Alice es una profesora de lingüística que es diagnosticada de Alzheimer con 50 años. Consciente del futuro que le espera, Alice afronta su enfermedad con el apoyo de su familia.
Still Alice no es la primera película que trata la enfermedad del Alzheimer (y es de suponer que lamentablemente no será la última) pero es quizás la que hasta ahora lo ha hecho de una forma más contenida. El hecho de que la terrible enfermedad del Alzheimer se manifieste en una persona tan joven como la protagonista no hace sino aumentar el drama en el enfermo y su entorno. Sin embargo el film consigue un
tono bastante neutro sin caer en sentimentalismos fáciles ni buscando emocionar a toda costa.
Still Alice deja claro que el Alzheimer no es como otras enfermedades degenerativas, el Alzheimer elimina a la persona. Es por ello que resulta una enfermedad tan cruel para los familiares como para el propio enfermo. Con el Alzheimer pierdes pierdes tu memoria y con ella tu personalidad, dejando de ser tú mismo. Me pareció muy esclarecedora la escena en la que la protagonista expresa que preferiría tener cáncer, es menos vergonzoso y no anula a la persona.
No conocía el trabajo de la pareja de directores formada por
Wash Westmoreland y
Richard Glatzer, no me parecieron ninguna maravilla pero sí son correctos y se saben ceñir a la historia. No ahondan de forma rastrera en el sufrimiento de la protagonista. Imprimen al film un buen ritmo y no les tiembla el pulso al narrar la terrible evolución de la enfermedad aunque sin cebarse. Tiene escenas escalofriantes narradas de forma más que acertada. Me gustó mucho el recurso del desenfoque para hacernos sentir tan perdidos como la protagonista.
Still Alice es una película sincera y bienintencionada que quizás pase de puntillas sobre algunos temas espinosos y evita controversias y disgustos para el espectador. ¿La película podría haber sido mucho más dura si la protagonista no fuera de clase social alta? Seguramente. A mí me recordó un poco a Amor de Michael Haneke pero el enfoque del austriaco es mucho más pesimista. El marido de la enferma (Alec Baldwin) tiene en Still Alice una actitud totalmente distinta, se quita de en medio cuando su esposa necesita cuidados y deja la carga a su hija. Son enfoques distintos del problema de la dependencia. Tampoco parece que el film busque juicios morales ni cargue las tintas contra el marido. Parece que deja esas cuestiones para la subjetividad del espectador.
Still Alice no es una gran película a pesar de su más que correcta dirección, sin embargo lo que realmente la hace destacable es la interpretación de Julianne Moore. Viendo el film sentiremos la desesperación de una mujer consciente de que su personalidad se va desintegrando y cómo el miedo se apodera de su día a día. Es la terrible consciencia de la fatal evolución de la enfermedad lo que la hace todavía más aterradora. Alice se apoyará en la tecnología (lo que propicia descarados múltiples product replacements de Apple) para ir tirando.
Moore ha ganado finalmente con este personaje un Oscar que ya debería haberse llevado en anteriores ocasiones.
. Luego dicen que no hay papeles para las actrices cuando pasan de los 40. Es posible que si sólo te has labrado una carrera como florero te dejen de llamar cuando pases de moda.
. Todo lo contrario: sus personajes son ahora mucho más interesantes. Moore ha pasado de ser
de Stallone con 30 años (en aquel bodrio llamado Asesinos) a ser toda una gran actriz con 50.
Un trabajo sobrio sobre una terrible enfermedad que probablemente nos afectará a muchos de una manera u otra en el futuro.
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