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jueves, 10 de mayo de 2018

Campeones


Para triunfar hay que asumir riesgos y parece innegable que Javier Fesser es un adicto al riesgo. Su peculiar forma de entender el cine aunando diversión y sentimientos es una arriesgada fórmula que hasta ahora se ha mostrado infalible.

viernes, 13 de marzo de 2015

Relatos salvajes


 Relatos salvajes es una refrescante comedia negra (negrísima) con toques de drama a base de episodios totalmente independientes. Los relatos tienen un único denominador común: la violencia que irrumpe inesperadamente en la vida cotidiana. Ese lado salvaje del ser humano que parece aletargado se hace visible en cada uno de estos relatos.

La violencia que Damián Szifrón presenta en sus relatos es una violencia que emana de lo más primitivo del ser humano. No nos engañemos, el ser humano es un animal, por mucho que no neguemos a creerlo, y como tal tiene unos instintos destinados a asegurar su supervivencia. Es por ello que la violencia nunca desaparecerá del todo. La sociedad pretende hacer que la violencia no sea visible o sea sólo competencia de unos pocos, pero todos podemos llegar a perder el control y dejar aflorar ese lado salvaje.

 En sus relatos, Szifrón nos presenta con mucha mala baba situaciones en las que la violencia se hace palpable. ¿Quién no ha deseado darle su merecido a ese imbécil que nos encontramos en la carretera o vengarse de esa persona que nos arruinó la vida? ¿Son tan distintos los personajes de Relatos salvajes de nosotros mismos? Sinceramente, opino que no. Puede que Szifrón haga algo de demagogia o lleve las situaciones al extremo pero creo que su película no pretende ser una fiel radiografía de la sociedad sino una sátira del mundo moderno. Un mundo que se olvida que somos seres emocionales (y más en ciertos países) que no nos movemos únicamente por la razón.
 No todos los relatos son igual de interesantes, pero el nivel no decae de manera ostensible. A mí me gustaron todos y ninguno se me hizo pesado. Quizás el de Ricardo Darín me pareció el más obvio, pero el resto me dejaron clavado al asiento. Debo destacar el primero, el del avión, simplemente genial. También el de la carretera me pareció perfecto.

 Desde la implacable e ineficaz burocracia administrativa a la justicia corrupta, casi todos los estratos sociales son reflejados sin piedad en estos relatos. Viniendo de Argentina, yo eché de menos alguna referencia al Fútbol. No creo que sea casualidad que en un momento dado dos personajes se sitúen junto a dos mandíbulas de tiburón. Szifrón se sitúa de lado del ciudadano de a pie machacado por la administración y un sistema corrupto. Ese ciudadano que decide liarda parda. Viendo el film me acordé de ese empresario turolense que estrelló su coche cargado de bombonas de gas contra la sede del PP en Madrid. ¿Era un terrorista o un ciudadano fuera de sus casillas? ¿Si las estructuras del estado no funcionan, al ciudadano de a pie sólo le queda tomarse la justicia por su mano?. No creo que la película pretenda responder a esa pregunta pero sí que la plantea en clave de humor negro.

 Szifrón ataca las leyes, normas y costumbres de esta sociedad. ¿Hay algo más falso que una boda y todas las estúpidas tradiciones que la rodean? La verdad es que la boda de Relatos salvajes me parece junto a la de Rec 3 de las mejores bodas que he visto en el cine desde Undergound .

 Divertida.


7

sábado, 20 de diciembre de 2014

Magia a la luz de la luna (Magic in the Moonlight)


Fiel a su cita anual, Woody Allen regresa a la cartelera con Magia a la luz de la luna.

 El maestro Allen nos propone esta vez una ligera comedia que plasma la lucha entre lo racional y lo irracional. En un tono desenfadado Allen nos propone una comedia romántica ambientada en los felices años 20. Su historia gira en torno a  un prestigioso mago profesional que tiene como afición desenmascarar a videntes y estafadores varios. Sin embargo, el encuentro con una médium a la que intentará desenmascarar (Emma Stone) hace que entre en juego algo tan irracional e incontrolable como el amor. Ésa será la variable que hará que todo el racional mundo de nuestro protagonista se tambalee.

El protagonista encarnado por Colin Firth tiene bastantes similitudes con el gran Houdini e incluso el que fue considerado su sucesor: James Randi. Para Allen está claro que este mundo es un lugar terrible que, analizado únicamente con la razón, nos aboca irremediablemente a la desesperación. Allen parece abogar por la creencia de que el hombre moderno acaba deprimido y necesitado de ayuda psicológica. Su eterno personaje de escritor judío no practicante asiduo al psicoanalista es un ejemplo de ello. Cuando el hombre rechaza la creencia en lo sobrenatural y abraza como única guía la razón está condenado a la depresión. Es por ello que la tanto religión como la superstición sirven a las mentes más débiles para ser felices. Son meros engaños que cumplen su propósito de hacer la existencia más llevadera. El tema no es nuevo en la filmografía de Allen pero aquí lo muestra de forma más obvia que nunca. Un tema serio y controvertido que Allen trata en forma de comedia ligera y amable, sin provocar grandes risas pero sin perder nunca el tono desenfadado. Una hábil manera de quitarle hierro a un asunto tan delicado como el de las creencias.

 Allen sigue tan en forma como viene siendo habitual en estos últimos años, ya nadie espera de él grandes obras maestras pero mantiene el tipo muy dignamente e incluso a veces sorprende gratamente. Sus diálogos siguen rebosando vida y su película fluye sin hacerse nunca pesada. El maestro neoyorkino sigue cáustico y corrosivo aunque en apariencia estemos ante una amable comedia. Se permite incluso un chiste sobre la pedofilia nada más empezar el film, clara alusión a las recientes acusaciones de una de las hijas de Mia Farrow. Así es Allen.

 Ni que decir que la dirección de actores es simplemente sublime, todos están francamente bien. Colin Firth da una lección de interpretación que recuerda a los galanes las comedias clásicas  tipo Cary Grant. Por su parte, Emma Stone me sorprendió gratamente. Ambos forman una pareja bastante convincente.

No estamos ante una de sus mejores obras pero sí ante un film más que digno. Magia a la luz de la luna tiene escasas ambiciones pero ofrece un agradable visionado y algún destello de genialidad. Aun con todo es muy superior a la mayoría de películas que se estrenan en nuestras carteleras.

6,5

martes, 15 de abril de 2014

Ocho apellidos vascos


Ocho apellidos vascos es, sin duda, la película española del año. Una comedia que lleva camino de convertirse en la película más taquillera del cine español.

