miércoles, 17 de febrero de 2021

Las niñas


 Vaya por delante que mi paisana Pilar Palomero tiene mucho mérito por haber logrado estrenar su primera película Las niñas  (y ambientada en una capital de provincias) con todo lo que está cayendo. Primer punto para Las niñas incluso antes de ver la película.

 Como viene siendo habitual, es de suponer que el guión de Las niñas plasma bastantes vivencias de la directora, siempre es una buena cosa hablar de lo que uno conoce. La adolescencia no deja de ser la incómoda transición entre la inocencia infantil y la frustración adulta. Yo también recuerdo el Súper pop y esos consultorios sobre sexo más falsos que Judas y esas encuestas para saber si eras una estrecha o una salida. Por no hablar de la mítica campaña Póntelo-Pónselo. Ay, los primeros años 90. Por cierto, espero que la nostalgia no nos confunda y acabemos pensando que cualquier cosa que triunfó en los 90 merece ser añorada. Me refiero a Chimo Bayo, los Máquina Total, La quinta marcha, Mc Hammer, Technotronic y muchos otros esperpentos que bailamos en los 90. Volvamos a Las niñas y a la Zaragoza de 1992.

Esos primeros desengaños y los primeros actos de rebeldía de la adolescencia todavía pueden darnos buenas historias. Creo que Palomero no podría haber encontrado una mejor Cecilia que Andrea Fandós, todo un descubrimiento al que habrá que seguirle la pista. La película recae sobre sus hombros y lo cierto es que sale victoriosa del trance. Del reparto infantil/adolescente me gustaron todas las actrices. Es aquí cuando Palomero me sorprendió gratamente, siendo la dirección de actrices su mejor baza. Se nota que ha plasmado en el guión cosas que conoce de primera mano y han quedado muy naturales. Escenas como la de la parada de autobús o la del juego en casa de la amiga parecen grabadas con cámara oculta. Es tal la espontaneidad y la fluidez de los diálogos que son lo mejor de la película. Una pena que el resto del film no esté a la altura. No me creí tanto a Natalia de Molina, no puedo deciros un motivo, no me la creí. No sé si se debe a un problema con el sonido pero algunas frases no se entienden, lo de mejorar la dicción de las jóvenes actrices no sé si le restaría verosimilitud a la interpretación pero evitaría ese problema. 

Palomero opta por los sentimientos más que por el ritmo y éste se resiente. Es su primer largo y se le perdona todo pero con todo el dolor de mi corazón debo escribir que Las niñas me aburrió. A pesar de sus innegables aciertos, Las niñas se me hizo pesada, algunas escenas se me tornaron eternas y no pude evitar mirar el reloj varias veces. Mira que fui con ganas y quería realmente escribir otra crítica pero... La niñas me ha decepcionado. Quizás sea culpa mía, pero me esperaba otra cosa. Será que yo crecí en la Zaragoza que refleja (o intenta reflejar) la película y no he visto por ningún sitio reflejada esa ciudad. Cierto que escuchábamos a Héroes del Silencio y Los niños del Brasil, que eran como los The Cure y los Depeche Mode de andar por casa. Ya que estamos, podían haber sacado también a Las Novias. Cierto que por mucho que salga algún callejón del Casco y alguna localización más... yo no he visto la Zaragoza en la que crecí. Entiendo que con un presupuesto tan ajustado no estaba la cosa como para derrochar en efectos especiales para recrear el aspecto de unas calles que han cambiado bastante en 30 años. Pero la cámara se centra demasiado en los primeros y medios planos de los personajes. Sirva como ejemplo ese viaje en moto en el que eché de menos abrir el campo para poder ver mi ciudad. No sé, supongo que las protagonistas del film pulularían por discotecas como KWM, DC14 o Scratch....Pero no. La cámara se centra tanto en planos cortos que acaba asfixiando la narrativa. Yo eché de menos planos más abiertos.

Resumiendo, Pilar Palomero es una prometedora directora. Si pule algunos aspectos como el ritmo puede darnos bastantes alegrías.

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