A Denys Arcand se le puede considerar una especie de Woody Allen canadiense. Sus films destilan un aire a comedia cínica que emparenta bastante con el director neoyorkino. Sus films más célebres son El declive del imperio americano (1986), Las invasiones bárbaras (2003, continuación de la anterior y por la que ganó un oscar a mejor película extranjera) o Jesús de Montreal (1989), pero hoy toca hablar de su última película La edad de la ignorancia.
La edad de la ignorancia es una comedia negra con tintes de amargura. Arcand es un hábil escritor que sabe perfectamente cómo transmitir a la pantalla aquello que nos quiere contar. A través de sus aparentemente divertidos diálogos y situaciones vemos la intención que oculta. Puede que el film se haga ameno y pueda verse como una mera sucesión de ensoñaciones y gags más o menos divertidos, pero el trasfondo es amargo, muy amargo.
El protagonista (un estupendo Marc Labreche) es un funcionario de mediana edad que se da cuenta que su vida se ha ido al garete. Su monótona existencia se le hace cada vez más insoportable. Su trabajo le aburre, su mujer le ignora y sus hijas no le hacen caso. Ni siquiera puede ya fumar en el trabajo. Además el mundo entero está bajo una ola de psicosis por la higiene y los contagios. La sociedad se ha vuelto paranoica. Su vida le ofrece muy pocos alicientes por lo que él decide refugiarse en sus fantasías. En dichas fantasías es un actor famoso que seduce bellas mujeres o un emperador romano que castiga a sus enemigos. Estas fantasías son realmente lo más divertido del film, están llenas de ironía. Además, cualquiera podría fantasear con Diane Kruger (quien se interpreta a sí misma y lo hace muy bien).
Pero llega un punto en el que los sueños deben dejar paso a la realidad, esconderse bajo un manto de irrealidad no soluciona los problemas, hay que afrontar que los sueños no se han cumplido. Se supone que llegados a una cierta edad la vida se ve con más sosiego y serenidad, con otra perspectiva, pero el protagonista no ha logrado madurar. No ha conseguido ser quien quería ser y ahora se ve más ignorante y confundido que nunca. Intentará cambiar la situación pero el mundo se ha vuelto loco a su alrededor, descubrirá que otra mucha gente se refugia en juegos y ensoñaciones aún más infantiles que las suyas.
La mayor diferencia entre Arcand y Allen es que el protagonista de Arcand no es un escritor de éxito que seduce jovencitas gracias a su intelecto privilegiado, ni es un tipo ocurrente capaz de salvar cualquier situación con sus ocurrencias . Es un señor maduro al que nadie toma en serio. Un cualquiera que ha visto que sus sueños de juventud se han esfumado. Quizás se parezca más al protagonista de American beauty, aunque ambas películas son muy distintas.
Realmente La edad de la ignorancia es un film bien escrito y bien interpretado. No maravilla pero se deja ver y hace pensar sobre hacia donde nos dirigimos como individuos y como sociedad.
6
p.d. 1: Como siempre, si podéis, debéis verla en versión original, en francés gana bastante.
p.d. 2: además de todo lo dicho, aparece cantando Rufus Wainwright, lo que añade varios puntos a la peli.
3 comentarios:
Pues es la única de las pelis de Arcand que mencionas que aún no he visto, y, teniendo en cuenta tanto lo que reseñas sobre ella, como los precedentes de las anteriores (que me gustaron bastante), supongo que ésta también me debería resultar bastante interesante. Intentaremos echarle ojo...
Un abrazo y buena semana.
La busco, hace tiempo que no veo nada de Denys Arcand ya ya va siendo hora :)
Un saludo Luis!
Que buena, divertida y dura a la vez.
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