Emilio Martínez-Lázaro lleva más de 40 años en esto del cine, no es que el tipo sea un genio pero conoce el oficio. Será recordado por comedias como Amo tu cama rica, Los peores años de nuestra vida o El otro lado de la cama. También tiene películas más serias (las que mi más me gustan) como Carreteras secundarias o Las 13 rosas. Con Ocho apellidos retorna a la comedia y lo hace con un guión de Borja Cobeaga y Diego San José (responsables de las divertidas Pagafantas y No controles). Seamos claros, el innegable éxito del film radica en la espontaneidad y frescura del guión más que en la muy justita dirección de Emilio Martínez-Lázaro.
   No nos engañemos, Ocho apellidos vascos es una divertida comedia romántica a la española que sigue los cánones clásicos del género: el protagonista se hace pasar por lo que no es para conseguir a la chica. Por suerte, esta historia une a los equívocos de personalidad las ganas de reírse del mayor número de tópicos posible. El desprejuicio y el atrevimiento con el que se abordan ciertas situaciones me pareció muy divertido y necesario. Ya era hora de empezar a reírnos de nosotros mismos y de las diferencias entre las distintas comunidades/autonomías/nacionalidades que forman ese extraño crisol llamado España. Puede que lo único que realmente vertebre este país (o lo que sea) sean las ganas de burlarnos de nosotros mismos. El film parece reírse de los tópicos y los contrasta acertadamente para buscar la risa cómplice del espectador. Cosa que consigue de forma sobresaliente.

Ya era hora que se hiciera humor dentro de una manifestación por la independencia o dentro de una herriko taberna. Es una manera de quitarle hierro al asunto y un signo evidente de normalización pacífica. ¿Hubiera sido posible esta película hace quince años con ETA en activo? Lo dudo mucho. Sólo hay verdadera libertad cuando el pueblo se ríe abiertamente de cualquier tema por espinoso que sea. En ese sentido, creo que Ocho apellidos vascos es digna heredera del excelente programa Vaya semanita.

 No sé lo que opinarán los nacionalistas, ni me importa, el público se ríe de lo lindo y el film está siendo todo un éxito. Que nadie espere alta comedia ni dobles lecturas, sólo unas cuantas situaciones divertidas cimentadas en un divertido guión y unos actores entregados a la comedia. Si nos ponemos quisquillosos, tanto al guión como a la dirección se le pueden bastantes objeciones, pero todo es perdonable si el film te hace reír y disfrutar de la manera que lo hace esta película.
 Tanto Dani Rovira, como Carmen Machi y Karra Elejanlde demuestran tener una vis cómica impagable. La más floja del reparto me pareció Clara Lago, quizás se deba a que su personaje es el menos divertido de todos a pesar de ser el desencadenante de todo este lío.

El boca a boca pocas veces se equivoca. Vayan a  verla, pasarán un buen rato.

lunes, 7 de abril de 2014

3 Bodas de más



Javier Ruiz Caldera (Spanish movie, Promoción fantasma) sigue intentado hacerse un hueco dentro del terreno de la comedia española. Sus películas hasta la fecha no me fascinan, creo que abusa demasiado de chiste fácil. 3 bodas de más fue la película española más vista en 2013 con casi un millón de espectadores. Algo tendrá, me dije yo y me dispuse a verla sin ningún tipo de prejuicio.

 La película no es gran cosa, nada de alta comedia con desarrollo de personajes, sutiles chistes ni elaborados gags. Todo en esta película es bastante zafio y de trazo grueso, ya sabes: chistes sexuales a porrillo y el ya habitual caca, culo, pedo, pis. Incluso se permite un chiste sobre una persona inválida que me resultó difícilmente digerible. A pesar de saber que estamos ante una comedia desenfadada, hay ciertos temas a los que no les veo la gracia por ningún lado.
 El problema no es que los chistes sean bastante soeces, cosa que se podría perdonar fácilmente si cumplieran su cometido de hacer reír (como en Torrente 4), sino que sólo te ríes en un par de momentos y el resto del tiempo no pasas de la sonrisa (como mucho). A pesar de contar con actores de más que probada solvencia para el humor como Paco León o Berto Romero, la película no consigue mantener el ritmo. Tiene realmente tres golpes buenos de humor y uno de ellos te lo destripaban en un trailer que emitían hasta en la sopa en una aplastante campaña publicitaria.


 Javier Ruiz Caldera comete el error de pretender hacer algo más que una simple comedia (uno de los géneros más difíciles, por cierto) a la española. Intenta darle un toque romántico al asunto originando una de esas bochornosas escenas que dan vergüenza ajena, me refiero a la cancioncilla de Europe (grupo al que acabé odiando cuando era crío). Tampoco la repetitiva estructura del guión (boda 1 / boda 2 / boda 3) y los momentos escatológicos como el del servicio ayudan a que la película levantara el vuelo. Quizás estoy siendo demasiado exigente con una comedia que sólo aspiraba a hacer pasar un rato agradable, no sé.

 Por suerte, el film se sustenta en la siempre eficiente Inma Cuesta, siendo el guaperas Martiño Rivas bastante más flojo. La química entre ellos es practicamente la misma que entre una gamba y un vaso de leche. Paco León hace de Luisma con rastas y Quim Gutierrez ya empieza a encasillarse en este tipo de personajes. Siendo el personaje más efectivo a la hora de hacer reír el de Rossy DePalma.

Realmente entiendo el éxito de esta película, el público se ríe tres veces y ya es mucho con la que está cayendo. Se nota que la gente quiere divertirse y olvidarse de la crisis durante un rato. Sin embargo a mí el film me supo a poco, espero que 8 apellidos vascos sea más divertida.

Floja.

4,5

domingo, 12 de enero de 2014

Sobran las palabras (Enough said)


Sobran las palabras es una atípica comedia romántica. No es la habitual y manida historia de chico conoce chica, más bien sería madre divorciada conoce padre divorciado. No es una comedia alocada llena de estupideces y chistes soeces que tanto abundan últimamente.

  Nicole Holofcener escribe y dirige su propio guión y se nota que a los mandos del proyecto hay una mujer. Holofcener consigue mantener la sonrisa en la cara del espectador durante buena parte del metraje e incluso, al menos a mí, me hizo reír varias veces. Es una historia inteligente con un buen guión que se basa en los diálogos y las miradas más que en los golpes de humor. Se podría decir que es la sobria e irónica reflexión de una mujer madura sobre el amor y el paso del tiempo.

