lunes, 8 de diciembre de 2014
The zero theorem
La buena noticia que suponía el regreso de Terry Gilliam a ese futuro distópico que tantas alegrías nos dio con Brazil y 12 monos se ha tornado en decepción una vez visionado The zero theorem.
Seamos claros, The zero theorem es un tostón de cuidado, casi de la magnitud de Cosmopolis. Multitud de ideas poco desarrolladas que se pierden entre una falta de concreción y la estética habitual de Terry Gilliam. El film nos ofrece un mundo controlado por la tecnología en el que las relaciones personales se han vuelto superficiales, cuando existen. Grandes corporaciones controlan la vida de los ciudadanos, que son meros consumidores sin voluntad. La premisa, sin ser novedosa, puede ser perfectamente válida. El problema viene cuando el guión es incapaz de sacarle partido.
El guión de Pat Rushin es un compendio de ideas apenas apuntadas y no elaboradas, un quiero y no puedo. Tras una prometedora presentación de personajes y de ese futuro distópico controlado por la tecnología, el guión es incapaz de captar la atención del espectador, a quien la anodina vida del protagonista y sus miserias nunca acaban de interesar. Tampoco los acontecimientos narrados consiguen atrapar nuestra atención, más bien todo lo contrario, son tan dispersos y confusos que acabamos por desconectar.
Me gustó el hecho de la religión mayoritaria sea una cosa infantil mientras que el protagonista es casi como un monje que vive en una antigua iglesia. Toda esa metáfora sobre la religión me resultó muy inteligente, pero se desarrolla muy poco.
Sobre personas con problemas obsesionadas con el sentido de la vida yo os recomiendo Pi, fe en el caos, la película de Aranofsky es una propuesta mucho más radical pero al menos tiene algo que contar. The zero theorem es una película existencialista de ciencia ficción no tiene nada claro a dónde quiere llegar no cómo hacerlo. No creo que el problema sea del loco de Giliam, su film está bien dirigido y su estética casa perfectamente con la trama (si bien es inevitable que nos recuerde a Brazil). De hecho, lo más destacable del film es la estética que Gilliam impone a toda su obra. Hasta ahora Giliam había conseguido no caer en el error de Tim Burton de convertir a sus películas en vacíos envoltorios. Sin embargo, al dejar la escritura del guión en manos ajenas, Gilliam nos ofrece su película más endeble e inconsistente. Como la mente de su protagonista, todo el film es un completo caos que no lleva a ningún sitio. No es que cada espectador pueda sacar sus propias conclusiones, sino que no hay ninguna conclusión que sacar de esta batiburrillo de ideas inconexas.
En cuanto a los actores, Christoph Waltz está francamente bien pero su esforzada interpretación no es suficiente para levantar este pesado ladrillo. También aparece Tilda Swinton haciendo el ridículo como empieza a ser habitual en ella últimamente. Tampoco la breve aparición de Matt Damon consigue hacer interesante el film. Entre tanta filosofada vacía sobre la existencia humana lo único estimulante del film es la presencia de Mélanie Thierry (Babylon AD), el resto me resultó mortalmente tedioso.
Me extraña que Terry Gilliam haya aceptado rodar un guión ajeno que desperdicie de tal manera la, a priori, atractiva premisa inicial. Totalmente prescindible.
4
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Hola Luis, te comento que llegue a tu blog por otro excelente blog que es esculpiendo el tiempo, pero mi consulta es por la imagen que aparece al inicio de la pagina, la de la pareja abrazándose con un fondo de retratos de mujeres me llamo mucho la atención, es de alguna película ???
Es de la película La mejor oferta. e gustó bastante y te la recomiendo.
http://criticasdeluiscifer.blogspot.com.es/2014/01/la-mejor-oferta-la-migliore-offerta.html
Gracias por tu visita y tu comentario.
gilliam ha perdido definitivamente l norte, y eso que la anterior suya me gustó mucho
Publicar un comentario