jueves, 11 de abril de 2013

La chica del puente (Le fille sur le pont,1999)


Me fascinan las películas que versan sobre la suerte, ya lo he dicho alguna vez. Me parece que intentar darle un sentido a la existencia es algo totalmente normal. Unos creen en los astros, otros creen en Dios y otros creen en la ciencia, pero hay que creer en algo. Necesitamos pensar que existe algo por encima de nosotros (llámese ciencia, Dios o superstición) que le da un sentido a nuestra existencia.

 La suerte es ese algo intangible e indemostrable que puede servir para explicar ciertas cosas. Todo lo achacable a la suerte se puede achacar igualmente a la casualidad o la causalidad, pero la suerte da mucho más juego en el cine.

 En la chica sobre el puente nos encontramos con dos personajes desesperados: una chica con mala suerte en la vida (suponiendo que tal cosa exista) y un lanzador de cuchillos fracasado. Ambos dan por perdidas sus existencias y no les quedan fuerzas para seguir. Pero, cuando todo parecía perdido, el azar (o la suerte) hace que ambos coincidan sobre un puente (de ahí el título del film), sus destinos se unen y forman una pareja de fracasados sin nada que perder y mucho que ganar. Su relación estará marcada por la dependencia y la confianza mutua aunque nunca ninguno tenga fe en el futuro, ambos saben que no hay futuro. Ella será su talismán y él será su Pigmalión, las puertas del éxito de abrirán para ellos. Quizás el destino dependa de un golpe de suerte o de empezar a creer en uno mismo.



 Patrice Leconte dirigió esta curiosa película en 1999. Rodada en un magnífico blanco y negro, sobre el film planea en todo momento una sombra de tristeza. El decadente mundo del circo y los casinos es el marco ideal para esta peculiar historia de amor. Laconte nos propone un juego de azar del que nos será muy difícil escapar. Su historia no tiene nada de convencional, no es la típica historia de chico conoce a chica, todo lo contrario, más bien sería fracasado conoce a suicida. A partir de ahí el film no deja de sorprender y agradar.


La pareja protagonista formada por Daniel Auteill y Vanessa Paradis está perfecta en sus complejos personajes. Auteill es uno de los mejores actores del país galo, así de claro. Por su parte, la Paradis me sorprendió gratamente, ya en la primera escena (con ese intenso primer plano de 8 minutos rodado en una única toma) es capaz de desplegar una gran carga emocional. Creo que La chica del puente es su mejor película y su mejor  personaje. Sinceramente, resulta casi imposible no caer a los pies de la Paradis viendo esta película.

 En uno de los momentos más mágicos del film suena la canción "Who will take my dreams away?" de Marianne Faithfull y Angelo Badalamenti, gran canción ya usada en el fascinante film La ciudad de los niños perdidos de Jeunet y Caró. Aquí contribuye a crear un momento sublime del séptimo arte para quien escribe. Pocas veces he visto el romanticismo, el peligro y la tensión sexual plasmados de una forma tan delicada.

 La chica sobre el puente no es sólo un film sobre la suerte, trata de la inestabilidad del ser humano, de la confianza, de amores que es mejor no consumar y de la necesidad de creer en algo por inverosímil que sea.

Buena película.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No la conocía, la apunto