 La verdad es que se agradece que llegue este tipo de cine a nuestras pantallas. Un cine de personajes inmersos en la mediana edad, que ya conocen el fracaso en el amor, corazones rotos que intentan seguir latiendo en busca de una segunda oportunidad. No es sólo el momento de intentar reconstruir sus vidas amorosas, sino que además los protagonistas se enfrentan al inevitable abandono del nido por parte de los hijos (hijas en este caso). La soledad y la vejez son un terrible panorama. Puede parecer por momentos que el film es superficial y ligero pero tiene un trasfondo bastante amargo.

 Una casualidad hará que nuestra protagonista empiece una relación amorosa con el ex marido de una paciente. Sus relaciones con los miembros de la extinta pareja se verán inevitablemente intoxicadas por la información suministrada por ambos bandos. Nuestra protagonista será incapaz de revelar su identidad por miedo a perder a su nueva pareja o a su nueva amiga. Estamos ante la típica confusión de identidades provocada por una casualidad que coloca a la protagonista en una encrucijada, pero sazonada de una agradable ironía. Me pareció muy inteligente la manera en que el guión contrasta las distintas opiniones sobre una misma persona según provengan de su nueva pareja (llena de ilusión y expectativas) o de su ex (llena de hastío). Lo que en principio pueden parecer pequeños defectos o manías casi imperceptibles se pueden convertir con el tiempo en escollos insalvables para una relación.


Lamentablemente, esta buena historia nos ha llegada a los pocos meses del fallecimiento de James Galdonfini, siendo ésta una de sus últimas apariciones. Galdonfini está muy bien y tiene una excelente química con Julia Louis-Dreyfus. Siendo esta última la que realmente lleva el peso del film y realiza una gran interpretación llena de matices. Catherine Keener y Toni Collette completan el reparto.

Recomendable. Ojalá tuviéramos más comedias dirigidas por mujeres.

6,5


martes, 5 de noviembre de 2013

Desmontando a Harry


Cuando alguien me dice que el cine de Woody Allen le parece aburrido (cosa que me pasa bastante a menudo) yo no puedo evitar pensar :”Eso es porque no has visto Desmontando a Harry”.

Desmontando a Harry es la comedia más ácida y corrosiva de Woody Allen. Una vez más asistimos a las desventuras del típico escritor judío (¿un reflejo de Allen real?) pero aquí adopta un punto de vista mordaz que no deja títere con cabeza. Sinceramente, creo que Allen ideó este film para ajustar cuentas y decir todo lo que tenía que decir. Nunca ha sido tan cínico sobre temas como el matrimonio o la religión ni tan explícito (casi soez) sobre el sexo. Es un Allen desatado, casi rabioso, pero que nunca deja de ser Woody Allen.

Tras su divorcio de Mia Farrow se dijeron muchas cosas sobre Allen (casi ninguna buena) su vida personal saltó a la palestra y los medios se cebaron con el director. Puede que la vida familiar con Allen sea un infierno (quien sabe) pero Farrow se dedicó a contar intimidades a los cuatro vientos (aún se descuelga a veces con alguna intimidad). Se entiende buena parte de su despecho, Woody se había liado con la hija adoptiva de Farrow. La cosa pintaba muy mal y Allen fue presentado al mundo como un pervertido. A mí, personalmente, no me interesa la vida privada de Allen ni de nadie, sólo me interesa su cine. Pero es inevitable que la vida personal de cualquier artista o creador acabe influyendo en su obra.


 Allen contraatacó de la mejor manera posible. Usando una película para poner los puntos sobre la íes. Su personaje, el Harry del título, cliente habitual de prostitutas, bebe demasiado, es adicto a las pastillas, tiene tendencia a la depresión, tiene una pésima relación con sus ex mujeres, ya no le quedan amigos y descuida a su hijo. Harry es la caricatura de Woody Allen, la imagen deformada que se presentó desde ciertos medios sensacionalistas. Al igual que a su personaje, Allen vuelca experiencias propias en su obra y muchas personas pueden verse reflejadas en los personajes de ficción. Allen usa esta herramienta para arremeter indirectamente contra todo bicho viviente, siendo los fundamentalistas religiosos (especialmente los judíos) los que salen peor parados. El segmento de la psiquiatra que acaba convertida en una ferviente creyente por el hecho de tener un hijo es muy significativo de la forma que tiene Allen de entender el judaísmo. No olvidemos que Allen proviene de una familia judía.

 En un momento del film, Harry recibe la visita de los personajes de ficción salidos de su propia imaginación, en un momento dado podemos ver a una mujer muy parecida a Mia Farrow. Como si Allen nos quisiera decir que sin él la Farrow nunca hubiera sido nada. La verdad es que la carrera posterior a su relación con Allen es bastante mediocre.

Para un film así, Allen se sirve de un curioso montaje (muchas escenas parece que han sido montadas por un epiléptico) y un buen elenco de actores. La licencia de mezclar realidad con fantasía es habitual en su filmografía, valgan como ejemplos Sueños de un seductor (aunque no la dirigió él, el guión era suyo), Midnight in Paris o La rosa Púrpura del Cairo. Allen elabora una especie de realismo mágico en la que personajes imaginarios interactúan con los protagonistas.
Yo me quedo con escenas antológicas que derrochan imaginación como la de la prostituta, la visita al infierno o la de el actor desenfocado. Aunque reconozco que me quedo con el diálogo (quizás misógino y machista) con su hijo sobre Dios: "No sabemos si Dios existe, pero las mujeres están. Y no en un cielo imaginario, sino aquí, en la Tierra.". Pues Woody, si tú lo dices, no voy a ser yo quien te lleve la contraria.
No se pierdan esta obra maestra de humor ácido y corrosivo de uno de los mejores cineastas del siglo XX y de lo que llevamos del XXI.


martes, 2 de abril de 2013

Mi tío (Mon oncle, 1958)


Cinco años después del éxito cosechado por Jacques Tati con su film "Las vacaciones del M. Hulot", Tati recupera a este entrañable personaje para esta fábula sobre el mundo moderno.

 En la década de los años 50 del siglo pasado el mundo estaba cambiando rápidamente, tras la segunda guerra mundial vino un tiempo de reconstrucción y desarrollo en casi toda Europa. El mundo se dividía en bloques, se produjo un importante desarrollo industrial y los avances científicos se incorporaron rápidamente a la vida cotidiana. Jacques Tati nos ofrece en Mi tío su particular y divertida visión de esta vida moderna.

