sábado, 17 de marzo de 2012

Le Havre


Le Havre es una ciudad francesa situada de la alta Normandía a orillas del Canal de la Mancha. Pero Le Havre es también la localización de la última película de Aki Kaurismäki de la cual toma prestado el título.

Yo entendí esta película como un cuento de hadas moderno, se pueden sacar muchas interpretaciones distintas pero yo me decanto por la teoría de que Kaurismäki desarrolla un cuento infantil ambientado en una ciudad portuaria.
No hay grandes héroes en este film (el protagonista es un anciano limpiabotas y su escudero es un inmigrante ilegal chino), tampoco hay princesas encerradas en un castillo (más bien ancianas en un hospital), tampoco hay dragones ni caballeros negros (aunque sí haya un policía vestido de riguroso negro que persigue a nuestros protagonistas), sí hay un joven que emprende una larga aventura hacia la tierra prometida (aunque lo haga escondido dentro de un contenedor en un barco). Ni siquiera las estrellas de rock son jóvenes rebeldes. Kaurismäki juega con los elementos típicos de las historias infantiles y los mezcla hábilmente con el problema de la inmigración. No es que trivialice con el drama ni edulcore la dura realidad sino que busca un enfoque distinto. Para dramas sociales ya tenemos al bueno de Ken Loach.
Tampoco Kaurismäki se ciñe a un único género, al inicio del film nos ofrece un pasaje propio del cine de espías y posteriormente nos ofrece una larga interpretación de una canción rock. Kaurismäki es un autor libre que poco tiene que ver con el cine que se hace actualmente.


Tanto el apartado visual como la ambientación del film nos inducen a pensar que la historia ocurre en un tiempo indefinido: los coches parecen antiguos y las casas no son nada glamurosas, sólo el hecho de la oleada de inmigrantes nos coloca en un tiempo no muy lejano del presente. Supongo que así Kaurismäki consigue ese aire de irrealidad que dota al film de una curiosa personalidad. Es una irrealidad que podría semejarse a la de Jean-Pierre Jeunet en films como Amélie o Micmacs, pero mucho más cercana a la cotidaneidad, sin tanto artificio visual. Kaurismäki elabora un sincero canto a la gente llana del pueblo, esa gente que no entiende de leyes ni de fronteras. Ese pueblo llano que se reúne en bares destartalados a charlar o a jugar a las cartas, a esa gente mayor que sobrevive con muy poco y no teme arriesgar lo poco que tiene por ayudar a los que lo necesitan aún más que ellos. El verdadero villano del film es el estado, que con sus leyes y sus normas resulta un problema para los protagonistas. Con estos elementos Kaurismäki consigue no convertir el film en un una comedia o un drama (fácilmente podría haber sido cualquiera de ellos), huye de ambos extremos por igual logrando un film atípico y personal.

Quizás otra gran baza del film sean las interpretaciones de los actores, muy veraces toda ellas. Fácilmente podrían haber caído en el ridículo o la caricatura, pero no ocurre nada de ello.

Lo dicho, un personal cuento moderno que hará que el espectador crea en la raza humana durante 10 minutos tras ver la película. ¿Que si hay un final feliz? Tendréis que verla para saberlo.

3 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Me encantó. Me encanta todo de Kaurismaki.

ÁNGEL dijo...

Yo también hice mi crítica de esta fenomenal película. Me ha gustado tu interpretación de la peli como un cuento moderno. Sí, creo que sí. Me encantó la fotografía, que para mí es lo más sobresaliente de la película.

Anónimo dijo...

la belleza de lo cotidiano y lo mundano está perfectamente reflejada en este film. Ya vale de gente adinerada y sus patéticos problemas, siempre es de agradecer estas películas que hablan de gente real aunque sea con un toque infantil.