Para triunfar hay que asumir riesgos y parece innegable que Javier
Fesser es un adicto al riesgo. Su peculiar forma de entender el cine aunando diversión y sentimientos es una arriesgada fórmula que hasta ahora se ha
mostrado infalible.
jueves, 16 de agosto de 2012
El dictador (The dictator)
Está visto que a Sacha Baron Cohen le va la provocación. Tras films tan irreverentes como Brüno o Borat, ahora le toca el turno a los dictadores de Oriente Medio.
A Sacha baron Cohen le encanta meter el dedo en el ojo de todos, mejor cuanto más poderosos sean, y reírse de lo que podría parecer imposible hacerlo. No teme bromear sobre religión, el sida, razas, sexo, el 11-S, ni sobre Bin Laden ni sobre dictadores actualmente en activo. Visto lo mal que se le da a la ONU solucionar conflictos como los de Libia o Siria, al pueblo llano sólo nos queda el humor como única arma ante las desigualdades y atrocidades que vemos cada día en el telediario (entre anestesiantes noticias de deportes). Vamos, que las potencias occidentales (adalides de la libertad) apoyan y se aprovechan de estos dictadores de pacotilla, meras parodias de sí mismos, déspotas del siglo XV en países rebosantes del imprescindible petróleo, mientras sus pueblos las pasan canutas. Una situación tan esperpéntica que bien merece un film tan gamberro como El dictador.
El dictador es otra comedia alocada que no debe tomarse en serio (¿o si?). Es un humor de trazo muy grueso, lleno de palabras ofensivas, chistes escatológicos y/o racistas. No se le debe pedir más. Es de entender que este film no guste a mucha gente (los amantes de lo políticamente correcto deben alejarse de este film como si de un arsenal nuclear iraní se tratara) pero creo que es de agradecer que temas tan espinosos sean tratados de forma tan irreverente. A mí este tipo de humor me gusta, me parece valiente aunque a veces se les va la mano. Ahora mismo me acuerdo de varias escenas realmente hilarantes que casi me han hecho llorar (el helicóptero, el parto, el funeral). Si el objetivo de toda comedia es hacer reír, El dictador lo ha logrado conmigo. Además, las ganas de romper tabúes y la desvergüenza de los responsables de esta peli me parecen muy refrescantes.
Es cierto que el personaje de Alladeen se inspira en dictadores reales como Sadam Hussein o Gadafi pero no es menos cierto que también occidente recibe su buena dosis de mordacidad. El discurso final en el que se compara una dictadura con el régimen político americano no deja lugar a dudas: el objetivo era ridiculizar a todos y no dejar ningún títere con cabeza. Ni oriente ni occidente salen bien parados y de todos ellos se hace burla. Una burla a veces ofensiva y otras veces grotesca, pero necesaria ya que muchas veces es la mejor forma de decir las verdades a la cara. Seguro que en Corea del Norte o Irán este film no sentará nada bien, pero tampoco deja bien parados a Norteamérica ni a Europa (mucho menos a China).
El film no es niguna maravilla, tiene algún bajón hacia mitad del metraje y es bastante obvio en cuanto al desarrollo (quizás la historia de amor sobraba un poco). Funciona mejor como gags aislados que como historia, eso sí: los gags son muy efectivos si te gusta este tipo de humor suicida.
