miércoles, 1 de abril de 2015

Foxcatcher


  La anterior película del director Bennet Miller, Moneyball, no estaba mal pero tampoco era ninguna maravilla, pasable. Creo que le di un 5. Tampoco su film Capote me produjo ninguna sensación, me dejó bastante frío más allá de la excelente interpretación de Philip Seymour Hoffman. Ahora Miller regresa con otra historia sobre deporte, Foxcatcher.

 Foxcatcher habla de deportistas olvidados tras ganar una medalla de oro en las olimpiadas. Los éxitos deportivos no garantizan poder pagar la hipoteca. Lo privado suple las carencias de lo público. Grandes atletas que no son nada fuera de su deporte y no se les reconoce su esfuerzo, son héroes nacionales que pronto son olvidados, máxime en deportes minoritarios que no arrastran masas ni generan grandes beneficios.

 Pero más que de deporte, Foxcatcher trata el tema de las relaciones familiares. Mientras Mark vive bajo la sombra de su hermano e intenta escapar de ella y demostrar que puede triunfar por si mismo, el personaje de John du Pont vive en una jaula de oro bajo la sombra de su madre de la que no ha podido independizarse. Ni todo el dinero del mundo pueden librarse de los juicios y el desprecio de su madre. John intentará por todos los medios llevar su propia vida y demostrarle a su madre que puede triunfar por sí solo. Los traumas familiares de Mark y John entrarán en conflicto al entrar en juego Dave, el hermano de Mark. El film establece un curioso triángulo en el que parece que todos buscan el mismo objetivo (ganar la medalla de oro en las olimpiadas) pero por motivos distintos. Quizás el film se resienta algo del abrupto final (como El Francotirador de Eastwood), pero la historia real tuvo el final que tuvo (y no voy a desvelar).

 La película tiene una peculiar mirada de los personajes. A mi el estilo narrativo frío y distante de Bennett Miller me pareció un tanto desesperante. Es una historia bizarra contada de forma sobria, demasiado sobria y solemne. Tanto que está a punto de sepultar el drama bajo su distante y gélida forma de contar la historia.

 Hay que destacar la asombrosa transformación física de los protagonistas. Mark Ruffalo y Channing Tatum parecen auténticos luchadores profesionales y están en los mejores papeles de su carrera. Por su parte, Steve Carell realiza un excelente trabajo a pesar de las prótesis y el maquillaje. Un gran trabajo de contención actoral, sin histrionismos ni muecas sobretodo si pensamos que la carrera de Carell se ha desarrollado en la comedia.

 En resumen, una película aceptable que no me acabó de entusiasmar.

5'5

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