Es curioso que en un país atenazado por el paro y la corrupción, estos temas no han sido suficientemente tratados en nuestro cine.
Es de agradecer que, finalmente, haya surgido un film como El mundo es nuestro. No deja de ser muy ibérico lo de usar el esperpento para hacer más evidentes nuestras miserias. El mundo es nuestro es una película que se ha financiado con las aportaciones anónimas, quizás ninguna productora quisiera financiar un film así de políticamente incorrecto, pero muchos espectadores sí estaban dispuestos a pagar por ver hecha realidad esta divertida sátira sobre un país en ruinas.
El mundo es nuestro narra el atraco a una sucursal bancaria (el gran centro del mal) realizado por dos jóvenes ninis vestidos de nazarenos en plena semana santa sevillana. A pesar de su aparente sencillez, sus autores han sido muy hábiles al realizar un acertado cuadro costumbrista de la sociedad actual. En la espontaneidad de los diálogos y la presentación de personajes recuerda al tándem Berlanga- Azcona aunque formalmente se parezca más a Todos al suelo (divertidísima comedia de Pajares y Esteso), La estanquera de Vallecas o los Torrentes de Santiago Segura.
El mundo es nuestro brilla por su descaro, su falta de prejuicios y su consciencia de la realidad social actual. Un espejo deformado de esta España en crisis llena de parados (los buenos de la historia) que van a sellar la cartilla del paro en traje de faena y banqueros (los villanos) con maletines llenos de dinero. Es en sus personajes y en sus ágiles diálogos donde el film tiene sus mayores bazas. No pasa de ser un mero divertimento pero acierta de pleno a poner el dedo en la llaga en varios temas de candente actualidad. Siempre es un sano ejercicio reírse de uno mismo, algo en lo que los andaluces son unos maetro.
Los chicos de Mundo Ficción (Alfonso Sánchez y Alberto López) han logrado dar el salto a la gran pantalla desde youtube gracias a las aportaciones anónimas de sus miles de seguidores. No todo va a ser malo en internet, ya va siendo hora de que nuevos valores salgan de la red. Ellos interpretan a estos dos jóvenes canis sin oficio, beneficio, ni futuro que deciden emular al Dioni y dar un golpe que les permita retirarse. Son personajes un tanto caricaturescos (o no) pero que en pantalla resultan de lo más gracioso (todos conocemos a alguien así). Del resto de personajes yo me quedo con la parejita que van firmar su sentencia de muerte, perdón, quería decir su hipoteca, y el comisario con afición a las barras de bar. Obviamente, los personajes que salen peor parados son los banqueros y los políticos.
Como la vida misma, oiga, o, mejor dicho, ozú.
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