Esperemos que en su próximo film ataque a banqueros y políticos.
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domingo, 1 de julio de 2012
Juan de los muertos
Juan es un cubano que malvive como puede dentro del régimen castrista. Una invasión zombie le hace ver que puede sacar partido iniciando un prometedor negocio. Bajo el slogan "Juan de os muertos, matamos a sus seres queridos" iniciará una prometedora carrera.
¿Se puede salvar al mundo en chanclas y armado con viejo remo? Se puede. Si hablamos de un film cubano de zombis, cualquier cosa es posible. Juan de los muertos no es que sea una gran película ni que revolucione el género del cine de zombies (ni lo pretende, por suerte) pero es un film divertido. Por supuesto, se nota la influencia de Tarantino (esas peleas a lo Kill Bill, esos dibujos animados, esas canciones…) y hay varios homenajes a otros films del género zombie. Es en los personajes y en su peculiar forma de enfrentarse a la invasión donde reside la verdadera originalidad del film. Juan no es un héroe al uso, es un completo anti-héroe: ladrón, vago, adúltero, etc todo lo que el mundo necesita.
Juan de los muertos juega con todos los tópicos del cine (yanqui) de zombies y se ríe directamente de ellos. La particular idiosincrasia de la población de la isla de Cuba y su peculiar régimen político ofrecen los mejores momentos del film. Si los ingleses tuvieron su película de zombies típicamente british con Shaun of the dead (a la que algún iluminado llamó Zombies party) y Rec 3 es una peli de zombies a la española, los cubanos tienen ahora su película de zombies a la cubana. Con un presupuesto ridículo y unos efectos especiales cochambrosos pero resultones, el film funciona gracias a unos gags bastante logrados (casi todos a cuenta del régimen político cubano). Nunca pensé que se pudiera hacer un film de zombies en Cuba y mucho menos que en éste se incluyeran ciertas críticas al régimen castrista. Pero Juan de los muertos demuestra que estaba equivocado.
Con una sana ironía y mucha sangre esta película te hace pasar un buen rato. Lo de confundir a los zombies con disidentes del régimen o con invasores yanquis no deja de ser todo un acierto. Frases revolucionaris como Victoria o muerte, toman aquí un nuevo sentido.
Lamentablemente, la idea no da para una película de hora y media y la cosa pierde algo de fuelle en su parte final. La anécdota no consigue mantener el film en pie pero, al menos, puede hacer pasar un rato divertido a los amantes de este género que se niega a permanecer muerto y enterrado.
sábado, 7 de abril de 2012
Intocable
Basada en una historia real Intocable ha sido el éxito del año en Francia. Una vez más, tengo que reconocer que el público francés no ha ido a las salas de cine en masa por puro chovinismo sino por que el film vale la pena. Sin ser ninguna maravilla, ni pretenderlo, Intocable transmite unas ganas de vivir y un buen rollo que es muy de agradecer en los tiempos que corren.

