martes, 14 de enero de 2014

La gran estafa americana (American Hustle)


Todo arte (y más el cine) tiene algo de engaño. Intenta emular una realidad que el espectador sabe conscientemente que no está ahí. Pero el buen artista consigue engañar a nuestros sentidos y hacernos creer que lo que estamos observando no es una pantalla, un trozo de mármol o un lienzo, sino algo más. En ese aspecto American Hustle es todo un acierto, consigue hacernos creer que estamos viendo un film de Martin Scorsese.

En American Hustle, David O. Russell (The fighter, El lado bueno de las cosas) no se corta a la hora de imitar descaradamente el ritmo y la forma de narrar de Scorsese.  Ocurre que esta historia de estafas y corruptelas políticas nos remite inevitablemente al cine de Scorsese, especialmente a Unos de los nuestros y Casino. Russell estafa al espectador, él no es Scorsese (por mucho que imite su estilo) ni esta película llega al nivel de las del maestro, pero podría llegar a engañarnos fácilmente. Tampoco tiene reparos en usar a Robert DeNiro para un pequeño pero decisivo papel que nos ofrece uno de los mejores momentos de la cinta, hacía años (desde Casino) que DeNiro no me gustaba tanto en una escena. Parece que el cine negro actual es incapaz de encontrar nuevas formas de contar sus historias.



Quizás el film pretenda ser una metáfora sobre el engaño y sea premeditado que Russell copie descaradamente el estilo de otros autores, hasta imita la típica toma desde dentro del maletero que tanto le gusta incluir a Tarantino (otro que ha logrado hacer del reciclaje de material ajeno todo un arte).
Sin embargo, Russell no se queda en el mero calco, sino que aporta algo de su propia cosecha, no es mucho pero suficiente. El film aborda el tema de la mentira como estilo de vida y cómo finalmente se van creando relaciones amorosas y afectivas basadas en el engaño. Un engaño consentido por ambas partes siempre que haya un beneficio económico de por medio. Me gustó la personificación del sueño americano en esos políticos que dicen hacerlo todo por su pueblo, aunque por el camino se llenaran los bolsillos. El sueño americano, al fin, no era más que eso, un sueño, una farsa.

 Me resultó muy interesante el peculiar triángulo amoroso formado por los dos estafadores (interpretados por Christian Bale y Amy Adams) y el agente del FBI (Bradley Cooper). Este inestable triángulo amoroso se convierte en explosivo cuando entra en escena un cuarto vértice interpretado por una maravillosa (en todos los sentidos) Jennifer Lawrence. La interferencia de la agitada vida privada en los negocios puede dar con nuestros protagonistas en la cárcel (o algo mucho peor) y es cuando Russell nos ofrece lo mejor de su filmografía y sus actores. Las escenas tiene una planificación perfecta y los diálogos están llenos de vida y naturalidad. Russell no ha creado este estilo de rodar pero lo imita a la perfección.

Ya desde la primera escena asistimos a la transformación de un Christian Bale caracterizado como un orondo timador de poca monta. Transformación que nos remite a la del propio DeNiro en Toro salvaje (de Scorsese, por supuesto). Sus eternas gafas de sol y su peluquín son las señas de identidad de un personaje que es todo un profesional de la mentira ya desde su propia imagen.

Puede que Bale recibiera el Oscar por The fighter hace un par de años y que Lawrence se lo llevara el año pasado por El lado bueno de las cosas (ambos en films de Russell), pero ahora ambos han vuelto a sacar lo mejor de sí mismos y creo que superan con creces las interpretaciones que les valieron la preciada estatuilla del soso tío Oscar. Otro que está en un papel excelente es Bradley Cooper, a mí me sorprendió gratamente. Su interpretación de este ambicioso agente del FBI me pareció  muy superior a todo lo que había hecho hasta ahora. La escena en la que se mofa de su compañero del FBI me pareció fantástica.  Por su parte, Amy Adams compone un complejo personaje de estafadora enfundada en unos escotes de auténtico infarto. Pero para infarto, la tensión sexual entre Amy Adams y Bradley Cooper. Igualmente geniales son las escenas de celos entre Lawrence y Adams, dos jóvenes actrices que aquí demuestran que son mucho más que unas caras bonitas. No me extrañaría que los cuatro actores principales (Adams, Bale, Cooper y Lawrence) estuvieran nominados al Oscar y apuesto a que alguno se alza con el premio.


 Un film con indudables deudas a Scorsese pero que resulta entretenido aunque sólo sea por el buen hacer de todo el reparto.


P.d.: Resultaría muy paradójico que Russell ganara el Oscar al mejor director por esta película considerando que a Scorsese no se lo dieron hasta hace relativamente poco y por un remake.


6

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene muy buena pinta, el reparto no puede ser más atractivo. Scorsese sigue siendo todo un referente en el cine de mafias y timadores, nadie como él ha retratado el mundo del hampa de una manera tan acertada.

Unknown dijo...

A mi me molestó bastante el plagio a Scorsese, porque de verdad que es bastante descarado, y pues el film gusta por la copia, pero de ahí no pasa, le falta la profundidad que posee Scorsese. Buena crítica!

Anónimo dijo...

Yo me quedo com el barrigon del Bale y los rizos de Cooper. No son Deniro ni Pacino pero están más q resultones. Menudo cambio el de la lawrence, mucho mejor q en los juegos del hambre. Menudas gatas cabreadas.w