Cinco años después del éxito cosechado por Jacques Tati con su film "Las vacaciones del M. Hulot", Tati recupera a este entrañable personaje para esta fábula sobre el mundo moderno.
En la década de los años 50 del siglo pasado el mundo estaba cambiando rápidamente, tras la segunda guerra mundial vino un tiempo de reconstrucción y desarrollo en casi toda Europa. El mundo se dividía en bloques, se produjo un importante desarrollo industrial y los avances científicos se incorporaron rápidamente a la vida cotidiana. Jacques Tati nos ofrece en Mi tío su particular y divertida visión de esta vida moderna.
Ya desde los excelentes títulos de crédito Tati deja claras sus intenciones. Acompañado de una músicas inolvidable, el film empieza mostrándonos un barrio tradicional, de los de toda la vida. Sus calles y sus habitantes viven en plena armonía: charlas en las plazas, compran en los mercados, etc. Pero esa armonía se quiebra en un plano en el que vemos tras una puerta semiderruida una urbanización de modernos edificios. El modernismo no parece ser del agrado de Tati, siendo esta película un ataque a esta modernidad mal entendida. Una modernidad que se olvida de las relaciones personales y se centra en las apariencias.
Tati contrapone el mundo moderno (consumista, frío, distante) con el mundo tradicional. Dos formas opuestas de vivir. En el mundo antiguo se primaban las relaciones personales, el diálogo con los amigos, el tomar unas copas, etc mientras en el mundo moderno se prima la apariencia, la privacidad y el aislamiento. Tati no hace una agria crítica social sino que usa la ironía y el humor para burlarse del sinsentido al que nos lleva la vida moderna. Para mostrarnos la superficialidad del mundo industrial Tati se sirve de ciertos objetos. Las mangueras de plástico que produce el cuñado en su fábrica están absurdamente omnipresentes en todas las escenas que allí ocurren. La puerta de entrada a la moderna casa es otro elemento ridículo que entorpece la comunicación con el exterior, de igual manera el timbre no puede ser más insidioso. mi objeto favorito es la fuente con forma de pez, toda una metáfora de la falsedad del mundo moderno. Es un objeto ruidoso y para nada funcional, pero queda bonito. Normalmente está apagado, pero se enciende cuando llega alguna visita del exterior, le da un toque moderno a la casa y viste mucho.
El niño es el nexo de unión entre los dos mundos, es evidente que es mucho más feliz con sus amigos del barrio viejo o con su tío que en la moderna casa de sus padres. Tati hace chocar aún más estos dos mundos haciendo que el tío entre a trabajar en la fábrica de su cuñado, la automatización y el trabajo no están hechos para el tío Hulot, quien se pasa buena parte de su jornada descansando o durmiendo, el mundo moderno no es para él (velada referencia a Chaplin y su Tiempos modernos). Es evidente en todo el film la influencia del cine mudo en su planificación y el desarrollo de muchos gags visuales. El sombrero y el paraguas del tío (interpretado por el propio Tati) son dignos herederos del bombín y el bastón del gran Charles Chaplin.
El éxito de crítica y público de Mi tío fue enorme, incluso ganó el Oscar a mejor película extranjera y el premio especial del jurado en Cannes. No se puede negar su influencia en muchos directores posteriores como Jean-Pierre Jeunet (evidente especialmente Delicatessen o Amélie) o Javier Fesser (El milagro de P. Tinto).
Mi tío es un film entrañable y divertido cuyo mensaje sigue vigente hoy en día, 55 años después de su estreno.
2 comentarios:
clasico absoluto, magistral y divertida
Excelente reseña de un cinesata y una película genial! Es una de las más divertidas críticas a la modernidad. Volví a verla hace poco y me impactó tanto la escena de la casa con ojos, que he escrito un breve texto sobre ella. Adjunto el enlace por si a alguien le interesa echarle una ojeada:
http://bailarsobrearquitectura.wordpress.com/2014/02/10/ojos-que-vigilan/
Saludos y ehorabuena por el blog,
Iago López
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