Reconozco que nunca he sido un fan de la saga original del planeta de los simios. Sí me gustó mucho la primera cuando la vi de crío (mítico final) pero todas las secuelas me parecieron innecesarias y alguna de ellas realmente traída por los pelos. Aún así, me parecieron mejores que aquella estupidez que hizo Tim Burton hace ya unos años y que fue la señal inequívoca de que el talento de Burton se estaba esfumado rápidamente. En su afán de hacer rentables nuevamente viejas franquicias de sobra conocidas por el gran público, Hollywood volvió recientemente sobre El planeta de los simios con un más que aceptable blockbuster que, inevitablemente, ha dado origen a una nueva saga.
Esta segunda película continúa por la senda iniciada con El origen del planeta de los simios. Estamos ante un cine comercial, un blockbuster veraniego que se toma en serio su tarea de entretener y ofrece una historia que, sin ser perfecta, aporta algo más que batallas sin sentido. Esta historia en manos de criminales como Michael Bay o Roland Emmerich hubiera sido una tontería monumental de efectos especiales. El director Matt Reeves (Monstruoso) salió de la factoría de JJ Abrams y como su mentor busca aunar espectáculo con calidad.
Esta segunda parte avanza en la historia de cómo los simios acaban dominando el planeta Tierra. Para ello nada mejor que quitar de en medio a los molestos humanos gracias a un virus (mira qué oportuno con todo lo que está pasando con el ébola). Usando el manido pero efectivo recurso de los falsos noticieros, Reeves se carga a casi toda la humanidad durante los títulos de crédito.
No es nada novedoso lo de la epidemia, un recurso facilón que está siendo muy usado en el cine reciente. Desde Contagio a Worl War Z, los futuros apocalípticos están teniendo cada vez más su origen en epidemias. Es esta epidemia la que ha acabado con la civilización humana, quedando sólo unos pocos supervivientes.
Por su parte, los simios han resultado ser inmunes y viven tranquilamente en sus dominios liderados por Cesar, su libertador. Pero el ser humano no es capaz de adaptarse a la vida en armonía con la naturaleza. Necesitados de los beneficios del progreso y obstinados en vivir en grandes ciudades, los humanos necesitan el confort que les otorga la electricidad. Lamentablemente, una antigua presa que podría ser la solución a los problemas humanos está en territorio simio. A mí esta premisa me recordó a las reservas indias y cómo los indios fueron masacrados por el hombre blanco en nombre del progreso. Algo así ya se plasmó recientemente, de forma mucho menos sutil, en Avatar.
La historia no es ninguna maravilla pero deja entrever algunos interesantes aspectos sociológicos que siempre son de agradecer. Al contrario que en El señor de las moscas, en El amanecer del planeta de los simios no se profundiza en la forma de gobierno de las distintas comunidades. Ambos están regidos por dictaduras, no hay signos de democracia ni de ningún tipo de elección de los líderes.
La cosa parece lógica viniendo de los simios (que se supone que son una civilización más primitiva y siguen a su macho alfa) pero los humanos parecen ganado dominado por un Gary Oldman que los gobierna a base de arengas y miedo. Excepto la inevitable bandera norteamericana, no hay signos evidentes del gobierno humano previo a la epidemia. No hay Parlamento ni oposición al poder o, al menos, no se nos muestra. Tampoco hay hueco para la superstición o la religión en ninguno de los dos bandos, algo que sería lógico. Entiendo han evitado todo tema religioso para no herir sensibilidades pero yo lo eché en falta en una sociedad que ha sobrevivido al Apocalipsis.
En el bando simio sí se nos muestran unas normas básicas de convivencia (simio no mata a simio), unas pinturas que distinguen a los cazadores del resto y unos símbolos grabados en piedra (que emparentan directamente con el pasado de Cesar). Todo ello está basado en el culto al líder, lo que no evitará las luchas por el poder. Al final resulta que tanto humanos como simios son bastante similares, ambos se dejan llevar por el instinto gregario y las ansias de poder.
Matt Reeves consigue atrapar el interés del espectador y que no decaiga en ningún momento. Ofrece planos de una gran espectacularidad a la vez que una trama lo suficientemente atractiva (sin ser tampoco ninguna maravilla). Me gustó cómo están definidos y cómo evolucionan los personajes simios. Sin embargo, los humanos resultan bastante planos y mal desarrollados en comparación con los simios. Tampoco es que los actores que los interpretan estén demasiado acertados.
En el set de rodaje usando técnicas de captura de movimiento. |
Cuando hablamos de los humanos la cuestión actoral pierde bastante nivel, Jason Clarke me parece un actor bastante inexpresivo (yo eché de menos a James Franco, ¿qué ha pasado con su personaje?). Lo mismo puedo decir de Keri Rusell. No forman la típica pareja de héroe y heroína guaperas pero creo que sus personajes no están bien desarrollados, demasiado esquemáticos. Tampoco el personaje del joven adolescente parece que aporte nada a la trama. Por su parte, Gary Oldman está en su línea, histriónico.
Un blockbuster digno, ojalá todos los que nos llegan fueran así de correctos.
1 comentario:
Valorada en su contexto me parece una gran película, tal como mencionas en tu linea final, ojalá nos llegasen constantemente productos comerciales tan bien trabajados como este.
Que hay detalles, claro que si. Lo que mencionas también: los humanos. Muy mal ahí, a diferencia de los simios que se comen las interpretaciones.
Para mi te quedas corto con ese 5.5. Gran reseña eso si, como siempre.
Saludos!
Esteban
http://politocine.blogspot.com
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