lunes, 21 de marzo de 2011

Pi, fe en el caos (π ,1998)


Todo el universo está regido por unas leyes matemáticas. Desde el más ínfimo átomo a la órbita de los planetas, todo lo rigen las matemáticas. Ocultas leyes y proporciones que el hombre sólo puede vislumbrar. Nuestra existencia está llena de números que regulan nuestras vidas sin nosotros saberlo, las espirales, el crecimiento del pelo, las proporciones áureas, todo son matemáticas. ¿Existe acaso un plan maestro? ¿Un orden dentro de todo este caos que es la vida?¿Se puede llegar a entender sin volverte loco?



El film es una compleja trama en la que las matemáticas se mezclan con la bolsa de Wall Street y la religión judía. Para la religión judía el nombre de Dios es impronunciable, su nombre real es una sucesión de 216 cifras divididas en 4 columnas, si a cada cifra le asignas una letra obtienes el Tetragrammaton. Las cuatro primeras letras son YHVH, lo que dio origen a las palabras Jehova y Yahvé para referirse a Dios. Así pues, el Dios hebreo no es un señor con barba o un ojo en el cielo, es un número. Interesante. La cábala es el estudio de los designios divinos a través de los números, incluso hay programas de ordenador que buscan significados ocultos en la Torá. En la festividad del Yom Kipur el rabino entra en el templo y enumera tres veces todas las cifras que forman el nombre de Dios.

En Pi Darren Aronosky (El cisne negro, Réquiem por un sueño, The Wrestler, La fuente de la vida) bucea en los misterios de los números y su importancia desde el punto de vista religioso. A través de un personaje que intenta llenar los huecos de su mísera existencia con la lógica nos sumerge en una pesadilla en la que religión y ciencia se confunden con la locura. Una película extraña e insoportable por momentos en la que se ven claros los cimientos del futuro cine de su autor. La obsesión y la enfermedad mental que han marcado toda su carrera ya están aquí presentes. El conocimiento no lleva a la felicidad sino al más absoluto caos mental. La esquizofrenia acabará apoderándose del protagonista, quien decidirá terminar con la pesadilla de una forma bastante drástica. En la escena final, el protagonista aparece en un parque, tranquilo al fin, su paranoia y su ansiedad han desaparecido, pero el desasosiego del espectador continuará hasta unos días después de ver el film.

La radical propuesta de Aronofsky resulta especialmente indigesta y cruda en esta su primera película. A la lógica falta de medios hemos de sumar una premeditada estética desagradable y fea. Si encima le sumamos una trama confusa sin ninguna concesión a la comercialidad, obtenemos una propuesta tan original como minoritaria. Pi es la primera obra de culto de Aronofsky y su film menos comercial. Aronofsky inició su carrera en 1998 con esta barata y original cinta en la que se puede adivinar germen de toda su filmografía posterior.

Dios existe y es un número.

6


1 comentario:

Alexandre Vaudeville dijo...

Buenas!

Encuentro injusto que a esta película le pongas un mísero 6. ¿En que te basas para ello, en comercialidad, en la estética? ¿Tienes alguna ecuación para ello? Yo simplemente le pondría Pi. ;)

Teniendo en cuenta que era su primer película, que el montaje, desde mi punto de vista es buenísimo, que el guión (aunque confuso) es original, teniendo en cuenta que los actores están más que decentes, que la banda sonora casa bastante bien. De tanto tener en cuenta, he perdido la cuenta.

Es una película dura, pero más dura (y mejor) me pareció "Requiem por un sueño", luego la cosa cambió, para mal (la fuente de la vida) y parece que hemos vuelto con el "Cisne Negro" que la tengo pendiente.

Muy buena reseña, en serio. Mi avatar habla por si sólo.

Saludos.