Dejemos las cosas claras: esta nueva trilogía sobre Spider-man me parece del todo innecesaria.
No me gusta lo de los padres de Peter, por muy espectacular que sea la escena inicial. No me gustan los villanos, ese Electro (un desastroso Jamie Foxx) es más un pobre enfermo mental que un villano al uso, y Rino (Paul Giamatti) apenas parece. Por su parte, la encarnación de El duende verde me provocó indignación. Me aburre la omnipresente y todopoderosa Oscorp. Igualmente, la relación paternal entre Norman y Harry Osborn no me gusta cómo está resuelta. ¿Dónde esta JJ Jameson? yo le sigo echando de menos.
No todo va a ser negativo en esta nueva saga sobre nuestro arácnido amigo. Sí me gustan las modificaciones que se le han hecho al traje, el partido que se sacan a los lanza-redes, la presentación (aunque sea de tapadillo) de La gata negra, lo del niño, los guiños a villanos como Octopus o El buitre (se pueden ver sus trajes fugazmente). Podemos afirmar que el film intenta aunar demasiados elementos de las distintas etapas del trepamuros con bastante poca fortuna.
El director Marc Webb (500 días juntos) ya no debe contar la manida historia de los orígenes de Spider-man y ello le da mayor libertad a la hora de desarrollar las tramas. La relación entre Peter y Gwen Stacy está bien llevada pero ese enfoque adolescente y algunas fallidas escenas de humor le hacen perder enteros. El uso de canciones pop, algunas metidas con calzador, es una evidencia de la orientación juvenil de la película. Al fin y al cabo, Disney ha comprado Marvel. Tampoco podemos olvidar que Sony Pictures usa el film para vender sus productos, lo que explica la enorme cantidad de productos de Sony que aparecen en pantalla, uno de los casos más descarados de product placement. Todos los móbiles, cámaras y portátiles del film son Sony. Incluso el logo de Sony aparece en los anuncios de Times Square. Sólo falta ver a Spidey con el logo de Sony en el traje como si fuera un corredor de Fórmula-1.
Ya que Sony usa esta franquicia como medio para publicitarse, era de esperar que la presentación de otros personajes como Electro fuera bastante cochambrosa. Lo de El duende verde me produjo indignación y vergüenza ajena, la verdad es que bueno de Dane Dehaan resulta patético hacia el final del film. Lo de Rino se queda en un simple cameo y evidencia que todos los villanos de esta trilogía van a tener su origen en Oscorp (qué rollo). Tampoco resulta convincente la relación entre dos personaje de orígenes tan distintos como Peter y Harry Osborn.
Por suerte, la cosa va de menos a más y hacia el final podemos asistir a algunas escenas dignas de una buena película de superhéroes. Me gustó el enfrentamiento final y cómo está resuelto el asunto de Gwen Stacy (que no voy a desvelar para quien nunca haya leído un cómic de Spider-Man). Al final va a ser casi el único acierto haber adaptado este personaje a la gran pantalla, su plasmación resulta mucho mejor que la realizada por Sam Reimi en su anterior trilogía (superior en casi todos los aspectos).
Por lo demás, hay buenos efectos especiales, el divertido cameo de Stan Lee y poco más en este desigual batiburrillo arácnido.
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