viernes, 2 de julio de 2010

Pozos de ambición (There will be blood)


No soy muy aficionado al cine de Paul Thomas Anderson. Su primera película Boogie Nights no estaba mal y nos hizo pensar que estábamos ante una nueva promesa. Magnolia no me pareció una película tan genial como muchos otros opinan, demasiado larga y dispersa, pero era interesante. Punch-drunk love (Embriagado de amor) no me gustó nada, es un experimento insoportable que sólo consiguió irritarme.

Paul Thomas Anderson es un tipo que sabe rodar y siempre tiene historias interesantes pero es tan peculiar (leáse aburrido o pedante) que no es fácil conectar con su cine. Comparte con Wes Anderson no sólo el apellido sino también unas ganas tremendas de hacer lo que le da la gana e innovar. Innovar, lo que se dice innovar… sí que innova. Pero también aburre.

Pozos de ambición narra los primeros 30 años del siglo XX en California en pleno boom del petróleo. El petróleo es el verdadero protagonista del film. No olvidemos que aún hoy el petróleo provoca guerras.El personaje de Daniel Plainview (magistralmente interpretado por Daniel Day-Lewis) es un todo un filón, un verdadero superviviente, un tipo duro dispuesto a todo con tal de satisfacer su ambición. Una especie de Ciudadano Kane del petróleo.

En su camino encontrará la oposición de un joven predicador (Paul Dano) tan ambicioso y manipulador como él. La confrontación está servida. Durante varios años asistiremos a las trampas, zancadillas y venganzas entre ambos personajes. Ambos pueden representar dos visiones de ver el mundo que inevitablemente entrarán en colisión. Por un lado Plainview puede ser la burguesía emergente a principios del siglo XX, unos hombres que ambicionan el poder económico y político que durante siglos han detentado otros estratos sociales. Precisamente entre esos estratos sociales favorecidos ha estado la Iglesia, un estamento que pretende seguir ejerciendo el poder. Progreso y tradición entrarán en conflicto irremediablemente. El petróleo desplazará a Dios y será el nuevo opio del pueblo. Habrá sangre pero todos sabemos que los poderosos acabaron aliándose para seguir manteniendo el poder.

A pesar de tener un argumento muy interesante y con múltiples lecturas, a mí la película me dejó algo frío. Las interpretaciones de Daniel Day-Lewis y Paul Dano son geniales y tiene escenas realmente maravillosas (el incendio, la iglesia, la mina) pero Anderson no ha sabido darle ni el ritmo ni la intensidad que la historia necesitaba.
Igual ha sido premeditado, pero Anderson aburre por momentos. La película es demasiado larga y varias escenas no aportan nada. No logra engancharte casi en ningún momento a pesar de la gran factura técnica ni por las cuidadas música y fotografía. Por otro lado, personajes interesantes (el hijo, los ayudantes, el hermano) quedan apenas esbozados, sin desarrollar, eclipsados por la arrolladora personalidad de Plainview.

Una pena. Esta historia y estos actores daban para mucho más.
6

4 comentarios:

Möbius el Crononauta dijo...

Ah, ese principio...

Crowley dijo...

Pues amigo Luis,
a mi me encantó y la considero una de las mejores de la década. Ya se sabe que en esto de gustos no hay nada escrito, jejeje.
Un saludo

Kinezoe dijo...

Esta vez coincido plenamente contigo, Luis Cifer: demasiado larga y aburrida por momentos. A Day-Lewis también le sobran aspavientos.

Saludos.

Luis Cifer dijo...

la peli tiene suficientes bazas técnicas como para darle un 8, pero al final aburre bastante, desmejorando todo el conjunto y por eso la dejé en 6.