A través de los ojos de la joven huérfana Liesel asistimos a la ascensión del régimen nazi y el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Esta adaptación me resultó demasiado académica. La dirección de Brian Percival, quien se estrena en la dirección tras su trabajo en televisión en series como Downton Abbey, es demasiado obvia y estandarizada. No innova ni pretende salirse de los cánones del denominado cine para toda la familia. Percival busca (y consigue) emocionar al espectador a base de identificarse con los personajes mientras descuida otros elementos a mi juicio relevantes como la pasión de la lectura de la protagonista o el poder de los libros para escapar de la realidad, etc. No se detiene apenas en la imposición del pensamiento único, la censura, la persecución del disidente o el riesgo de poseer un libro prohibido.Conceptos que pueden parecernos hoy día muy lejanos en la era del libro digital e internet pero que siguen estando presentes aunque de forma menos obvia. Me parece curioso que estas historias de lavado de cerebro se ambienten casi siempre en la Alemania nazi, como si otros muchos regímenes no hubieran ejercido una similar labor de censura y control.
El film muestra el Tercer Reich desde los ojos de los niños, bendita inocencia. Muchos hechos terribles parecen mostrados de forma mucho menos trágica de lo que realmente fueron, vistos por las mentes infantiles que no entienden qué estaba pasando. Así, el film no profundiza en las miserias de la guerra y evita deliberadamente ciertos elementos escabrosos para centrarse en el lado más ñoño de la historia. Valga como ejemplo, que es la primera vez que veo fallecidos en un bombardeo sin una gota de sangre. Para entendernos, la Ladrona de libros está más cerca de El niño con el pijama de rayas que de La lista de Schindler.
Por suerte, Percival dota al film de un acertado ritmo y la película se ve sin problemas e incluso es bastante disfrutable. Las dos horas que dura el film se me pasaron casi en un suspiro y es un film que recomendaría a cualquier espectador que busque una bonita historia. Supongo que el buen hacer de Geoffrey Rush y Emily Watson (ambos excelentes en sus opuestos pero complementarios personajes) también tuvo algo que ver. Por cierto, la joven Sophie Nélisse me gustó mucho, creo que dará que hablar en el fututo. Cuando uno es consciente del tipo del film que está viendo, sólo cabe esperar que éste esté presentado de forma correcta. Y La ladrona de libros cumple perfectamente con su cometido.
Debo advertiros que al final del film no pude evitarlo y por mis mejillas rodaron varias lágrimas. Soy un sentimental, lo sé. Estas historias de niños, judíos y guerra me tocan la fibra sensible. En su búsqueda de emocionar al espectador ayuda la partitura de John Williams (que me pasó bastante inadvertida hasta el final que es cuando tuvo un efecto demoledor en mis lagrimales).
La ladrona de libros es un film destinado a agradar al gran público, perfectamente ambientado, fotografiado y rodado pero creo que le faltó algo de personalidad.
3 comentarios:
Una de las mejores peliculas que he visto estos meses, me encanto el final. Genial interpretación.
Pues a mi no me emocionó en absoluto, me fue imposible empatizar con los personajes porque por mucho que digan que sufren nunca lo muestran: pese a su situación económica y personal los personajes siempre muestran un aspecto físico envidiable siendo el culmen los modelitos y el pelazo pantene de la protagonista desde el principio.
Tampoco puedo comprender algunas decisiones totalmente incoherentes de los personajes que solo buscan emocionar al espectador a cambio de cargarse la verosimilitud del relato y que no comentaré aquí para no estropear la película a nadie.
En fin,no me parece una buena película por lo dicho aquí y lo que comente en una entrada de mi blog tras el preestreno tras verla en el preestreno.
Un film vacío, comercial y absurdamente feliz. Parece que ocurra en cualquier lugar excepto en la segunda guerra mundial.
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