La verdad, tiene mérito lo que ha hecho el director Chris Waitt. Lo de visitar cámara en mano a sus ex novias para hacer un documental sobre por qué fracasaron sus relaciones no deja de ser curioso.
Y duro. Recibir durante casi todo el metraje acusaciones de todo tipo por parte de las mujeres que han compartido tu vida debe ser duro. Hasta su madre lo pone verde y con razón.Pero encima tener el valor de incluirlas en el documental es realmente digno de elogio o síntoma de una autoestima muy baja.
Supongo que esa es la clave, los continuos abandonos (totalmente justificados) provocan en el director un sentimiento de inferioridad que sólo puede vencer encontrando las causas de esos abandonos. Quizás no hacía falta haberlo grabado todo y filmar un documental, no sé, pero entonces no habría documental.
Hay escenas que provocan vergüenza ajena y otras que te hacen sentir pena por el realizador. Momentos como los del viagra o la sesión de sado rozan lo esperpéntico y quedan algo forzados. Incluso por momentos uno llega a preguntarse si realmente el director puede ser realmente tan desastre.
La verdad es que el film se ve con agrado y te hace pasar un buen rato. No es un documental al uso ni un estudio sociológico en toda regla, parece más un documental patrocinado por la MTV. Tampoco tiene la calidad de Super Size me o los documentales de Michael Moore o cualquiera de National Geographic. Pero sí tiene buenos momentos, sobretodo gracias a la total falta del pudor. Aunque a veces te hace preguntarte si este tipo es realmente tan tonto o se lo hace.
Entretiene y no pretende moralizar.
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