 Ya desde los excelentes títulos de crédito Tati deja claras sus intenciones. Acompañado de una músicas inolvidable, el film empieza mostrándonos un barrio tradicional, de los de toda la vida. Sus calles y sus habitantes viven en plena armonía: charlas en las plazas, compran en los mercados, etc. Pero esa armonía se quiebra en un plano en el que vemos tras una puerta semiderruida una urbanización de modernos edificios. El modernismo no parece ser del agrado de Tati, siendo esta película un ataque a esta modernidad mal entendida. Una modernidad que se olvida de las relaciones personales y se centra en las apariencias.

 Tati contrapone el mundo moderno (consumista, frío, distante) con el mundo tradicional. Dos formas opuestas de vivir. En el mundo antiguo se primaban las relaciones personales, el diálogo con los amigos, el tomar unas copas, etc mientras en el mundo moderno se prima la apariencia, la privacidad y el aislamiento. Tati no hace una agria crítica social sino que usa la ironía y el humor para burlarse del sinsentido al que nos lleva la vida moderna. Para mostrarnos la superficialidad del mundo industrial Tati se sirve de ciertos objetos. Las mangueras de plástico que produce el cuñado en su fábrica están absurdamente omnipresentes en todas las escenas que allí ocurren. La puerta de entrada a la moderna casa es otro elemento ridículo que entorpece la comunicación con el exterior, de igual manera el timbre no puede ser más insidioso. mi objeto favorito es la fuente con forma de pez, toda una metáfora de la falsedad del mundo moderno. Es un objeto ruidoso y para nada funcional, pero queda bonito. Normalmente está apagado, pero se enciende cuando llega alguna visita del exterior, le da un toque moderno a la casa y viste mucho.


El niño es el nexo de unión entre los dos mundos, es evidente que es mucho más feliz con sus amigos del barrio viejo o con su tío que en la moderna casa de sus padres. Tati hace chocar aún más estos dos mundos haciendo que el tío entre a trabajar en la fábrica de su cuñado, la automatización y el trabajo no están hechos para el tío Hulot, quien se pasa buena parte de su jornada descansando o durmiendo, el mundo moderno no es para él (velada referencia a Chaplin y su Tiempos modernos). Es evidente en todo el film la influencia del cine mudo en su planificación y el desarrollo de muchos gags visuales. El sombrero y el paraguas del tío (interpretado por el propio Tati) son dignos herederos del bombín y el bastón del gran Charles Chaplin. 


 Podría parecer que Mi tío es sólo una sucesión de gags, algunos de ellos realmente geniales, sin aparente conexión entre ellos, pero yo opino que todos aportan algo a este peculiar mundo de Tati. La escena de la recepción en el jardín me pareció fabulosa, mejor que la posterior de El guateque de Blake Edwads con Perter Sellers, que prácticamente se puede decir que toma muchas cosas prestadas de Mi tío. También la escena del tío en la cocina es desternillante. Pero el tono general del film es de amable comedia que consigue que el espectador siempre tenga una sonrisa en la cara y a la vez reflexione sobre lo que está viendo. tati no eleboró un film de denuncia o un film combativo, prefirió la ironía y el humor para exponer su punto de vista.

El éxito de crítica y público de Mi tío fue enorme, incluso ganó el Oscar a mejor película extranjera y el premio especial del jurado en Cannes. No se puede negar su influencia en muchos directores posteriores como Jean-Pierre Jeunet (evidente especialmente Delicatessen o Amélie) o Javier Fesser (El milagro de P. Tinto).

Mi tío es un film entrañable y divertido cuyo mensaje sigue vigente hoy en día, 55 años después de su estreno.

martes, 5 de marzo de 2013

Escondidos en brujas (In Bruges, 2008)



Tras un desastroso trabajito, dos asesinos a sueldo deben desaparecer de Londres durante una temporada. Su jefe les recomienda que se escondan en la bella ciudad belga de Brujas.

Hay películas que te las venden como si fueran una comedia y cuando las ves no consigues verles la gracia por ningún lado. Esto es lo que me ha pasado con Escondidos en Brujas. Pienso que han intentado hacer una comedia negra diferente pero les ha salido una peli bastante sosa y sin apenas gracia. Se nota que en algunos momentos se esfuerzan por hacer reír y que pases un buen rato pero no lo consigue. Salvo en un par de ocasiones (la nota del teléfono y los americanos en la torre) apenas me arrancó una sonrisa. Reconozco que un par de veces miré el reloj para ver cuánto faltaba para el final.  Los chistes a costa de disminuidos físicos no me hacen gracia y el resto de las situaciones son de lo más soso. Además, temas como la culpa y la redención creo que no están bien tratados.

El guión es original pero no tiene chispa ninguna. Es muy complicado hacer una comedia con temas como el asesinato o el suicidio. Esta historia en manos de Woody Allen o Billy Wilder nos podría haber dado un film divertido lleno de humor negro. Aunque el dramaturgo Martin McDonagh lo ha intentado, creo que ha fracasado. Ha intentado ofrecer una especie de parodia del cine negro convencional, pero se ha quedado en una mala imitación a la europea del cine de  Tarantino y Woody Allen. No puedo dejar de citar que el film tiene uno de los finales más absurdos que recuerdo. No puedo contar nada pero los últimos 15 minutos se hacen eternos a la vez que dan vergüenza ajena.

Los actores hacen lo que pueden en esta historia imposible: Colin Farrell está fatal con su eterna expresión de apenado y arqueando las cejas que parece que tienen vida propia y se le van a escapar de la cara de un momento a otro. Este tipo da el pego en pelis de acción tipo Desafío total, pero cuando se pone serio no da la talla, ya era el peor con diferencia de El sueño de Casandra pero aquí no sabe por dónde se anda. Brendan Gleeson está correcto.  Ralph Fiennes tiene un papel que debería asustar pero resulta ridículo, su interpretación es histriónica y exagerada,  parece una parodia de Gary Oldman.

Lo mejor del film es la guía turística que nos ofrece por los monumentos de Brujas. El resto es totalmente prescindible y olvidable. Aburrida.

3,5

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El mundo es nuestro


Es curioso que en un país atenazado por  el paro y la corrupción, estos temas no han sido suficientemente tratados en nuestro cine.

 Es de agradecer que, finalmente, haya surgido un film como El mundo es nuestro. No deja de ser muy ibérico lo de usar el esperpento para hacer más evidentes nuestras miserias. El mundo es nuestro es una película que se ha financiado con las aportaciones anónimas, quizás ninguna productora quisiera financiar un film así de políticamente incorrecto, pero muchos espectadores sí estaban dispuestos a pagar por ver hecha realidad esta divertida sátira sobre un país en ruinas.