La película se fundamenta en un buen guión y en unas acertadas interpretaciones que consiguen la empatía con el espectador desde el primer momento. El trabajo actoral de la pareja protagonista es simplemente perfecto. La contagiosa sonrisa de Omar Sy y su forma de bailar proporcionan los mejores momentos del film. También la contenida (no le queda más remedio) interpretación de François Cluzet como el millonario tetraplégico merece ser elogiada. Realmente no hace falta nada más para hacer una buena película que nos haga pasar un buen rato: una buena historia y unos buenos actores que se mimeticen perfectamente con sus personajes.
Por suerte, la dirección de Olivier Nakache y Éric Toledano es acertada y comedida. Ni se excede con moderneces estúpidas ni pretende hacer demasiado profunda la historia. El tono del film se decanta por la comedia (un tanto negra a veces) antes que el drama, quedando en un equilibrio que sólo el visionado de las siguientes películas de sus directores nos podrá decir si ha sido casualidad o premeditado. Sea como fuere, funciona.
Véanla, amigos, y déjense contagiar por el espíritu del film. Pasarán un buen rato y volverán a tener ganas de vivir (aunque se les pase a los cinco minutos). Y no vean el remake yanki que seguro que ya están planeando esos buitres de Hollywood (yo apuesto por Dustin Hoffman y Cuba Gooding Jr en los papeles principales).7
viernes, 30 de marzo de 2012
martes, 24 de enero de 2012
Los descendientes (The Descendants)
Como bien se dice al inicio de esta película, vivir en el paraíso no significa que nunca te pasen cosas malas o siempre seas feliz.
Los descendientes es una película atrevida que camina por el resbaladizo filo del drama con toques de comedia. Es una apuesta muy arriesgada en la que hay que ser muy hábil para lograr que la cosa salga bien. Puedes caer en el ridículo más absoluto o en aburrimiento más soporífero. Por suerte para nosotros, Alexander Payne ha sabido encontrar el equilibrio justo. Su película es un dramón de cuidado, no nos engañemos, pero contiene los elementos justos de comedia como para que pasemos un muy buen rato. Desde luego, hay enfermedad, hospitales y llantos pero también tenemos a unos personajes que deben salir hacia delante aunque no vean la luz al final del túnel.
Payne depura aquí su estilo y se demuestra un director muy solvente para este tipo de historias agridulces. Su cine nunca defrauda, a menos que te lo tomes como una comedia. Ni Entre copas, ni A propósito de Schmidt son comedias al uso (Election sí era una ácida comedia). El cine de Payne nos ofrece visiones bastante amargas de unas realidades que no por no deseadas son evitables (la vejez y la muerte). Además Payne huye de los lugares comunes de los cuales suele abusar el cine comercial: ambienta el film en Hawaii, sitúa algunos de los momentos más duros en sitios de diversión como piscinas o terrazas y hace vestir a los personajes en pantalones cortos y camisas de colores a pesar de los duros momentos que están pasando. Aparentes paradojas del guión que nos hacen pensar que realmente la tragedia puede venirnos en cualquier momento y lugar. No siempre llueve en los entierros. También la película juega hábilmente con la contraposición de personajes, generando un divertido choque generacional.
Pero Los descendientes no habla sólo de enfermedades, habla de la paternidad, de la diferencia generacional, de la incomunicación dentro de la familia, de la mentira y sus consecuencias, de la evasión de la realidad, de la inmadurez, de las raíces de uno mismo, de que la vida no es justa, de la imposibilidad de cambiar el pasado y de otras muchas cosas para las cuales no tengo espacio. Encima lo hace sin que te des cuenta. Parece que no pasa nada, que es sólo una peli de una familia de vacaciones en la playa, pero Payne se las arregla para asestar al espectador unos cuantos mensajes realmente trascendentales. Tal es la sutileza y la complejidad del guión.
Quizás lo único malo que se puede decir del film es que el final es quizás demasiado obvio (se veía venir desde lejos). Todo el tema de la venta del terreno me pareció lo menos logrado del film, otros temas están mucho mejor desarrollados, no sé, me chirrió un poquito todo lo de los primos.
En cuanto a los actores, todos están muy bien. A destacar las hijas del personaje de Clooney, interpretadas por Shailene Woodley (la hija mayor) y Amara Miller (la divertida hija menor). Pero el peso del film recae en George Clooney, el tipo aguanta el tirón y está francamente bien en su mejor papel hasta la fecha. Su actuación es capaz de emocionarnos y hacernos reír. Aquí realiza un trabajo muy arriesgado para un galán de Hollywood. Un ejemplo: la escena en la que sale corriendo por la carretera hasta casa de unos amigos es impagable, verle correr de esa manera tan peculiar es muy arriesgado, puedes caer en el absurdo y dejar de ser creíble, pero Clooney realmente lo borda. También Robert Foster (en el papel de abuelo) y Nick Krause (el novio) aportan su granito de arena a que la peli funcione perfectamente engrasada.
Yo pasé un buen rato, aunque he de confesar que en algún momento las lágrimas se me asomaron a los ojos y en otros me reí bastante. Un difícil equilibrio.
lunes, 12 de diciembre de 2011
La edad de la ignorancia (L'âge des ténèbres, 2007)

