domingo, 25 de septiembre de 2016

LOS HOMBRES LIBRES DE JONES (FREE STATE OF JONES)


Free state of Jones podría definirse frívolamente como un cruce entre Robin Hood, Brave Heart, El patriota y 12 años de esclavitud. Pero no es una mera amalgama, es un film muy digno y con una marcada personalidad propia. Un film que se hace ameno a pesar de su duración y que nos regala momentos de buen cine.

 La historia en que se basa ocurrió realmente y narra la sublevación de un grupo de hombres del Sur contra las tropas confederadas en plena guerra de secesión americana (1861-1865). Hartos de luchar y ver morir a sus hijos en guerras para que los ricos siguieran manteniendo sus privilegios, hubo hombres que desertaron y volvieron a sus granjas para defenderlas de los abusos. Así, unieron sus destinos a los de los esclavos que había huido de sus amos. Blancos y negros se escondieron en los pantanos, donde la caballería no podía entrar, en busca de un futuro mejor. La figura de Newt Knight (Matthew McConaughey) fue fundamental para darle unidad a este movimiento de renegados. Bajo su mandato llegaron incluso a formar un estado independiente, el estado de Jones. Una historia que parece irreal, pero ya sabemos que cualquier cosa es posible en América, lo mejor y lo peor. También es evidente que , a pesar de las promesas, una vez finalizada la guerra todavía quedaba un largo camino hacia la igualdad de derechos civiles. Todavía hoy queda mucho por mejorar, basta con escuchar las noticias. Sin embargo, el film viene a decirnos que nada de esto se hubiera logrado si no hubiera habido gente dispuesta a luchar por lo que creían justo, aunque les costara la vida. El sueño americano es así, lleno de sinsabores.

Free state of Jones se sustenta sobre la presencia y el talento de un Matthew McConaughey inmenso. El tipo realmente llena la pantalla. Aquí compone otro personaje sureño, que se están convirtiendo en su especialidad, y , una vez más, lo borda. Esos dientes amarillentos, esa mirada y ese acento demuestran que estamos ante un gran actor. Él es la película y por él la película gana enteros.


 El director Gary Ross ha sido la eterna promesa durante las dos últimas décadas. Empezó su carrera con Pleasantville dejando la impresión de que estábamos ante un tipo con mucho talento. Sin embargo, sus siguientes películas me defraudaron un poco. Ni Seabiscuit ni Los juegos del hambre (que eran film más que decentes) estaban a la altura de lo que prometía su primer film. Hemos tenido que esperar hasta Free state of Jones para ver materializado finalmente todo el potencial de Ross. Cierto que el excelente ritmo de la primera parte decae algo en la segunda mitad. Quizás dos hora y media son demasiado. Pero Gary Ross acierta de pleno al huir del panfleto y de la lágrima fácil. Tampoco sacrifica la exactitud con los hechos reales en busca de un clímax ni un forzado happy end. El film pierde así espectacularidad pero gana en verosimilitud, demostrando ser una opción arriesgada. Reconozco que me sobró la historia que se cuenta en paralelo y que ocurre 70 años después de la guerra de secesión, me pareció un poco mal insertada en la trama. Únicamente sirve para demostrar que 70 años después el racismo estaba más que vigente. Lo dicho, los noticiarios evidencian que estamos todavía a medio camino.

Para terminar, debo destacar las magníficas fotografía y dirección artística. Todo un regalo para cualquier espectador con un poquito de sensibilidad. Si encima la historia está bien contada e interpretada, miel sobre hojuelas.


7

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