El mundo es nuestro narra el atraco a una sucursal bancaria (el gran centro del mal) realizado por dos jóvenes ninis vestidos de nazarenos en plena semana santa sevillana. A pesar de su aparente sencillez, sus autores han sido muy hábiles al realizar un acertado cuadro costumbrista de la sociedad actual. En la espontaneidad de los diálogos y la presentación de personajes recuerda al tándem Berlanga- Azcona aunque formalmente se parezca más a Todos al suelo (divertidísima comedia de Pajares y Esteso), La estanquera de Vallecas o los Torrentes de Santiago Segura.
El mundo es nuestro brilla por su descaro, su falta de prejuicios y su consciencia de la realidad social actual. Un espejo deformado de esta España en crisis llena de parados (los buenos de la historia) que van a sellar la cartilla del paro en traje de faena y banqueros (los villanos) con maletines llenos de dinero. Es en sus personajes y en sus ágiles diálogos donde el film tiene sus mayores bazas. No pasa de ser un mero divertimento pero acierta de pleno a poner el dedo en la llaga en varios temas de candente actualidad. Siempre es un sano ejercicio reírse de uno mismo, algo en lo que los andaluces son unos maetro.

 Los chicos de Mundo Ficción (Alfonso Sánchez y Alberto López) han logrado dar el salto a la gran pantalla desde youtube gracias a las aportaciones anónimas de sus miles de seguidores. No todo va a ser malo en internet, ya va siendo hora de que nuevos valores salgan de la red.  Ellos interpretan a estos dos jóvenes canis sin oficio, beneficio, ni futuro que deciden emular al Dioni y dar un golpe que les permita retirarse. Son personajes un tanto caricaturescos (o no) pero que en pantalla resultan de lo más gracioso (todos conocemos a alguien así). Del resto de personajes yo me quedo con la parejita que van firmar su sentencia de muerte, perdón, quería decir su hipoteca, y el comisario con afición a las barras de bar. Obviamente, los personajes que salen peor parados son los banqueros y los políticos.

Como la vida misma, oiga, o, mejor dicho, ozú.



lunes, 22 de octubre de 2012

A Roma con amor (To Rome with love)


Woody Allen continúa su exilio voluntario por la vieja Europa en busca de lugares fascinantes (y cuyos políticos estén dispuestos a financiar sus películas). Londres le inspiró sus películas más oscuras (El sueño de Casandra, Match Point), París la más onírica y Barcelona la más estúpida, esta vez le toca a Roma y se nota descaradamante ya desde el título que el film es un rendido homenaje a la capital italiana.
Allen vuelve a sus historias de parejas y enredos. Nada nuevo. Sigue con sus historias de turistas adinerados  que acaban enamorados de la ciudad que visitan y de sus habitantes. Para Allen Roma no es sólo un destino turístico, es un lugar soñado que saca lo mejor de cada uno y en el que cualquier cosa es posible.
 Las distintas historias que nos presentan tiene todas un toque onírico muy sutil que Allen ya había introducido con acierto en films anteriores como Midnight in Paris o La rosa púrpura del Cairo. Aquí el elemento fantástico es tratado casi como una fábula. En cada historia hay un elemento irreal que la hace muy disfrutable. Ya sea un guardia de tráfico que habla directamente al espectador o un famoso arquitecto al que nadie parece ver excepto el joven al que da consejos, parece que todo es posible en la ciudad eterna. Me gustó especialmente la escena de la joven que se pierde en busca de una peluquería. También me agradó la historia del ciudadano anónimo que se convierte en famoso sin saben cómo ni porqué, me pareció bastante kafkiano y toda una acertada metáfora sobre la fama. Otros momentos surrealistas como el de la ducha me parecieron menos logrados pero le sirven a Allen para criticar las vacuas excentricidades en las que a veces cae el arte moderno. No se puede sacar del guión ninguna interpretación ni moraleja clara, sólo son unas historias para pasar el rato, sin nada en común entre ellas excepto que se sitúan en la ciudad de Roma y en muchos de sus lugares más emblemáticos.

 Allen no se complica la vida y rueda de forma sencilla y directa. Lo que mejor se le da, con un buen guión y buenos actores no hacen falta experimentos ni grandes presupuestos. Introduce bellos planos de los monumentos de Roma pero no cae en el publireportaje turístico (aunque está a punto). Por cierto, en los títulos de crédito iniciales no utiliza un tema de jazz sino que esta vez le cede el honor al famoso Volare de Domenico Modugno.

Los actores están bien y resultan creíbles. Jesse Eisenberg sigue dando el pego de joven pardillo mientras Ellen Page (Juno, Origen) me sigue pareciendo cada día más guapa y mejor actriz. De Penélope Cruz se puede decir que está bien en su divertido personaje de prostituta alleniana. Allen ya dijo hace años que le recordaba a la Sofia Loren de su mejor época. El que me sorprendió gratamente fue Roberto Benigni, al que normalmente no soporto, su tendencia a exagerar muescas y gestos me suele sacar de quicio, aquí no es que esté comedido pero su histrionismo le queda bien a su personaje. Supongo que Allen quería un actor que moviera mucho las manos para representar al italiano medio.

A Roma con amor es un homenaje a la ciudad eterna a base de fábulas sin moraleja, sólo Woody Allen puede permitirse tales lujos hoy día y salir victorioso.

6,5

jueves, 16 de agosto de 2012

El dictador (The dictator)




Está visto que a Sacha Baron Cohen le va la provocación. Tras films tan irreverentes como Brüno o Borat, ahora le toca el turno a los dictadores de Oriente Medio.

A Sacha baron Cohen le encanta meter el dedo en el ojo de todos, mejor cuanto más poderosos sean, y reírse de lo que podría parecer imposible hacerlo. No teme bromear sobre religión, el sida, razas, sexo, el 11-S, ni sobre Bin Laden ni sobre dictadores actualmente en activo. Visto lo mal que se le da a la ONU solucionar conflictos como los de Libia o Siria, al pueblo llano sólo nos queda el humor como única arma ante las desigualdades y atrocidades que vemos cada día en el telediario (entre anestesiantes noticias de deportes). Vamos, que las potencias occidentales (adalides de la libertad) apoyan y se aprovechan de estos dictadores de pacotilla, meras parodias de sí mismos, déspotas del siglo XV en países rebosantes del imprescindible petróleo, mientras sus pueblos las pasan canutas. Una situación tan esperpéntica que bien merece un film tan gamberro como El dictador.
 