A Denys Arcand se le puede considerar una especie de Woody Allen canadiense. Sus films destilan un aire a comedia cínica que emparenta bastante con el director neoyorkino. Sus films más célebres son El declive del imperio americano (1986), Las invasiones bárbaras (2003, continuación de la anterior y por la que ganó un oscar a mejor película extranjera) o Jesús de Montreal (1989), pero hoy toca hablar de su última película La edad de la ignorancia.
La edad de la ignorancia es una comedia negra con tintes de amargura. Arcand es un hábil escritor que sabe perfectamente cómo transmitir a la pantalla aquello que nos quiere contar. A través de sus aparentemente divertidos diálogos y situaciones vemos la intención que oculta. Puede que el film se haga ameno y pueda verse como una mera sucesión de ensoñaciones y gags más o menos divertidos, pero el trasfondo es amargo, muy amargo.

El protagonista (un estupendo Marc Labreche) es un funcionario de mediana edad que se da cuenta que su vida se ha ido al garete. Su monótona existencia se le hace cada vez más insoportable. Su trabajo le aburre, su mujer le ignora y sus hijas no le hacen caso. Ni siquiera puede ya fumar en el trabajo. Además el mundo entero está bajo una ola de psicosis por la higiene y los contagios. La sociedad se ha vuelto paranoica. Su vida le ofrece muy pocos alicientes por lo que él decide refugiarse en sus fantasías. En dichas fantasías es un actor famoso que seduce bellas mujeres o un emperador romano que castiga a sus enemigos. Estas fantasías son realmente lo más divertido del film, están llenas de ironía. Además, cualquiera podría fantasear con Diane Kruger (quien se interpreta a sí misma y lo hace muy bien).
Pero llega un punto en el que los sueños deben dejar paso a la realidad, esconderse bajo un manto de irrealidad no soluciona los problemas, hay que afrontar que los sueños no se han cumplido. Se supone que llegados a una cierta edad la vida se ve con más sosiego y serenidad, con otra perspectiva, pero el protagonista no ha logrado madurar. No ha conseguido ser quien quería ser y ahora se ve más ignorante y confundido que nunca. Intentará cambiar la situación pero el mundo se ha vuelto loco a su alrededor, descubrirá que otra mucha gente se refugia en juegos y ensoñaciones aún más infantiles que las suyas.

La mayor diferencia entre Arcand y Allen es que el protagonista de Arcand no es un escritor de éxito que seduce jovencitas gracias a su intelecto privilegiado, ni es un tipo ocurrente capaz de salvar cualquier situación con sus ocurrencias . Es un señor maduro al que nadie toma en serio. Un cualquiera que ha visto que sus sueños de juventud se han esfumado. Quizás se parezca más al protagonista de American beauty, aunque ambas películas son muy distintas.
Realmente La edad de la ignorancia es un film bien escrito y bien interpretado. No maravilla pero se deja ver y hace pensar sobre hacia donde nos dirigimos como individuos y como sociedad.
6
p.d. 1: Como siempre, si podéis, debéis verla en versión original, en francés gana bastante.
p.d. 2: además de todo lo dicho, aparece cantando Rufus Wainwright, lo que añade varios puntos a la peli.
martes, 6 de diciembre de 2011
Un dios salvaje (Carnage)

Un niño golpea a otro con un palo, dicho asunto de críos provocará que sus respectivos padres se reúnan para hablar sobre la agresión.
Me gustan las películas de pocos personajes encerrados en un único espacio. Siempre que estén bien hechas, claro. Roman Polanski es uno de los pocos directores que domina a la perfección este tipo de películas. Ya en su primera película, El cuchillo en el agua (1962), sólo había tres personajes en un pequeño bote. Aún con unos medios tan escasos, Polanski creaba una tensión enorme a lo largo del film. Las ya lejanas en el tiempo Repulsión, El quimérico inquilino o La semilla del diablo forman lo que se denominó La trilogía del apartamento, debido a que casi la total integridad de estas películas se desarrollaban dentro de un apartamento. Mi favorita es Repulsión, Catheriune Deneuve en camisón luchando contra sus obsesiones, casi con un único personaje y sus miedos Polanski era capaz de crear una verdadera pesadilla. Años después Polanski volvió a hacer interesantes films con pocos personajes como La muerte y la doncella.

