La historia de Linda Lovelace bien valía una película. Aunque parezca imposible de creer, la vida de la actriz que dejó boquiabierto (nunca mejor dicho) al mundo entero en 1972 con la película Garganta profunda (Deep throat) no fue un camino de rosas plagado de fama y dinero.
Linda Lovelace aparece reflejada en esta película más como una víctima que como una estrella a nivel mundial. Creada en un ambiente bastante conservador, Linda se vio inducida al mundo del porno por su marido y por un sentimiento de culpa que le obligaba a obedecer ciegamente cualquier deseo de éste. Una combinación letal de culpa y obediencia debida que la llevaron al estrellato público y a un terrible calvario en lo personal.
Este tipo de biografías le quedan bien a Scorsese, pero en manos de Rob Epstein y Jeffrey Friedman te deja con la sensación de que podría haber sido algo grande y se ha quedado a medio camino. Le falta ritmo y algo de alma, no pasa del mero biopic sin demasiada personalidad. Quizás le falta al film algo más de incorrección política y mala leche, no se diferencia mucho de cualquier biopic de una estrella del cine convencional. Creo que aciertan al no mostrar escenas de alto voltaje (supongo que para evitar una clasificación R). Pero esa corrección política va de la mano con una falta de ganas de transgredir que yo echo en falta. El problema de este film es que se queda a medias, se deja ver y cuenta muy bien lo que quiere contar pero le falta algo para ser una buena película. El buen trabajo de maquillaje, vestuario y dirección artística no consigue que nos metamos en la incipiente industria del porno de lo primeros años setenta. En ese aspecto, Boogie Nights es muy superior.
La evolución de una joven anónima bastante recatada a la estrella nº1 del porno está bien narrada pero no se hace disfrutable ni engancha lo que debiera. No me gustó la idea de narrar primero la historia que todos conocemos (con estrellato y fama) y dejar para más tarde la narración de la trastienda del éxito. Es una estructura original pero yo hubiera preferido narrar conjuntamente las dos caras del éxito.
Amanda Seyfried está creíble en este contradictorio personaje, es bastante más guapa que la Linda Lovelace real, pero da el pego. Seyfried ha sido muy valiente aceptado este papel (parece ser que incluso Lindsay Lohan estuvo interesada, por suerte no lo consiguió). Peter Sargaard vuelve a dar una lección de interpretación, con esa cara de chico bueno, estos papeles de sinvergüenza son los que mejor le salen. Me sorprendió gratamente Sharon Stone, parece que esta actriz por fin está aceptando el paso del tiempo y está empezando a interpretar papeles distintos y muy alejados de aquel Instinto básico que le dio fama mundial hace más de 20 años.
No me convenció James Franco como Hugh Hefner (el tipo más envidiado del planeta) está un poco pasado de rosca, excesivo, y su relación con Linda Lovelace resulta queda bastante indefinida. Por cierto, ¿para cuándo una película sobre el fundador y dueño de Playboy? Éste sí sería un proyecto interesante.
Una oportunidad perdida, sólo recomendable para los que estén interesados en la biografía de Linda Lovelace. Para los que busquen saber algo más sobre la película que creó el mito y la época, yo recomiendo ver el interesante documental Inside Deep Throat.
1 comentario:
Ñoña y sosa película sobre un mito del cine porno que cambió para siempre la historia del cine para adultos. No está a la altura.
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