El dictador es otra comedia alocada que no debe tomarse en serio (¿o si?). Es un humor de trazo muy grueso, lleno de palabras ofensivas, chistes escatológicos y/o racistas. No se le debe pedir más. Es de entender que este film no guste a mucha gente (los amantes de lo políticamente correcto deben alejarse de este film como si de un arsenal nuclear iraní se tratara) pero creo que es de agradecer que temas tan espinosos sean tratados de forma tan irreverente. A mí este tipo de humor me gusta, me parece valiente aunque a veces se les va la mano. Ahora mismo me acuerdo de varias escenas realmente hilarantes que casi me han hecho llorar (el helicóptero, el parto, el funeral). Si el objetivo de toda comedia es hacer reír, El dictador lo ha logrado conmigo. Además, las ganas de romper tabúes y la desvergüenza de los responsables de esta peli me parecen muy refrescantes.  

 Es cierto que el personaje de Alladeen se inspira en dictadores reales como Sadam Hussein o Gadafi pero no es menos cierto que también occidente recibe su buena dosis de mordacidad. El discurso final en el que se compara una dictadura con el régimen político americano no deja lugar a dudas: el objetivo era ridiculizar a todos y no dejar ningún títere con cabeza. Ni oriente ni occidente salen bien parados y de todos ellos se hace burla. Una burla a veces ofensiva y otras veces grotesca, pero necesaria ya que muchas veces es la mejor forma de decir las verdades a la cara. Seguro que en Corea del Norte o Irán este film no sentará nada bien, pero tampoco deja bien parados a Norteamérica ni a Europa (mucho menos a China).
 El film no es niguna maravilla, tiene algún bajón hacia mitad del metraje y es bastante obvio en cuanto al desarrollo (quizás la historia de amor sobraba un poco). Funciona mejor como gags aislados que como historia, eso sí: los gags son muy efectivos si te gusta este tipo de humor suicida.

Esperemos que en su próximo film ataque a banqueros y políticos.

5

domingo, 1 de julio de 2012

Juan de los muertos



Juan es un cubano que malvive como puede dentro del régimen castrista. Una invasión zombie le hace ver que puede sacar partido iniciando un prometedor negocio. Bajo el slogan "Juan de os muertos, matamos a sus seres queridos" iniciará una prometedora carrera.


¿Se puede salvar al mundo en chanclas y armado con viejo remo? Se puede. Si hablamos de un film cubano de zombis, cualquier cosa es posible. Juan de los muertos no es que sea una gran película ni que revolucione el género del cine de zombies (ni lo pretende, por suerte) pero es un film divertido. Por supuesto, se nota la influencia de Tarantino (esas peleas a lo Kill Bill, esos dibujos animados, esas canciones…) y hay varios homenajes a otros films del género zombie. Es en los personajes y en su peculiar forma de enfrentarse a la invasión donde reside la verdadera originalidad del film. Juan no es un héroe al uso, es un completo anti-héroe: ladrón, vago, adúltero, etc todo lo que el mundo necesita.

Juan de los muertos juega con todos los tópicos del cine (yanqui) de zombies y se ríe directamente de ellos. La particular idiosincrasia de la población de la isla de Cuba y su peculiar régimen político ofrecen los mejores momentos del film. Si los ingleses tuvieron su película de zombies típicamente british con Shaun of the dead (a la que algún iluminado llamó Zombies party) y Rec 3 es una peli de zombies a la española, los cubanos tienen ahora su película de zombies a la cubana. Con un presupuesto ridículo y unos efectos especiales cochambrosos pero resultones, el film funciona gracias a unos gags bastante logrados (casi todos a cuenta del régimen político cubano). Nunca pensé que se pudiera hacer un film de zombies en Cuba y mucho menos que en éste se incluyeran ciertas críticas al régimen castrista. Pero Juan de los muertos demuestra que estaba equivocado.

Con una sana ironía y mucha sangre esta película te hace pasar un buen rato. Lo de confundir a los zombies con disidentes del régimen o con invasores yanquis no deja de ser todo un acierto. Frases revolucionaris como Victoria o muerte, toman aquí un nuevo sentido.

Lamentablemente, la idea no da para una película de hora y media y la cosa pierde algo de fuelle en su parte final. La anécdota no consigue mantener el film en pie pero, al menos, puede hacer pasar un rato divertido a los amantes de este género que se niega a permanecer muerto y enterrado.

sábado, 7 de abril de 2012

Intocable

Basada en una historia real Intocable ha sido el éxito del año en Francia. Una vez más, tengo que reconocer que el público francés no ha ido a las salas de cine en masa por puro chovinismo sino por que el film vale la pena. Sin ser ninguna maravilla, ni pretenderlo, Intocable transmite unas ganas de vivir y un buen rollo que es muy de agradecer en los tiempos que corren.


 Es muy fácil hacer comedias con chicos guapos en un instituto o con los tópicos personajes de siempre, pero hacer comedia partiendo de unas situaciones tan duras como las que presenta en este film, eso, amigos, tiene mucho mérito. la historia de un tetrapléjico y un inmigrante en paro podría haber sido un drama de cuidado o un film de denuncia social (a lo Ken Loach), pero Intocable acierta plenamente con el tono. Ahí reside casi todo su mérito, en saber cómo tocar la fibra adecuada en cada momento. Yo reconozco que me reí bastante (no suele pasarme con las comedias francesas, he de reconocerlo) e incluso me emocione en varios momentos (tampoco me pasa tan a menudo).

La película se fundamenta en un buen guión y en unas acertadas interpretaciones que consiguen la empatía con el espectador desde el primer momento. El trabajo actoral de la pareja protagonista es simplemente perfecto. La contagiosa sonrisa de Omar Sy y su forma de bailar proporcionan los mejores momentos del film. También la contenida (no le queda más remedio) interpretación de François Cluzet como el millonario tetraplégico merece ser elogiada. Realmente no hace falta nada más para hacer una buena película que nos haga pasar un buen rato: una buena historia y unos buenos actores que se mimeticen perfectamente con sus personajes.
Por suerte, la dirección de Olivier Nakache y Éric Toledano es acertada y comedida. Ni se excede con moderneces estúpidas ni pretende hacer demasiado profunda la historia. El tono del film se decanta por la comedia (un tanto negra a veces) antes que el drama, quedando en un equilibrio que sólo el visionado de las siguientes películas de sus directores nos podrá decir si ha sido casualidad o premeditado. Sea como fuere, funciona.
Véanla, amigos, y déjense contagiar por el espíritu del film. Pasarán un buen rato y volverán a tener ganas de vivir (aunque se les pase a los cinco minutos). Y no vean el remake yanki que seguro que ya están planeando esos buitres de Hollywood (yo apuesto por Dustin Hoffman y Cuba Gooding Jr en los papeles principales).
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martes, 24 de enero de 2012

Los descendientes (The Descendants)


Como bien se dice al inicio de esta película, vivir en el paraíso no significa que nunca te pasen cosas malas o siempre seas feliz.