Ahora regresa a contarnos una historia de 4 personajes en un apartamento. En Un dios salvaje, Polanski se desenvuelve como pez en el agua si bien no alcanza las cuotas de maestría de las obras antes citadas. Controla los tiempos y el ritmo narrativo, logrando que el interés del espectador no decaiga en ningún momento pero no apasiona. Ha sido hábil a adaptar él mismo el texto en el que se basa en colaboración con la autora de la obra teatral, la francesa de origen judío sefardí Yasmina Reza y se inclina más por la ironía y el humor negro. Polanski hace una vez más de la necesidad una virtud y usa hábilmente los pocos recursos que tiene a mano; me parecieron excelentes el uso de los reflejos en los espejos o de los objetos (las flores, lo libros, el móvil, etc). También juega a su favor que el film no llega a los 80 minutos,un exceso de metraje podría haber sido fatal. La idea no es mala pero no daba para 2 horas.
Tanto el texto original como la adaptación buscan sacar a la superficie todo aquello que intentamos ocultar a los demás. Las dos parejas protagonistas se encuentran en una situación incómoda y deciden ponerse unas máscaras, pretendiendo ser otras personas que no son, dando su mejor cara. Pero el discurrir de la conversación y el uso del alcohol harán aflorar sus verdaderas personalidades, sus miedos y sus frustraciones. Quizás no exista la pareja feliz ni los padres perfectos. Entiendo que a muchos la película pueda parecerles una simple tontería de cuatro personajes hablando sin parar y sin llegar nunca una conclusión clara, pero para mí fue un verdadero disfrute el ver cómo se va desmoronando poco a poco el muro la corrección política y aflora el verdadero animal que todos llevamos dentro. Por muy evolucionados y civilizados que nos creamos, no dejamos de ser animales dispuestos a defender a nuestros hijos y a lo que consideramos nuestro. Entiendo que ése es el objetivo final del texto.

Una película así de arriesgada y pretenciosa se debe basar en un buen guión y en unas buenas intepretacones. Ambas cosas están presentes en Un dios salvaje. El guión se hace ameno y no aburre mientras que los actores dan la necesaria naturalidad y credibilidad al texto. Tanto Jodie Foster como Kate Winslet son dos de las emores actrices de las últimas décadas y aquí demuestran una vez más su habilidad para meterse en la piel de los personajes. Ambas están perfectas. Los actores también cumplen a la perfección, Christoph Waltz (Málditos bastardos) creo que está también estupendo en su papel de cínico padre de familia, su personaje es el más sincero de todos desde el principio, no oculta nada, va de frente y por ello resulta el más antipático aunque sea el más sincero. Igualmente John C. Reily está creíble aunque quizás su personaje sea el que permita menos lucimiento de los cuatro. La elección de los actores me parece inmejorable. En el guión hay de todo, desde escenas divertidas a otras muy tensas con enfrentamientos entre todos los personajes entre sí, aun así nunca una escena me pareció forzada o inverosímil. Pero me esperaba algo más, la verdad. Al film le falta algo, para acabar de cuajar.

No es una obra maestra (como se dice por ahí), ni es de lo mejor de Polanski, pero es un film recomendable.
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lunes, 22 de agosto de 2011
domingo, 7 de agosto de 2011
Un cuento chino

Roberto (Ricardo Darín) es un tipo solitario que regenta una droguería. Roberto tiene una existencia metódica aislada del exterior. Todo se complicará cuando aparece en escena un chino que no habla ni una palabra de español.
Basado en una anécdota real, un cuento chino es un buen film. Con esta premisa argumental podría haber sido una comedia alocada, dado el choque de caracteres de los protagonistas, o un drama que denunciara la situación de los inmigrantes. Es de agradecer que se escape por la tangente y sea una comedia amable. Un cuento chino hace sonreír varias veces aunque nunca llegues a partirte de risa. No busca el chiste fácil ni convierte a los personajes en caricaturas en busca del ansiado gag. Hay situaciones que podrían haber sido mucho más divertidas y otras que podrían haber sido mucho más trágicas pero están resueltas de manera que nunca se pierde ese tono tan personal que tiene el film. No es que se salga del estereotipo de las películas sobre extrañas parejas y personajes excéntricos, pero es un film bien escrito y bien interpretado.

Sebastián Borensztein escribe y dirige esta película de forma eficiente, centrándose en los personajes y poco más. No era necesario complicarse la vida y no lo hace. A base de miradas y emociones contenidas nos entrega un film honesto y muy digno. Ricardo Darín (El hijo de la novia, Nueve reinas, El secreto de sus ojos) ya cambió de registro en Carancho y parece que le ha cogido el gusto. Esta vez nos interpreta a un verdadero cascarrabias, un personaje huraño y calculador. Su interpretación da una vida especial a toda la película y es lo mejor del film.
Una película pequeña pero que hace pasar un buen rato.
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