viernes, 23 de diciembre de 2011

Marathon man (1976)


Hoy vamos a comentar otra película que me dejó impactado de crío y que he vuelto a ver recientemente. El impacto no ha sido el mismo tras casi 20 años pero sigue siendo un film recomendable: Marathon man.


En los años sesenta se produjo una interesante ruptura dentro del cine comercial, se produjo un cambio que se hizo evidente en la década siguiente. Los héroes ya no eran sólo tipos duros curtidos en mil batallas ni eran ya tan de una pieza. Los protagonistas evolucionaron hacia personas normales, de carne y hueso, metidas casi sin quererlo en unos líos horrorosos. Sólo así podemos explicarnos que un actor con el físico de Dustin Hoffman se convirtiera en una estrella. Hoffman era un gran actor pero no hubiera triunfado en los años 40 ó 50, su físico le hubiera impedido ser la estrella de ninguna película. Pero en los setenta Hoffman demostraba casi con cada película que era un gran actor a la hora de interpretar este tipo de personajes. No era un John Wayne o un Gary Cooper. Era un nuevo tipo de estrella.

En Marathon man Hoffman se mete en la piel de un joven universitario que corre maratones, sin comerlo ni sin beberlo se ve perseguido por unos hombres que le preguntan insistentemente: "¿Están a salvo?".
La interpretación de Hoffman es, como siempre en aquella época, memorable. Hoffman era un actor del método, es decir, para resultar creíble el actor debe experimentar física y psíquicamente las mismas sensaciones y emociones que el personajes. Lo que se llama meterse en la piel del personaje. No bastaba con decir el texto y simular sentir lo mismo que el personaje, había que ser el personaje durante el rodaje. Para las escenas de persecuciones del film Hoffman estuvo varios días sin dormir y su cansancio era real ya que corría por el set de rodaje para que su sudor y sus jadeos fueran reales. También puede que contribuyera a su desmejorado aspecto la época de fiestas nocturnas y excesos por la que estaba pasando el actor tras su divorcio.

Sin embargo, no olvidemos que en los setenta aún estaban en activo actores clásicos de la época dorada del cine. En concreto en Marathon man estaba Laurence Olivier interpretando al malo de la función, nada menos que un peligroso y sádico nazi fugado de la justicia (basado claramente en Josef Mengele). La interpretación de Olivier no puede ser más fría y contenida, nada de meterse en el personaje con una meticulosa preparación previa ni gestos exagerados. Olivier se limitaba a decir su texto con su habitual flema británica. Sin embargo, quedaba creíble y transmite una gran profundidad aunque estuviera pensando en el desayuno o en el ruido que hacía la cisterna del lavabo de su hotel. Su interpretación le valió un globo de oro.
El choque de estas dos formas de interpretar es evidente en Marathon man. Incluso se dice que Olivier en clara actitud paternalista llegó a recomendarle a Hoffman que se dejara de tanta preparación previa antes de rodar, bastaba con actuar.

 Marathon man es un film muy recomendable que ha envejecido bastante bien. Se hace ameno durante toda la larga presentación de personajes y en el último tercio se convierte en un thriller muy eficiente. La sabia mano de John Schlesinger logra que este film no se te olvide de por vida. Tal es la sensación de agobio y la angustia que provoca. Y no me refiero sólo a la famosa escena del interrogatorio. El ritmo y la tensión creciente del film son muy característicos de este buen cine de los años setenta. Desde luego, el buen hacer de actores como Roy Schenider o los citados Hoffman y Olivier le confiere un gran valor añadido.

Vale la pena recuperarla.






5 comentarios:

Manderly dijo...

No la tengo demasiado fresca pero sí que sé que me gustó mucho. Además une a dos generaciones de actores de altura!
Totalmetne recomendable!
Felices fiestas!

José Fernández dijo...

Sigue fresca, si.
Pero a lo que iba. En la época de los estudios también hubo personas normales metidas en lios que les superaban. Y basta con solo una palabra para demostrarlo: Hitchcock.

Anónimo dijo...

ya pero en las pelis de Hitch el prota solía ser un galán de físico impecable tipo Cary Grant, Sean Connery o Paul Newman. Tampoco las chicas rubias de Hitch eran muy normalitas.

JuanRa Diablo dijo...

Casualmente yo también la revisé recientemente porque después de leer la novela me apeteció mucho volver a rememorar la película.
Esos momentos previos tan relajados por parte de Olivier preparando su instrumental de dentista me ponen los nervios de punta. Ambos estuvieron geniales.

Möbius el Crononauta dijo...

¿Están a salvo? Impresionante escena, ¡me la llevaré a la tumba!

Por cierto que Hoffman desmintió (o más bien dio otra versión) de la mítica anécdota entre él y Olivier.

En fin, estupendo thriller de la gran época de los thrillers.