Los descendientes es una película atrevida que camina por el resbaladizo filo del drama con toques de comedia. Es una apuesta muy arriesgada en la que hay que ser muy hábil para lograr que la cosa salga bien. Puedes caer en el ridículo más absoluto o en aburrimiento más soporífero. Por suerte para nosotros, Alexander Payne ha sabido encontrar el equilibrio justo. Su película es un dramón de cuidado, no nos engañemos, pero contiene los elementos justos de comedia como para que pasemos un muy buen rato. Desde luego, hay enfermedad, hospitales y llantos pero también tenemos a unos personajes que deben salir hacia delante aunque no vean la luz al final del túnel.

Payne depura aquí su estilo y se demuestra un director muy solvente para este tipo de historias agridulces. Su cine nunca defrauda, a menos que te lo tomes como una comedia. Ni Entre copas, ni A propósito de Schmidt son comedias al uso (Election sí era una ácida comedia). El cine de Payne nos ofrece visiones bastante amargas de unas realidades que no por no deseadas son evitables (la vejez y la muerte). Además Payne huye de los lugares comunes de los cuales suele abusar el cine comercial: ambienta el film en Hawaii, sitúa algunos de los momentos más duros en sitios de diversión como piscinas o terrazas y hace vestir a los personajes en pantalones cortos y camisas de colores a pesar de los duros momentos que están pasando. Aparentes paradojas del guión que nos hacen pensar que realmente la tragedia puede venirnos en cualquier momento y lugar. No siempre llueve en los entierros. También la película juega hábilmente con la contraposición de personajes, generando un divertido choque generacional.


Pero Los descendientes no habla sólo de enfermedades, habla de la paternidad, de la diferencia generacional, de la incomunicación dentro de la familia, de la mentira y sus consecuencias, de la evasión de la realidad, de la inmadurez, de las raíces de uno mismo, de que la vida no es justa, de la imposibilidad de cambiar el pasado y de otras muchas cosas para las cuales no tengo espacio. Encima lo hace sin que te des cuenta. Parece que no pasa nada, que es sólo una peli de una familia de vacaciones en la playa, pero Payne se las arregla para asestar al espectador unos cuantos mensajes realmente trascendentales. Tal es la sutileza y la complejidad del guión.

Quizás lo único malo que se puede decir del film es que el final es quizás demasiado obvio (se veía venir desde lejos). Todo el tema de la venta del terreno me pareció lo menos logrado del film, otros temas están mucho mejor desarrollados, no sé, me chirrió un poquito todo lo de los primos.

 En cuanto a los actores, todos están muy bien. A destacar las hijas del personaje de Clooney, interpretadas por Shailene Woodley (la hija mayor) y Amara Miller (la divertida hija menor). Pero el peso del film recae en George Clooney, el tipo aguanta el tirón y está francamente bien en su mejor papel hasta la fecha. Su actuación es capaz de emocionarnos y hacernos reír. Aquí realiza un trabajo muy arriesgado para un galán de Hollywood. Un ejemplo: la escena en la que sale corriendo por la carretera hasta casa de unos amigos es impagable, verle correr de esa manera tan peculiar es muy arriesgado, puedes caer en el absurdo y dejar de ser creíble, pero Clooney realmente lo borda. También Robert Foster (en el papel de abuelo) y Nick Krause (el novio) aportan su granito de arena a que la peli funcione perfectamente engrasada.

 Yo pasé un buen rato, aunque he de confesar que en algún momento las lágrimas se me asomaron a los ojos y en otros me reí bastante. Un difícil equilibrio.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La edad de la ignorancia (L'âge des ténèbres, 2007)

A Denys Arcand se le puede considerar una especie de Woody Allen canadiense. Sus films destilan un aire a comedia cínica que emparenta bastante con el director neoyorkino. Sus films más célebres son El declive del imperio americano (1986), Las invasiones bárbaras (2003, continuación de la anterior y por la que ganó un oscar a mejor película extranjera) o Jesús de Montreal (1989), pero hoy toca hablar de su última película La edad de la ignorancia.



La edad de la ignorancia es una comedia negra con tintes de amargura. Arcand es un hábil escritor que sabe perfectamente cómo transmitir a la pantalla aquello que nos quiere contar. A través de sus aparentemente divertidos diálogos y situaciones vemos la intención que oculta. Puede que el film se haga ameno y pueda verse como una mera sucesión de ensoñaciones y gags más o menos divertidos, pero el trasfondo es amargo, muy amargo.
El protagonista (un estupendo Marc Labreche) es un funcionario de mediana edad que se da cuenta que su vida se ha ido al garete. Su monótona existencia se le hace cada vez más insoportable. Su trabajo le aburre, su mujer le ignora y sus hijas no le hacen caso. Ni siquiera puede ya fumar en el trabajo. Además el mundo entero está bajo una ola de psicosis por la higiene y los contagios. La sociedad se ha vuelto paranoica. Su vida le ofrece muy pocos alicientes por lo que él decide refugiarse en sus fantasías. En dichas fantasías es un actor famoso que seduce bellas mujeres o un emperador romano que castiga a sus enemigos. Estas fantasías son realmente lo más divertido del film, están llenas de ironía. Además, cualquiera podría fantasear con Diane Kruger (quien se interpreta a sí misma y lo hace muy bien).

Pero llega un punto en el que los sueños deben dejar paso a la realidad, esconderse bajo un manto de irrealidad no soluciona los problemas, hay que afrontar que los sueños no se han cumplido. Se supone que llegados a una cierta edad la vida se ve con más sosiego y serenidad, con otra perspectiva, pero el protagonista no ha logrado madurar. No ha conseguido ser quien quería ser y ahora se ve más ignorante y confundido que nunca. Intentará cambiar la situación pero el mundo se ha vuelto loco a su alrededor, descubrirá que otra mucha gente se refugia en juegos y ensoñaciones aún más infantiles que las suyas.
La mayor diferencia entre Arcand y Allen es que el protagonista de Arcand no es un escritor de éxito que seduce jovencitas gracias a su intelecto privilegiado, ni es un tipo ocurrente capaz de salvar cualquier situación con sus ocurrencias . Es un señor maduro al que nadie toma en serio. Un cualquiera que ha visto que sus sueños de juventud se han esfumado. Quizás se parezca más al protagonista de American beauty, aunque ambas películas son muy distintas.

