they?” publicada en 1935 por Horace McCoy la película narra el desarrollo de un maratón de baile que tan populares se hicieron en la Norteamérica de la Gran depresión.  Los concursantes solían ser personas desesperadas que estaban dispuestos a pasar días enteros sin dejar de bailar a cambio de comida y con la esperanza de ganar un suculento premio. Poco a poco el cansancio y el hastío se irán apoderando de los concursantes y del espectador.

El público asistente estaba formado por personas solitarias que para buscar algo de emoción en sus vidas se identificaban con una pareja de concursantes. Igual que los gladiadores en el circo romano, los toreros, un equipo de fútbol o los asistentes al Diario de Patricia, los concursantes sirven de diversión al pueblo. Cuanto mayor sean el sufrimiento y la emoción, más disfrutará el público. Me impactó mucho una escena en la que una anciana muestra su incondicional apoyo a una sorprendida pareja que no entiende la identificación que dicha señora siente por ellos. Muchas veces se tiende a interiorizar un hecho ajeno a nuestras vidas (y a menudo bastante trivial) para magnificarlo y convertirlo en un acontecimiento histórico ¿Os acordáis de la última Eurocopa o el último Mundial?

La influencia de los medios de comunicación a la hora de crear héroes y los patrocinadores comerciales en busca del negocio a base de los sufrimientos ajenos son temas muy actuales que la novela y la película ya avanzaron hace bastantes décadas.

Pocas veces he estado tan en tensión y me he agobiado tanto viendo una película. Acabas identificándote con los personajes y sientes su sufrimiento como propio. Hay personajes especialmente memorables (el presentador, la embarazada, el marinero) que logran transmitir una gran carga de patetismo. La eterna tortura a la que son sometidos acaba por traspasar la pantalla y el espectador se agobia sin remedio.

Técnicamente el film es impecable. Sidney Pollack dirige magistralmente a los actores y sabe crear un ambiente cada vez más opresivo gracias al uso de travellings, escenas a cámara lenta, flashbacks, etc. Danzad, danzad, malditos recibió 9 nominaciones al Oscar, aunque sólo ganó 1 por la genial interpretación de Gig Young como el repulsivo presentador del evento. Las interpretaciones de Jane Fonda, Susanah York y Michael Sarrazin son igualmente formidables y merecedoras de elogio.

En la década de los 60 el cine americano empezó a cambiar y comenzó a tratar temas que eran tabú en décadas anteriores. Grandes directores como Sidney Pollack innovaron no sólo en los temas elegidos, sino también en la forma de rodar y en el montaje. La visión del mundo se hizo mucho más pesimista y los finales felices empezaron a escasear (Bonnie and Clyde, Días de Vino y rosas). El cine clásico dio paso al cine moderno. Había nacido el cine de autor.

Un gran film. Imprescindible.
9

3 comentarios:

Unknown dijo...

Sí señor. Me ha sorprendido gratamente mi estimado Luis Cifer. Poca gente habla de esta obra maestra. Yo de Pollack tengo dos, y ahí le obligo a que no me haga decantarme, porque es algo así como a quién quieres más a papa o a mama. Son "Yakuza" magistral thriller o "Danzad, danzad, malditos" todo un clásico a reivindicar, como usted bien hace. Así me gusta, gente con estilo.

Unknown dijo...

PD: que soy Alfie de videodromo

Luis Cifer dijo...

Alfie, muchas gracias por el comentario, veo que coincidimos. Este tipo de cine no suele tener la atención que se merece, es una pena.