Tras revolver estómagos con Martyrs, el director francés Pascal Laugier escribe y dirige esta peculiar película de terror.
Laugier da el salto a las américas y nos presenta su cara más amable, menos sangrienta y salvaje, aunque no exenta de malicia. El film empieza bastante bien, sin dejar ni un segundo de respiro para el espectador. La verdad es que atrapa al espectador, configurando una primera parte muy decente. Laugier consigue llevarnos a su terreno haciéndonos creer que estamos ante un film de terror convencional (con su chica guapa, un niño en peligro y un villano de imagen impactante) pero nada más lejos de la realidad.
En su loable afán de sorprender e innovar, Laugier se cree el chico más listo de la clase pero vuelve a caer en la misma trampa que en Martyrs, no consigue mantener el ritmo. El guión da un par de dobles saltos mortales en forma de giros argumentales que no acaban de encajar. Empezar un film como un film de terror lleno de tensión y acabarlo con un melodrama es una idea tan original sobre el papel como poco satisfactoria en pantalla. Laugier ahonda una vez más en temas como el sacrificio y el sufrimiento pero esta vez parece domesticado y es mucho menos cruel con sus personajes y con el espectador. No podemos negarle a Laugier que no sepa rodar o que no tenga ganas de provocar pero sí podemos decirle que todo lo que su film construye en la primera mitad se derrumba en la segunda. No me parece mal mezclar géneros y huir de los clichés (todo lo contrario) pero si ello conlleva una importante bajada de ritmo... da sensación de anti clímax, de balada heavy reproducida al revés.
Por cierto, vi varios homenajes/plagios a El resplandor del maestro Kubrick. No sólo hay planos aéreos de carreteras por el bosque que son calcados sino que la escena en la que un niño se esconde en un mueble es idéntica. Estos directores de cine de terror de nueva hornada son muy dados a los remakes y a los homenajes descarados. Igualmente, el plano final del film con un personaje mirando directamente a la cámara, como interrogando al espectador, me recordó al de This is England.
Me gustó Jessica Biel, ha pasado una década desde su aparición en el remake de La matanza de Texas y regresa al cine de terror en un personaje bien distinto. Ya no es la joven enfundada en vaqueros y camiseta mojada, deliberadamente huye de su estereotipo de chica sexy y la visten con ropa holgada nada favorecedora. Todo parece indicar que Biel ha intentado dar algo más de sí con esta película, que ella misma produce, como intentando demostrar que es mucho más que un cuerpo bonito. No lo hace mal, es el mejor papel de su carrera, es cierto, tampoco había que esforzarse mucho.
Un film que deja un sabor agridulce, con una muy buena primera parte como film de terror pero que naufraga como drama en su parte final.
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