Realmente La edad de la ignorancia es un film bien escrito y bien interpretado. No maravilla pero se deja ver y hace pensar sobre hacia donde nos dirigimos como individuos y como sociedad.

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p.d. 1: Como siempre, si podéis, debéis verla en versión original, en francés gana bastante.

p.d. 2: además de todo lo dicho, aparece cantando Rufus Wainwright, lo que añade varios puntos a la peli.


martes, 6 de diciembre de 2011

Un dios salvaje (Carnage)



Un niño golpea a otro con un palo, dicho asunto de críos provocará que sus respectivos padres se reúnan para hablar sobre la agresión.




Me gustan las películas de pocos personajes encerrados en un único espacio. Siempre que estén bien hechas, claro. Roman Polanski es uno de los pocos directores que domina a la perfección este tipo de películas. Ya en su primera película, El cuchillo en el agua (1962), sólo había tres personajes en un pequeño bote. Aún con unos medios tan escasos, Polanski creaba una tensión enorme a lo largo del film. Las ya lejanas en el tiempo Repulsión, El quimérico inquilino o La semilla del diablo forman lo que se denominó La trilogía del apartamento, debido a que casi la total integridad de estas películas se desarrollaban dentro de un apartamento. Mi favorita es Repulsión, Catheriune Deneuve en camisón luchando contra sus obsesiones, casi con un único personaje y sus miedos Polanski era capaz de crear una verdadera pesadilla. Años después Polanski volvió a hacer interesantes films con pocos personajes como La muerte y la doncella.
Ahora regresa a contarnos una historia de 4 personajes en un apartamento. En Un dios salvaje, Polanski se desenvuelve como pez en el agua si bien no alcanza las cuotas de maestría de las obras antes citadas. Controla los tiempos y el ritmo narrativo, logrando que el interés del espectador no decaiga en ningún momento pero no apasiona. Ha sido hábil a adaptar él mismo el texto en el que se basa en colaboración con la autora de la obra teatral, la francesa de origen judío sefardí Yasmina Reza y se inclina más por la ironía y el humor negro. Polanski hace una vez más de la necesidad una virtud y usa hábilmente los pocos recursos que tiene a mano; me parecieron excelentes el uso de los reflejos en los espejos o de los objetos (las flores, lo libros, el móvil, etc). También juega a su favor que el film no llega a los 80 minutos,un exceso de metraje podría haber sido fatal. La idea no es mala pero no daba para 2 horas.

Tanto el texto original como la adaptación buscan sacar a la superficie todo aquello que intentamos ocultar a los demás. Las dos parejas protagonistas se encuentran en una situación incómoda y deciden ponerse unas máscaras, pretendiendo ser otras personas que no son, dando su mejor cara. Pero el discurrir de la conversación y el uso del alcohol harán aflorar sus verdaderas personalidades, sus miedos y sus frustraciones. Quizás no exista la pareja feliz ni los padres perfectos. Entiendo que a muchos la película pueda parecerles una simple tontería de cuatro personajes hablando sin parar y sin llegar nunca una conclusión clara, pero para mí fue un verdadero disfrute el ver cómo se va desmoronando poco a poco el muro la corrección política y aflora el verdadero animal que todos llevamos dentro. Por muy evolucionados y civilizados que nos creamos, no dejamos de ser animales dispuestos a defender a nuestros hijos y a lo que consideramos nuestro. Entiendo que ése es el objetivo final del texto.
Una película así de arriesgada y pretenciosa se debe basar en un buen guión y en unas buenas intepretacones. Ambas cosas están presentes en Un dios salvaje. El guión se hace ameno y no aburre mientras que los actores dan la necesaria naturalidad y credibilidad al texto. Tanto Jodie Foster como Kate Winslet son dos de las emores actrices de las últimas décadas y aquí demuestran una vez más su habilidad para meterse en la piel de los personajes. Ambas están perfectas. Los actores también cumplen a la perfección, Christoph Waltz (Málditos bastardos) creo que está también estupendo en su papel de cínico padre de familia, su personaje es el más sincero de todos desde el principio, no oculta nada, va de frente y por ello resulta el más antipático aunque sea el más sincero. Igualmente John C. Reily está creíble aunque quizás su personaje sea el que permita menos lucimiento de los cuatro. La elección de los actores me parece inmejorable. En el guión hay de todo, desde escenas divertidas a otras muy tensas con enfrentamientos entre todos los personajes entre sí, aun así nunca una escena me pareció forzada o inverosímil. Pero me esperaba algo más, la verdad. Al film le falta algo, para acabar de cuajar.
No es una obra maestra (como se dice por ahí), ni es de lo mejor de Polanski, pero es un film recomendable.


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domingo, 7 de agosto de 2011

Un cuento chino

Roberto (Ricardo Darín) es un tipo solitario que regenta una droguería. Roberto tiene una existencia metódica aislada del exterior. Todo se complicará cuando aparece en escena un chino que no habla ni una palabra de español.



Basado en una anécdota real, un cuento chino es un buen film. Con esta premisa argumental podría haber sido una comedia alocada, dado el choque de caracteres de los protagonistas, o un drama que denunciara la situación de los inmigrantes. Es de agradecer que se escape por la tangente y sea una comedia amable. Un cuento chino hace sonreír varias veces aunque nunca llegues a partirte de risa. No busca el chiste fácil ni convierte a los personajes en caricaturas en busca del ansiado gag. Hay situaciones que podrían haber sido mucho más divertidas y otras que podrían haber sido mucho más trágicas pero están resueltas de manera que nunca se pierde ese tono tan personal que tiene el film. No es que se salga del estereotipo de las películas sobre extrañas parejas y personajes excéntricos, pero es un film bien escrito y bien interpretado.
Sebastián Borensztein escribe y dirige esta película de forma eficiente, centrándose en los personajes y poco más. No era necesario complicarse la vida y no lo hace. A base de miradas y emociones contenidas nos entrega un film honesto y muy digno. Ricardo Darín (El hijo de la novia, Nueve reinas, El secreto de sus ojos) ya cambió de registro en Carancho y parece que le ha cogido el gusto. Esta vez nos interpreta a un verdadero cascarrabias, un personaje huraño y calculador. Su interpretación da una vida especial a toda la película y es lo mejor del film.

Una película pequeña pero que hace pasar un buen rato.

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